Los nacionalistas gallegos, por la autodeterminaci¨®n y en contra de la lucha armada
Los partidos nacionalistas gallegos descartan pr¨¢cticamente cualquier entendimiento con UCD en torno al Estatuto de Autonom¨ªa y conf¨ªan en que el refer¨¦ndum, previsto para finales de octubre, suponga un nuevo testimonio de su expansi¨®n, constatada en las elecciones generales y municipales celebradas el pasado a?o. Estos partidos, bajo la losa del extraparlamentarismo, estiman que la etapa auton¨®mica modificar¨¢ sustancialmente la actual correlaci¨®n de fuerzas y permitir¨¢ alg¨²n d¨ªa que Galicia acceda a la autodeterminaci¨®n. Mientras tanto centran su estrategia en incrementar su incidencia en el terreno sindical y agrario, de forma que permita ampliar su exigua militancia. Unos y otros rechazan la lucha armada y se declaran partidarios de competir en el campo estrictamente pol¨ªtico.
La autodeterminaci¨®n es asi el objetivo final de las fuerzas nacionalistas gallegas que se agrupan b¨¢sicamente en torno a dos coaliciones electorales: el Bloque Nacional Popular Gallego (BNPG), integrado por la Uni¨®n del Pueblo Gallego (UPG) y la Asamblea Nacional Popular Gallega (ANPG), que obtuvo 259 concejales en las elecciones municipales, y Unidad Gallega (UG), formada por el Partido Galleguista (PG), Partido Socialista Gallego (PSG) y Partido Obrero Gallego (POG), que consigui¨®, a su vez, 146 concejales y varias alcald¨ªas de poblaciones importantes, entre ellas la de La Coru?a.Estas dos coaliciones intentan hacer resurgir el deca¨ªdo nacionalismo gallego, que desapareci¨® casi por completo en el largo t¨²nel del franquismo. Mientras vascos y catalanes mantuvieron sus instituciones auton¨®micas en el exilio, el primer Partido Galleguista (el de los Castelao, Boveda y Risco) se disolvi¨® en 1950 sin que hasta 1964, a?o en el que el poeta Celso Emilio Ferreiro y un reducido grupo de personas fundan la UPG, ning¨²n grupo asumiese el nacionalismo como causa pol¨ªtica. Esta desconexi¨®n con el galleguismo hist¨®rico, el subdesarrollo de Galicia y las experiencias de las revoluciones argelina y cubana, en los primeros a?os sesenta, determinaron que el nacionalismo gallego renaciese con un cariz tercermundista.
La UPG se autocalifica de marxista leninista, mientras el PSG, fundado en 1965 y del que proceden los miembros m¨¢s destacados del PSOE gallego, se definen como marxistas, al igual que el POG, creado en 1977 por antiguos militantes del PCE y la UPG. M¨¢s moderado parece el nuevo Partido Galleguista, constituido en 1978, cuya ideolog¨ªa -seg¨²n su presidente- abarca desde la democracia cristiana al socialismo no marxista y que se considera heredero leg¨ªtimo de su hom¨®nimo desaparecido, el que impuls¨® de forma decisiva la autonom¨ªa gallega durante la II Rep¨²blica.
La reducida militancia que unos y otros poseen, quienes no se niegan a dar cifras reconocen que no sobrepasan el n¨²mero de 2.000 afiliados, y sus pobres resultados electorales, que les han impedido conseguir representaci¨®n en el Parlamento espa?ol lo atribuyen a la todav¨ªa escasa sensibilidad del pueblo gallego para el sentimiento nacional y a que la burgues¨ªa siempre ha estado m¨¢s interesada en estar a bien con Madrid que con Galicia. La incidencia de estas coaliciones, cuyos dirigentes son profesionales e intelectuales, se centra primordialmente en las provincias m¨¢s desarrolladas, Pontevedra y La Coru?a.
Alentados por los avances conseguidos en las ¨²ltimas contiendas electorales, el BNPG pas¨® de los 22.771 votos logrados el 15 de junio de 1977 a 63.446 en las generales del pasado a?o, al tiempo, que UG, pocos meses despu¨¦s de su constituci¨®n, obten¨ªa el 1 de marzo de 1979 la cifra de 57.795 votos (en las municipales prosigui¨® la t¨®nica alcista) frente al retroceso de otros partidos de ¨¢mbit¨® estatal, especialmente UCD, que perdi¨® en Galicia 92.000 votos entre el 15-J y el 1-M, aspiran a proseguir su marcha ascendente en el refer¨¦ndum auton¨®mico hasta tal punto que algunos l¨ªderes nacionalistas piensan que el no apoyado por sus partidos y fuerzas de izquierda pueden superar el s¨ª que hoy por hoy solamente propugna UCD y al que se presume que acabar¨¢ adhiri¨¦ndose Coalici¨®n Democr¨¢tica.
