Los controladores civiles, a punto de plantarse
Los controladores a¨¦reos civiles dicen: ?La gota que coIme el vaso va a caer en cualquier momento. Puede que sea algo importante o algo secundario, pero dar¨¢ lo mismo. La tensi¨®n empieza a ser insoportable. Es decir, no llega a haber inseguridad a¨¦rea porque nosotros no queremos que la haya, porque todav¨ªa tenemos un sentido de la profesionalidad que nos hace no jugar con la seguridad, y, claro, se sacrifican otras cosas, como la rapidez del tr¨¢fico, y a costa de acabar todos nosotros con los nervios destrozados. Y esto tiene un l¨ªmite. Adem¨¢s, la seguridad actual es muy relativa, porque, en estas condiciones, en que pr¨¢cticamente la seguridad depende de los hombres, cualquier fallo humano podr¨ªa ser irreparable. Desde luego, antes de que los sistemas materiales y humanos de seguridad llegasen a un punto extremo, cerrar¨ªamos los centros de control. No se volar¨ªa. Y estamos dispuestos a hacerlo si la situaci¨®n contin¨²a?.No pretenden, sin embargo, mostrarse catastrofistas con estas palabras, seg¨²n aclaran, estos controladores que llevan ?largos a?os aguantando contra viento y temporal?. Hasta el punto de que, como dice uno de ellos, ?a falta de equipos t¨¦cnicos adecuados, cada uno de nosotros se ha fabricado ya su propio radar en la cabeza?.
La Asociaci¨®n de Controladores negocia en estos d¨ªas con la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil y la Direcci¨®n General de Navegaci¨®n A¨¦rea. Oficiosamente han hablado de unos cuantos puntos que, tal vez, se eleven oficialmente en forma de carta dirigida a Jos¨¦ Luis Alvarez, ministro de Transportes y Comunicaciones. La filosof¨ªa de esos puntos y algunas cuestiones m¨¢s, en concreto, han sido declaradas a EL PAIS por directivos de dicha asociaci¨®n. Sus crudas manifestaciones se?alan una ?ca¨®tica burocracia que origina tanto desajuste administrativo?.
La Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil ha intensificado, en los ¨²ltimos meses, sus contactos con los distintos estamentos afectados en la problem¨¢tica del transporte a¨¦reo. Las declaraciones del vicepresidente de la Federaci¨®n Internacional de Pilotos (IFALPA) el pasado mes de julio, sobre una supuesta inseguridad del espacio a¨¦reo espa?ol, han acelerado los mecanismos de cr¨ªtica, y la Administraci¨®n espa?ola pretende dar una respuesta satisfactoria.
El pulso est¨¢ siendo echado. Es una especie de esgrima silenciosa que se desarrolla, de momento, en los pasillos oficiales y en las sedes de asociaciones y sindicatos profesionales del sector. Se trata de verificar si es cierto que la Administraci¨®n espa?ola acomete en serio y de forma inteligente los programas adecuados o si, por el contrario ?son las mismas palabras de siempre?.
Las notas recogidas se?alan que, en el caso de no ser capaz la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil de convencer al personal, el personal -pilotos y controladores, principalmente- va a explotar.
"La fluidez est¨¢ por los suelos"
Los controladores civiles dicen ?Al dar prioridad, sobre todo, a la seguridad, y dadas las condiciones en que trabajamos, todo lo dem¨¢s es ca¨®tico. La fluidez del tr¨¢fico est¨¢ por los suelos. Pero la opini¨®n p¨²blica debe ser consciente de que no es culpa de los controladores, sino de una infraestructura com pleja que, en definitiva, tiene un nombre: la Administraci¨®n, es decir, la c¨²spide de la pir¨¢mide de la Administraci¨®n, de subdirectores y directores generales para arriba?. ?Es corriente o¨ªr, en un avi¨®n que sale con retraso, c¨®mo el personal auxiliar comunica al pasaje que la causa de la demora se centra en los controladores, y esto es inadmisible. Lo dicen as¨ª porque es lo m¨¢s c¨®modo y lo que exige menos explicaciones, pero nunca se dice que el kathering del avi¨®n no est¨¢ resuelto, que las maletas est¨¢n sin cargar, que se espera a un pasajero determinado, que hay problemas mec¨¢nicos o cualquier otra cosa que sea responsabilidad de la compa?¨ªa o de la propia Administraci¨®n, porque, adem¨¢s, una y otra suelen ser el mismo ente en algunos casos?.
