Esfuerzos de Italia por incorporar a Londres a la Unidad Monetaria Europea
El primer ministro italiano ha presionado en Londres a su colega brit¨¢nico para que Inglaterra se integre en el nuevo sistema monetario europeo. (SME), que ha de entrar en vigor en enero, si no desde su comienzo, si al menos en una etapa posterior. El SME ha acaparado las conversaciones sostenidas en Downing. Street por James Callaghan y Giulio Andreotti, a quienes acompa?aban sus respectivos ministros de Finanzas.
Ni Gran Breta?a ni Italia se han pronunciando todav¨ªa formalmente sobre su vinculaci¨®n al esquema perfilado por el canciller Schmidt y el presidente Giscard, y esperan para anunciarlo a sus colegas de la CEE la solemnidad de la cumbre de jefes de Estado del 4 de diciembre. Pero mientras Roma se muestra comprometida con el sistema, a trav¨¦s de reiteradas declaraciones de Andreotti, Londres habr¨ªa decidido in camera que el nuevo orden monetario es incompatible con sus intereses a corto plazo.
Decisi¨®n parlamentaria
La visita del l¨ªder italiano ha coincidido con la aparici¨®n de un informe parlamentario interpartidista en el que se considera que la decisi¨®n final brit¨¢nica sobre el SME es un tema m¨¢s pol¨ªtico que econ¨®mico y rebasa la competencia exclusiva del Gobierno. Los diputados piden al se?or Callaghan un debate pleno en los Comunes antes de que sea anunciada la resoluci¨®n gubernamental.
Las reticencias italianas sobre su vinculaci¨®n al nuevo orden econ¨®mico han sido disipadas en parte por la reciente reuni¨®n en Bruselas de los ministros de Finanzas de la CEE que, sin embargo, ha acentuado las discrepancias brit¨¢nicas. En la capital belga se acord¨® permitir para la lira una fluctuaci¨®n de hasta un 6% en la futura serpiente y se aprob¨® un fondo de intervenci¨®n en apoyo del esquema monetario cuyo volumen, casi dos billones y medio de pesetas, satisface al se?or Andreotti.
Ambos extremos eran considerados imprescindibles por el Gobierno de Roma no s¨®lo para exhibirlos ante los partidos socialista y comunista, sino porque figuran entre los requisitos de incorporaci¨®n al SME enunciados por el Banco de Italia. Roma teme, sin embargo, que la lira se convierta en el blanco de todas las presiones especulativas si la libra esterlina permanece fuera del esquema, toda vez que el resto de las monedas comunitarias son m¨¢s estables que la italiana. El desenganche brit¨¢nico del SME privar¨ªa tambi¨¦n a Italia de un valioso aliado en el seno del Mercado Com¨²n.
Comunistas y socialistas presionan a Andreotti para que ligue su suerte a la de Inglaterra por lo mismo que en la capital brit¨¢nica se sugiere una alianza entre ambos Gobiernos: los dos pa¨ªses comparten ahora similares dificultades en la CEE y su aproximaci¨®n a problemas fundamentales es convergente.
Callaghan y Andreotti han se?alado el car¨¢cter discriminatorio de la contribuci¨®n de sus naciones, que figuran entre las m¨¢s d¨¦biles de la tabla comunitaria, al presupuesto de ?los nueve?. Ambos jefes de Gobierno quieren tambi¨¦n una reforma profunda de la pol¨ªtica agr¨ªcola de las Comunidades, en el sentido de abaratar los productos diarios importados del Norte y favorecer la producci¨®n mediterr¨¢nea. Finalmente, Londres y Roma han pedido reiteradamente a Bonn y Par¨ªs que se estudie una sustancial transferencia de recursos de los miembros m¨¢s ricos a los m¨¢s pobres de la CEE, punto este enunciado en la cumbre de Bremen y todav¨ªa no puesto en pr¨¢ctica. En la perspectiva brit¨¢nica, una estrecha y firme cooperaci¨®n futura con Italia podr¨ªa alterar el centro de gravedad del Mercado Com¨²n y desplazarlo hacia una zona m¨¢s equilibrada del Sur en espera de la incorporaci¨®n espa?ola, griega y portuguesa.
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