Dif¨ªcil acuerdo
El entendimiento entre centristas y nacionalistas en torno al Estatuto se presenta muy dif¨ªcil. Descartado totalmente cualquier acuerdo con el Bloque Nacional Popular Gallego, al considerar ¨¦ste que la autonom¨ªa es una farsa y que los estatutos s¨®lo son una forma de desviar el derecho a la autodeterminaci¨®n, lograr el apoyo de Unidad. Gallega tampoco parece f¨¢cil, a pesar de que los partidos que integran esta coalici¨®n piensan que la autonom¨ªa resultar¨¢ positiva ?para una superior toma de conciencia nacional?. Camilo Nogueira, secretario de relaciones pol¨ªticas del POG, uno de los tres partidos que componen UG, ha manifestado: ?Mientras no derrotemos a UCD no ser¨¢ posible tener un Estatuto como los de vascos y catalanes?. En parecidos t¨¦rminos se ha pronunciado Mario L¨®pez Rico, dirigente del Partido Socialista Gallego, partido que estudiar¨¢ este mes su posible fusi¨®n con el POG.Sin duda, la posici¨®n m¨¢s proclive a un posible acuerdo con los centristas es la del Partido Galleguista, que ha estado a punto de desligarse de UG por diferencias ideol¨®gicas con el PSG y el POG, no obstante el presidente de este partido, que mantiene estrechas relaciones con el PNV y Convergencia Democr¨¢tica de Catalu?a, ha insistido en que las promesas de equiparar a la autonom¨ªa gallega con las de Catalu?a y Pa¨ªs Vasco no tienen ning¨²n valor, ya que no se han traducido en un compromiso expl¨ªcito y concreto. Avelino Pousa, presidente del Partido Galleguista, ha a?adido que, en caso de que triunfase el no y fuese preciso aguardar cinco a?os para reanudar la iniciativa auton¨®mica, ?merecer¨ªa la pena esperar si se consigue liquidar en ese per¨ªodo el poder caciquil?.
El rechazo del Estatuto de Autonom¨ªa y el empe?o por la autodeterminaci¨®n son as¨ª los puntos de confluencia de las principales fuerzas nacionalistas. Todos los l¨ªderes de estos partidos consultados por EL PAIS han coincidido en se?alar la autodeterminaci¨®n como meta y han insistido en que la v¨ªa para lograrla pasa por competir en el terreno electoral con las fuerzas espa?oleiras, descartando la lucha armada.
Ruptura con ETA
Especial ¨¦nfasis en repudiar la lucha armada puso el presidente de la Uni¨®n del Pueblo Gallego, Bautista Alvarez, quien reconoci¨® que su partido recibi¨® asesoramiento y apoyo de ETA en 1975 para la realizaci¨®n de un atraco perpetrado en la Caja de Ahorros de La Coru?a y la sustracci¨®n de carn¨¦s de identidad en Lugo. En aquella ¨¦poca, agosto de 1975, resultar¨ªa muerto por disparos de la polic¨ªa Moncho Reboiras, dirigente del partido, a quien presumiblemente se le encomend¨® organizar la rama militar de la UPG.?Ahora?, subray¨® Bautista Alvarez. ?las circunstancias son diferentes. Consideramos prioritaria la lucha en el campo pol¨ªtico. Las relaciones con ETA Militar se rompieron definitivamente en 1976, pero no enjuiciamos su forma de actuar, porque no somos partidarios de injerencias en asuntos de otras oraanizaciones, de la misma forma que no nos gustan las interferencias en nuestras cosas?.
Igualmente, el presidente de la UPG, cuyo partido promueve dos combativas centrales, la Intersindical Nacional Gallega y las Comisiones Labregas, ha rechazado las apreciaciones de algunos sectores que indicaron una posible cooperaci¨®n con ETApm en el intento de secuestro del diputado de UCD por Orense, Eulogio G¨®mez Franqueira: ?Tenemos fundadas sospechas de que ETApm est¨¢ manejada por la reacci¨®n y por el imperialismo. Acciones como el intento de secuestrar a Franqueira no benefician al nacionalismo popular?.
Un alto responsable del Ministerio del Interior manifest¨® a este peri¨®dico que en la actualidad no hay conexiones de los partidos nacionalistas gallegos con organizaciones terroristas, si bien se han dado en ocasiones colaboraciones aisladas con ETA, pero siempre se ha tratado de casos individualizados, desvinculados de cualquier grupo nacionalista. Seg¨²n esta fuente, a pesar de haberlo intentado, ETA no ha logrado montar una infraestructura en Galicia, hecho que s¨ª se ha producido en Santander y Asturias.
