El ultraliberalisino econ¨®mico y la represi¨®n pol¨ªtica arruinan a Argentina y a Chile
En Argentina y Chile, dos de las naciones m¨¢s representativas del Cono Sur latinoamericano, se tiene libertad para casi todo menos para opinar en alto, manifestarse, elegir a los representantes al Parlamento o simplemente disentir en lo pol¨ªtico. Con diversos matices, el modelo escogido por las juntas militares que gobiernan ambos pa¨ªses se basa en una libertad casi absoluta en el terreno econ¨®mico, amparada en la ley de la oferta y la demanda sin correctivos, y en la restricci¨®n cuasi absoluta tambi¨¦n de las libertades pol¨ªticas y de los derechos-humanos. Esta f¨®rmula, aplicada en Argentina desde 1976, ha dado lugar a que uno de los pa¨ªses m¨¢s ricos de la Tierra est¨¦ pasando por la peor crisis econ¨®mica de su historia reciente. En Chile, tras siete a?os en que pareci¨® funcionar el esquema, "haciendo abstracci¨®n de su coste social", la econom¨ªa ha entrado en recesi¨®n.
La primera cuesti¨®n que surge a la hora de analizar las pol¨ªticas econ¨®micas argentina y chilena es la de preguntarse el por qu¨¦ de do modelos semejantes -con diversos matices- en pa¨ªses cuyo sistema pol¨ªtico es la dictadura militar ?Es consustancial el ultraliberalismo econ¨®mico o el monetarismo a las dictaduras militares, al margen de que se apliquen en mayor o menor grado estas pol¨ªticas econ¨®micas en pa¨ªses democr¨¢ticos como el Reino Unido de la se?ora Thatcher o los Estados Unidos de Ronald Reagan?La experienca hist¨®rica de los espa?oles no es ¨¦sta. Los cuarenta a?os de r¨¦gimen franquista no se caracterizaron precisamente por cotas de liberalismo econ¨®mico, sino por todo lo contrario: por la autarqu¨ªa y el proteccionismo comercial y financiero. Ahora bien, el momento es distinto y la interdependencia mundial hace casi imposibles pol¨ªticas econ¨®micas cerradas en s¨ª mismas.
Las respuestas obtenidas por EL PA?S en ambos pa¨ªses latinoamericanos, provenientes de empresarios, sindicalistas, economistas y pol¨ªticos cercanos a los Gobiernos o cr¨ªticos con ellos, coinciden en explicar que no se puede decir que monetarismo y dictaduras militares vayan unidos en todas las circunstancias actuales. Sin embargo, s¨ª anotan la coincidencia de los modelos en dos pa¨ªses cercanos geogr¨¢ficamente, con una similitud de objetivos, un marco te¨®rico com¨²n y una situaci¨®n de caos econ¨®mico preexistente a los reg¨ªmenes actuales.
Los m¨¢s cr¨ªticos afirman por ¨²ltimo que "este modelo econ¨®mico no podr¨ªa haberse aplicado en un marco institucional democr¨¢tico, porque es condici¨®n imprescindible para ponerlo en pr¨¢ctica la represi¨®n sindical que conlleva una paz social forzada para aumentar el paro y reducir la capacidad adquisitiva de los trabajadores".
El llamado monetarismo de Chile o Argentina es explicado por el ex ministro de Econom¨ªa argentino Aldo Ferrer, uno de los mayores cr¨ªticos del modelo, del siguiente modo: "El mercado interno es muy peque?o para sostener una estructura industrial diversificada, y, en consecuencia, la situaci¨®n de importaciones ha provocado el desarrollo de actividades ineficientes.
En consecuencia, para eliminar los errores del pasado, la econom¨ªa debe ser abierta a la competencia internacional. Al mismo tiempo, el sector p¨²blico debe reducirse y no interferir en el funcionamiento del mercado, mecanismo b¨¢sico de la distribuci¨®n del ingreso y la asignaci¨®n de recursos. Es el llamado principio de la subsidiariedad del Estado. Los controles de precios deben ser eliminados". Es decir, un casi perfecto liberalismo manchesteriano del siglo XIX, redivivo. Un banquero espa?ol presente en el ¨¢rea lo defini¨® m¨¢s concretamente: "Se utiliza una pol¨ªtica liberal a ultranza, pero sectorizada; se puede comprar lo que se quiera, importar lo que diera la gana, contratar los salarios seg¨²n la ley del m¨¢s fuerte, comercializar, cobrar alquileres altos o echar a los inquilinos, doblar de un d¨ªa para otro el precio de la carne, etc¨¦tera. Todo libre, menos la cotizaci¨®n de la moneda respecto a las divisas extranjeras que estaba reglamentada y prevista. As¨ª pues, la libertad absoluta ten¨ªa su excepci¨®n".