?El pasajero, el usuar¨ªo?, a?aden, ?ve un aeropuerto muy acicalado por fuera, y si luego surge un problema, lo cargar¨¢ a cuenta de los controladores. El pasajero no ve el coraz¨®n del aeropuerto, que son los aviones, los centros de control, los equipos t¨¦cnicos y el funcionamiento del personal. Por eso se gastan muchos millones en lavar la cara de los aeropuertos e, incomprensiblemente, no se gastan cantidades mucho menores en dotaciones realmente importantes, pero, eso s¨ª; que no llegan a ser vistas por el gran p¨²blico?.
?Es demencial que, en un centro de control como el de Paracuellos del Jarama, que abarca el ¨¢rea de Madrid hasta la cornisa cant¨¢brica, y hasta reforzar el de Sevilla por el Sur, que es el mejor y el de m¨¢s vasto alcance de Espa?a, tengamos un grupo el¨¦ctrico de reserva sin continuidad. Lo cuentas fuera de nuestras fronteras y no se lo creen. No sucede ni en los pa¨ªses subdesarrollados?.
Este grupo el¨¦ctrico de reserva, seg¨²n explican, est¨¢ destinado a entrar en funcionamiento inmediatamente que se produzca un corte del fluido el¨¦ctrico de la red general. ?Sin embargo, entra en acci¨®n con diez segundos de retraso?, puntualizan. ?Diez segundos, en este trabajo, es una eternidad. Diez segundos en que se para la hora, el radar, la radioja luz, todo. Pero los aviones siguen volando.
Un controlador tiene en un recuadro de luz toda una gran extensi¨®n de espacio a¨¦reo con una gran cantidad de aparatos en vuelo y, durante diez segundos, todo el centro de control queda en suspenso. As¨ª, cada vez que se produce un corte general. Sin embargo, mantener la continuidad del grupo de reserva valdr¨ªa dos perras gordas?.
Del mismo centro de control, dicen, cabe dar a conocer otras incidencias que reflejan ?el abandono cotidiano a las ayudas de navegaci¨®n a¨¦rea por parte de la Administraci¨®n?. ?Faltando sillones para los controladores?, apuntan como an¨¦cdota sangrante, ?¨¦stos ten¨ªan que hacer su trabajo de pie, y s¨®lo cuando expresaron su decisi¨®n de no acudir al trabajo la Administraci¨®n mand¨® los sillones necesarios?. Otro tanto ocurri¨®, de forma similar, con unos auriculares, cuya falta obligaba a los controladores a comunicarse a voces, en la sala de control, las incidencias que, vistas en sus pantallas, interesaban a alg¨²n otro compa?ero. Alguien del centro supo que tales auriculares estaban depositados en la aduana de Barajas y los sacaron de all¨ª poco menos que en una operaci¨®n rescate.
El "s¨ªndrome de Paracuellos"
?Este trabajo es enervante de por s¨ª. Hace a?os se detect¨® lo que fue llamado el s¨ªndrome de Paracuellos. Los controladores de los distintos centros acusan generalmente trastornos t¨ªpicos, especialmente nerviosos. Hace unos a?os, en el Hospital Militar G¨®mez Ulla, cuando a¨²n depend¨ªamos del Ministerio del Aire, se dio este nombre a ciertas dolencias comunes a los controladores. En las actuales circunstancias, en que los equipos t¨¦cnicos son viejos o deteriorados, la tensi¨®n aumenta?.
La sala de control del centro de Paracuellos ocupa ufios cincuenta metros cuadrados de superficie, aproximadarnente. A ambos lados de la misma se alinean las pantallas de radar, que cubren cada una dis tintos sectores del ¨¢rea general de la que es responsable el centro. Las Fichas de los aviones asoman sus bordes en los cajetines donde reposan, en los estantes escalonados, pr¨®ximos a la mano y la vista del controlador. En las pantallas circulan sin cesar las l¨ªneas de luz blancuzca y verdosa y los puntos y cifras que dan la situaci¨®n de los distintos av'ones que surcan el espacio en direcci¨®n de subida o bajada por las diferentes rutas a¨¦reas. En la sala hay un constante mur mullo a media voz producido por los controladores en comunicaci¨®n con las diferentes aeronaves o entre s¨ª. A veces, el murmullo crece, se encrespa y enrabia porque falla un instrumento, porque la comunica ci¨®n se dificulta, porque en un se gundo puede ocurrir lo irremediable y todo lo que une al avi¨®n con el mundo es ese d¨¦bil -o fuerte- hilo que es el controlador.
