La valoraci¨®n de los acuerdos
Para efectuar una valoraci¨®n de los acuerdos de la Moncloa parece necesario recordar las diferentes actitudes iniciales que se discutieron en dicha negociaci¨®n. A grandes rasgos, se puede afirmar que el planteamiento inicial del Gobierno se centraba en la necesidad de alcanzar un acuerdo en materia de pol¨ªtica de saneamiento o estabilizaci¨®n econ¨®mica, al que acompa?aba una escasa serie de reformas, vagas y poco articuladas.Para los socialistas, en cambio, el planteamiento era diferente: la ineludible necesidad de aplicar soluciones de ¨ªndole coyuntural a la crisis exig¨ªa, de forma prioritaria, una serie amplia de compromisos en el campo de las reformas pol¨ªtico-institucionales.
La negociaci¨®n final de la Moncloa recogi¨®, en gran medida, el planteamiento socialista. Su cumplimiento exig¨ªa, ineludiblemente, un claro enfrentamiento con la situaci¨®n heredada del pasado, es decir, con los tradicionales n¨²cleos de poder que han gobernado en exclusiva a este pa¨ªs. Sin embargo, un an¨¢lisis minucioso de cada uno de los m¨²ltiples, compromisos adquiridos por el Gobierno en la Moncloa demuestra su incapacidad para enfrentarse a los ?intereses creados nacionales?. Sobre la base del enfoque expuesto anteriormente y de que ya ha transcurrido un a?o desde la firma de los acuerdos, se observa que en materia de ajuste coyuntural se puede valorar positivamente el hecho de que aqu¨¦llos han permitido cambiar la peligrosa degradaci¨®n de los precios y del sector exterior, tradicional cuello de botella de la econom¨ªa espa?ola. Sin embargo, las cifras sobre desempleo han sido negativamente superadas, hasta tal punto que el n¨²mero de parados ha sido superior al doble de las previsiones iniciales.
Al analizar las causas de esta situaci¨®n que, de agravarse, puede poner realmente en peligro el proceso democr¨¢tico, se observa la falta de las mencionadas reformas defendidas por el PSOE. As¨ª, entre las causas del aumento del paro y de las serias dificultades de muchas empresas, se encuentra la desafortunada pol¨ªtica monetaria, crediticia y financiera (para las cuales el PSOE propuso un tratamiento diferente al adoptado); la mala y poco ¨¢gil pol¨ªtica de inversi¨®n p¨²blica; la expansi¨®n de los costes de la Seguridad Social (superiores a los acordados, e injustificados a la luz de una ca¨®tica gesti¨®n, que se traducir¨¢ en un d¨¦ficit para 1978 cercano a los 150.000 millones de pesetas); la p¨¦sima asignaci¨®n del seguro de desempleo, que puede sorprendernos con el ins¨®lito hecho de que, a pesar de existir un gran n¨²mero de trabajadores desprotegidos por esta contingencia, se cierre el ejercicio con fondos sin distribuir, etc¨¦tera. A la sesgada distribuci¨®n de los costes de la pol¨ªtica econ¨®mica actual, que ha incidido b¨¢sicamente en los trabajadores y la peque?a y mediana empresa, se a?ade una serie de incumplimientos, o incorrectos cumplimientos, en otros campos, de los cuales se?alar¨ªamos los siguientes:
- La in¨¦dita participaci¨®n democr¨¢tica de los trabajadores y los empresarios en el control de los precios, la gesti¨®n y vigilancia de la Seguridad Social y en la empresa p¨²blica.
- El escaso avance en la mejora de la gesti¨®n y el control de los recursos p¨²blicos.
- Los escasos avances en la mejora de la calidad de la vida en sectores como la sanidad y el urbanismo.
- Las grandes lagunas en las reformas del sistema financiero, del sector agrario, de los procesos de comercializaci¨®n, la pesca y el PEN.
Un an¨¢lisis m¨¢s exhaustivo revelar¨ªa un balance mucho m¨¢s negativo de los acuerdos firmados.
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