La Democracia Cristiana italiana niega valor a las confesiones de Moro
La Democracia Cristiana italiana (DC), que fue el primer partido que pidi¨® la publicaci¨®n de las supuestas ?confesiones? de Aldo Moro a las Brigadas Rojas, ha definido la decisi¨®n de la Magistratura de entregar a la prensa el texto ¨ªntegro del documento secuestrado en uno de los refugios de Mil¨¢n como ?una oportuna iniciativa del Gobierno?. Interrogada por EL PAIS la secretar¨ªa general de la DC declar¨® que, aunque, no est¨¢ probada la autenticidad de este documento, que s¨®lo en algunas partes refleja el estilo literario de Moro, de lo que no cabe duda es que ?las amargas confesiones del l¨ªder democristiano fueron el duro precio a la promesa que sus verdugos le hab¨ªan hecho de salvarle la vida?.Seg¨²n los dirigentes de la secretar¨ªa de la DC, bastar¨ªa la frase en la cual Moro da las gracias a sus verdugos para comprender en qu¨¦ estado de presi¨®n psicol¨®gica hizo sus afirmaciones contra el partido y contra sus compa?eros y amigos de toda una vida. Subrayaron que es significativo que, no obstante todas las presiones que le hicieron ?en aquel infierno?, en realidad Moro no revela nada que no supiera la opini¨®n p¨²blica. Por otra parte, a?aden los hombres del partido de Moro, ?lo saben hasta las ratas que ninguna declaraci¨®n de un hombre privado de su libertad puede tener un verdadero valor?.
Piensan tambi¨¦n que incluso donde Moro dice las cosas m¨¢s duras contra sus compa?eros, intenta despu¨¦s cubrirlas de alguna manera. Se refieren a que, a pesar de que califica a Zaccagnini de ?indolente sin dolor, preocupado sin preocupaci¨®n, el peor secretario que haya teniendo la Democracia Cristiana?. hablando de su estupor porque no permite el canje con los terroristas para salvarlo, aprovecha para decir: ?No comprendo c¨®mo un hombre con la honradez de Zaccagnini ... ?
En lo que se refiere a lo que algunos han llamado ?el poco coraje de Moro ante sus verdugos?, la secretar¨ªa de la Democracia Cristiana recuerda que el mismo Sandro Pertini, presidente de la Rep¨²blica, ha recordado d¨ªas atr¨¢s que la historia contempor¨¢nea est¨¢ llena de hombres de gran dignidad personal que sufrieron procesos incontrolados haciendo confesiones que no se les pueden adjudicar como. aut¨¦nticas. ?Creo que no sea necesario recordar a la opini¨®n p¨²blica y a los hombres sinceramente democr¨¢ticos los casos de Slansky y Minsdzenthy, que pertenecen a la rica historia del martirio humano.?
S¨®lo los socialistas y republicanos no han hecho comentarios pol¨ªticos. Los comunistas titulan .destacado en L'Unit¨¢: ?Lo han asesinado dos veces?, y destacan las circunstancias de grave presi¨®n en que fueron arrancadas estas confesiones. El diario romano La Repubblica, de inspiraci¨®n radical-socialista, titula a toda p¨¢gina: ? Confes¨® convencido de obtener la libertad.?
Desilusi¨®n
El documento, de m¨¢s de 3.000 palabras, es farragoso y, sobre todo, supone una desilusi¨®n porque no contienelas cacareadas revelaciones sensacionales de las que hab¨ªan hablado algunos ¨®rganos de prensa. Es s¨®lo un amasijo de an¨¢lisis pol¨ªticos y de continuos flash-back de cuarenta a?os de vida pol¨ªtica italiana. Todo lo que dice sobre los esc¨¢ndalos de la vida p¨²blica, la participaci¨®n en la llamada ?estrategia de la tensi¨®n? del espionaje internacional, la financiaci¨®n de los partidos por los famosos Sindona, Crociani e industriales varios, son cosas ya conocidas por la opini¨®n p¨²blica italiana.Una de las cosas m¨¢s curiosas dentro de la amarga dramaticidad de los juicios sin piedad que Moro hace de sus compa?eros y de su partido es que estaba convencido de que despu¨¦s de su secuestro se hab¨ªa desencadenado en Italia una verdadera guerra armada y que el ba?o de sangre pod¨ªa terminar s¨®lo con el canje de prisioneros terroristas.
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