?Hay veces en que aqu¨ª se oyen los m¨¢s gruesos tacos. Hace poco, esto fue un infierno de rabia?, aseguran, ?porque fall¨® la frecuencia de radio de Zamora. Cuatro veces se ha interrumpido en el mes de septiembre. Hubo que cortar el sector entero. Son momentos terribles. Esos d¨ªas tuvo que cubrirse ese sector con el sistema de control de radar de otros sectores, porque en el de Zamora s¨®lo se dispone de radio. En situaciones semejantes, el controlador pone de su parte el m¨¢ximo de s¨ª mismo. Somos conscientes de que, desde esa silla, somos un grano de arena, una pie cecita m¨¢s, pero vital en el engranaje general, y llega un momento en que te crispa el desprecio con que ves tratar tu funci¨®n?.
En este punto, los portavoces de la Asociaci¨®n de Controladores aclaran: ?No pedimos m¨¢s dinero, ni mejoras sociales. Lo que pedimos son equipos t¨¦cnicos adecuados como cuesti¨®n primordial. Profesional mente nos resulta dif¨ªcil desarrollarnos en el esquema que nos encorseta, pero hemos dejado en un segundo plano las reivindicaciones econ¨®micas y sociales ante la urgencia de racionalizar los sistemas de seguridad?.
"Reforma a fondo del organigrama del ministerio"
Para la asociaci¨®n de controladores, ?el actual equipo de la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil es inadecuado para solventar la situaci¨®n?.
?Queremos que el servicio de control a¨¦reo lo saquen de la m¨¢quina del Estado, aunque, por supuesto, no dej¨¢ndolo fuera de la Administraci¨®n, sino como un organismo aut¨®nomo?, precisan. ?Ahora depende de demasiados departamentos, depende del Aire, de la Direcci¨®n General de Infraestructura, de la de Navegaci¨®n A¨¦rea, etc¨¦tera. Esta situaci¨®n es ca¨®tica. Como los aviones siguen volando, pues no hacen ni caso. Cada despacho funciona seg¨²n criterios propios. No existe.coordinaci¨®n en la burocracia administrativa y cada departamento vive su vida, separado del otro, y sin tener en cuenta las verdaderas necesidades reales. En resumen, es necesaria, seg¨²n nuestro criterio, una reforma a fondo del organigrama del Ministerio de Transportes en lo que afecta al control a¨¦reo?.
Esta cr¨ªtica la sustentan en bases como las siguientes: ?Nunca se ha hecho una programaci¨®n de futuro. De golpe se han encontrado con un exceso de tr¨¢fico, con un exceso de aeropuertos, con un exceso de edificios. Se ha engendrado un monstruo en el que se invierte el dinero en aquello que puede resultar m¨¢s superficial y se escatima donde hace falta. Recientemente se han adquirido seis radares que, de momento, han ido a parar al almac¨¦n porque no saben d¨®nde ponerlos. Y no ser¨¢ porque no hagan falta. La cobertura de radar falla en general; en Madrid s¨®lo alcanza ochenta millas, cuando, te¨®ricamente, los radares de que se dispone deber¨ªan alcanzar las doscientas. La de radio va pareja en deficiencia; en el Norte es pr¨¢cticamente inexistente. Las l¨ªneas telef¨®nicas dejan de dar servicio con frecuencia, y concretamente, la de Santa Mar¨ªa, en las islas Azores, casi nunca funciona. Se nos lleva al punto en que trabajamos con el coraz¨®n en la boca, pero parece que no les importa. Hemos tenido serios problemas durante unos d¨ªas, a mediados de mes, que han ocasionado seis retrasos en Europa. No se dan cuenta de que est¨¢n forzando una nueva filosof¨ªa profesional. Algunos j¨®venes empiezan a pasar de preocuparse. Si la Administraci¨®n no se preocupa, dicen, por qu¨¦ vamos a hacerlo nosotros. La filosof¨ªa de algunos controladores j¨®venes no pasa por alcanzar los grados de tensi¨®n a que estamos acostumbrados, y opinan que, el d¨ªa que ocurra una cat¨¢strofe a lo mejor la Administraci¨®n empieza a hacer las cosas bien?.