Estrategias divergentes
Pese a las coincidencias sobre los aspectos se?alados, las divergencias entre las dos coaliciones son numerosas y afectan fundamentalmente en la v¨ªa a seguir para acceder a la autodeterminaci¨®n. El Bloque Nacional Popular Gallego, que mantiene amistosas relaciones con Herri Batasuna, y en el que la primac¨ªa de la UPG es incuestionable, aunque la Asamblea Nacional Popular Gallega -la otra fuerza integrante de la coalici¨®n- se define como un frente suprapartidario e interclasista, se considera a s¨ª mismo como la formaci¨®n m¨¢s izquierdista y nacionalista. ?La unidad de los nacionalistas?, afirma Bautista Alvarez, ?ya existe, es la que se da en el BNPG, que es la ¨²nica alternativa v¨¢lida y de mocr¨¢tica en Galicia. Cualquier entendimiento con otras fuerzas que se autocalifican de nacionalistas depender¨¢ de que ¨¦stas renun cien al enga?o de la autonom¨ªa y defiendan prioritariamente la autodeterminaci¨®n seg¨²n las bases que propugnamos?.Las bases constitucionales del bloque defienden la necesidad de llegar a la constituci¨®n de un gobierno provisional gallego que se encargar¨ªa de convocar unas elecciones a una asamblea constituyente que, a su vez, elaborar¨ªa una constituci¨®n propia para Galicia sin ning¨²n tipo de injerencia. Los dirigentes del BNPG declaran que no tendr¨ªan inconveniente en que Galicia formase parte de una entidad supranacional (el Estado espa?ol), pero siempre en pie de igualdad con las naciones que la integrasen, naciones que en el caso de Espa?a ser¨ªan Galicia, pa¨ªses catalanes, Pa¨ªs Vasco, Canarias y el resto del Estado como una ¨²nica naci¨®n. El bloque exigir¨ªa una representaci¨®n paritaria en el gobierno supranacional, de tal manera que en un hipot¨¦tico gobierno de veinte miembros a Galicia le corresponder¨ªan cuatro carteras ministeriales.
Estos planteamientos son considerados ut¨®picos por otras fuerzas nacionalistas, que reprochan a la UPG y al bloque de narcisismo. Los tres partidos que integran Unidad Gallega, ninguno de ellos leninistas como la UPG, por el contrario, defienden la autonom¨ªa como ?un instrumento que puede resultar v¨¢lido para la reconstrucci¨®n nacional de Galicia?. Mario L¨®pez Rico, secretario de relaciones pol¨ªticas del PSG, afirma que la autonom¨ªa, por establecer una institucionalizaci¨®n a nivel gallego, permitir¨¢ un mayor juego pol¨ªtico a los nacionalistas.
Junto a estas dos coaliciones, el sentimiento nacionalista se encuentra tambi¨¦n en dos agrupaciones de diverso signo. Por un lado, el Partido Gallego del Proletariado, surgido de una escisi¨®n por la izquierda de la UPG y cuya figura m¨¢s destacada es el escritor Xos¨¦ Luis M¨¦ndez Ferrin, con una militancia muy reducida radicada en Vigo, y por otro, el colectivo Realidad Gallega, integrado por 67 personas vinculadas al galleguismo hist¨®rico.
El PGP, al que no le interesa solicitar la legalizaci¨®n, estima que Galicia y Espa?a est¨¢n en una situaci¨®n fascista, y por ello reclama una amnist¨ªa total. Desecha la participaci¨®n en los procesos electorales a nivel estatal. Promovi¨® en las pasadas elecciones municipales una candidatura en Vigo, Galicia Ceibe, que obtuvo menos de 2.000 votos. Su objetivo: conseguir la independencia para Galicia y la implantaci¨®n de un socialismo marxista.
Por ¨²ltimo, el colectivo Realidad Gallega, que fue presentado el 6 de marzo de este a?o, se declara apartidista y empe?ado en lograr que los gallegos, ante la etapa auton¨®mica, conozcan mejor la situaci¨®n de Galicia; para tal fin, sus miembros, entre los que figuran destacados miembros del galleguismo cultural, corno Domingo Garc¨ªa Sabell, Rafael Dieste, Ricardo Carballo Calero, Ram¨®n Pi?eiro, Alvaro Cunqueiro, junto con veteranos pol¨ªticos como Valent¨ªn Paz Andrade, se proponen realizar estudios concretos sobre los problemas econ¨®micos, pol¨ªticos, culturales y sociales del pa¨ªs gallego.
Domingo Garc¨ªa Sabell, del comit¨¦ ejecutivo de Realidad Gallega y presidente de la Real Academia Gallega, precis¨® que el colectivo no acudir¨¢ como tal a las futuras elecciones al Parlamento gallego -posibilidad que se hab¨ªa apuntado en un principio-, al tiempo que ha indicado que el proceso auton¨®mico est¨¢ en una situaci¨®n de tremenda aton¨ªa, ?del que tendr¨¢n que sacarle aquellos que son responsables directos del Estatuto?. Sobre el texto auton¨®mico, el se?or Garc¨ªa Sabell manifest¨®: ?Creo que es un estatuto viable, siempre y cuando no se le maneje dial¨¦cticamente para la marruller¨ªa o para el delirio?.
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