??No es censurable que, en diecinueve a?os, no se nos hayan hecho inspecciones m¨¦dicas? Espa?a ha firmado los acuerdos de la OACI, y en estos acuerdos se se?ala la realizaci¨®n de inspecciones m¨¦dicas anuales?, a?aden.
Una comisi¨®n norteamericana
En el an¨¢lisis general realizado por estos controladores en sus declaraciones se sintetizan cinco factores principales ?de la deficiente situaci¨®n actual?: desconexi¨®n administrativa, ausencia de programaci¨®n, deficiente dotaci¨®n de material, inadecuado mantenimiento del material y desconsideraci¨®n del marco laboral del controlador.
?La mayor parte del material es viejo?, aseguran, ?y el moderno no lo saben manejar, ni mantener, hasta el punto de qu¨¦ ni siquiera traen piezas de repuesto. Los aparatos se compran, pero no se mantienen y funcionan hasta que se queman. En Paracuellos, en la ¨¦poca en que el centro depend¨ªa de los norteamericanos, se encuentra un ejemplo de lo que se deber¨ªa hacer. Se dispon¨ªa de un radar que se trajo de desecho de Corea. Pues bien, aqu¨ª funcion¨® desde 1954 hasta 1974, veinte a?os, y marchaba perfectamente. Ahora bien, todos los d¨ªas, a las 3.30, hora que se estim¨® como la de m¨¢s baja actividad, el equipo de mantenimiento lo revisaba de arriba a abajo. Esta lecci¨®n no ha sido aprendida aqu¨ª?.
?La situaci¨®n es tan absurda?, concluyen, ?que permite que se pudran en el fondo de un caj¨®n los informes que, desde 1976, realiza para la Subsecretar¨ªa de Aviaci¨®n Civil una comisi¨®n especial de expertos norteamericanos residentes en Espa?a, y muy bien pagados, contratados especialmente para ello?.
?Fue en aquel a?o cuando nuestra asociaci¨®n pidi¨® que se consultase a quienes fueran considerados como los mejores expertos para dar un informe profundo sobre la situaci¨®n de nuestro transporte a¨¦reo y las soluciones m¨¢s adecuadas. Se contrat¨® por dos a?os, que fueron renovados por otros dos, un equipo de cuatro personas que, desde entonces, han emitido unos formidables trabajos de los cuales se ha hecho caso omiso?.
Finalmente dan cuenta de las ¨²ltimas informaciones recibidas en torno a la renovaci¨®n de instrumental. Seg¨²n les ha sido comunicado por la Direcci¨®n de Navegaci¨®n A¨¦rea, hasta 1982 no se abordar¨¢ la renovaci¨®n de la cobertura radar. Respecto a la de radio, ya est¨¢ siendo abordada, seg¨²n la textual referencia.
?Si en 1982, con el Mundial de F¨²tbol, no se dispone de adecuado material t¨¦cnico, no sabemos c¨®mo nos vamos a arreglar. En Argentina, el tr¨¢fico a¨¦reo se multiplic¨® por sesenta. Aqu¨ª, con numerosas ciudades europeas a dos horas de vuelo, puede llegar a multiplicarse por cien o doscientas veces m¨¢s que el actual. Pero no habr¨¢ que esperar a los mundiales. Con la Conferencia sobre Seguridad y Cooperaci¨®n en Europa, que se celebrar¨¢ en Madrid el mes de noviembre, que atraer¨¢ 35 delegaciones de distintos pa¨ªses, ya supondr¨¢ un gran incremento de vuelos, especialmente en los fines de semana?.
No obstante, todo el personal del centro de Paracuellos insiste en que, por encima de todo, la seguridad est¨¢ garantizada. El director del centro, coronel Anselmo Garc¨ªa Ruiz, durante la visita que nos fue permitida al centro, manifest¨® su absoluta confianza en los controladores. ?Los controladores siempre se adaptan al material t¨¦cnico?, afirm¨®, ?y ellos saben en todo momento lo que han de hacer para garantizar la seguridad a¨¦rea?.
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