?Ha sido eficaz este modelo para las econom¨ªas argentina y chilena en los seis y ocho a?os, respectivamente, en que ha sido puesto en pr¨¢ctica? Seg¨²n la Comisi¨®n Econ¨®mica para Am¨¦rica Latina (CEPAL),Argentina acab¨® el a?o 1981 con un crecimiento negativo del 6% y una inflaci¨®n del 120,7%. Estos guarismos han sido considerados como muy optimistas por algunos de los economistas argentinos consultados. El citado Aldo Ferrer traduc¨ªa as¨ª el cuadro macroecon¨®mico argentino para este a?o: "Una inflaci¨®n del 150%, un producto interior bruto (PIB) per c¨¢pita un 10% m¨¢s bajo que en 1975, un paro del 10%, una deuda exterior de 30.000 millones de d¨®lares, un d¨¦ficit fiscal del 10% del PIB y un salario real un 30% m¨¢s bajo que en 1975".
Por su parte, Alvaro Alsogaray, uno de los m¨¢s ortodoxos liberales argentinos, candidato al Ministerio de Econom¨ªa hasta el ¨²ltimo momento en la reciente crisis, declaraba: "Hay una recesi¨®n y un paro enormes para Argentina. Este ¨²ltimo oscila, seg¨²n las cifras, entre medio mill¨®n y 1.500.000 personas, teniendo en cuenta adem¨¢s que no tienen ning¨²n subsidio de desempleo. En cuanto a la inflaci¨®n, en precios mayoristas, alcanzar¨¢ el 170%, y el endeudamiento exterior ha pasado de 9.000 millones de d¨®lares en 1976 a 30.000 millones en el momento actual". As¨ª pues, se asiste a un proceso de descomposici¨®n de la econom¨ªa argentina.
Cualquier trabajador declara que, a pesar del caos existente en los ¨²ltimos tiempos del peronismo, viv¨ªa entonces mejor que ahora. Todo ello pese a que Mart¨ªnez de Hoz, el superpoderoso ministro de Econom¨ªa del general Videla, contaba con un pa¨ªs rico en energ¨ªa, en materias primas y en alimentos, y con una paz social impuesta por el r¨¦gimen militar. En resumen, gran ineficacia del modelo en Argentina, que, como en Chile, fue coordinado en materia econ¨®mica por civiles nombrados a trav¨¦s de las juntas militares.
Chile es otro caso. Seg¨²n la CEPAL, ha tenido crecimiento fuerte y sostenido desde 1976 y acabar¨¢ 1981 con un incremento del PIB del 5%. Por otra parte, la inflaci¨®n, que era de un 508,1% en 1973, terminar¨¢ el a?o con un 11,1%, menor que la espa?ola, por ejemplo. Aqu¨ª, aparentemente, el modelo ha tenido un ¨¦xito rotundo. Ahora bien, para Chile la crisis ha comenzado en el segundo semestre de 1981, que tendr¨¢ crecimiento cero o negativo, lo cual es admitido incluso por las instancias gubernamentales. Esta crisis, que se cree continuar¨¢ durante todo el a?o que viene, ha estado dando lugar en los ¨²ltimos meses a continuas quiebras de industrias nacionales muy importantes, a la intervenci¨®n p¨²blica de ocho entidades financieras (el 18% del total de los dep¨®sitos de la Banca y el 50% del total de las financieras), a un crecimiento del desempleo muy fuerte y al planteamiento -in¨¦dito en este tipo de ajustes- consistente en bajar los salarios nominales, no los reales, es decir, no a la p¨¦rdida del poder adquisitivo en relaci¨®n con la inflaci¨®n, sino al descenso de los sueldos que actualmente se perciben. El inicio de la recesi¨®n ha hecho llenarse de rumores m¨¢s o menos intencionados los c¨ªrculos econ¨®micos de Santiago de Chile, que interpretan la posibilidad de un giro de la pol¨ªtica econ¨®mica a menos de tres meses vista, con la introducci¨®n de medidas proteccionistas o con la devaluaci¨®n del peso respecto al d¨®lar, cuyo mantenimiento es pieza clave en la l¨ªnea econ¨®mica de los Chicago boys apoyados por el general Pinochet. Por ¨²ltimo, otra aportaci¨®n para graduar la eficacia del modelo chileno es la significaci¨®n de que desde la ca¨ªda de Salvador Allende en 1973 se ha concentrado la "extrema riqueza" y han aumentado los pobres de solemnidad en n¨²mero absoluto, siendo al misrno tiempo cada vez m¨¢s pobres.
Los beneficiarios del sistema
Casi todos los expertos consultados (menos los banqueros) aseguran que los principales beneficiarios del monetarismo han sido las entidades financieras internacionales.
Tambi¨¦n hay matices en este punto entre Argentina y Chile. En el primer pa¨ªs, el superministro Mart¨ªnez de Hoz es considerado popularmente como el representante por excelencia de la banca extranjera y de las compa?¨ªas multinacionales. Una buena parte de esa banca y otra parte de la banca interior han ganado bastante dinero en la crisis permanente de la econom¨ªa argentina.
Pero ello no es ampliable a todo el sistema financiero en general. Muchas entidades bancarias han pagado con la quiebra o la intervenci¨®n p¨²blica la ruina de la industria nacional, que hoy es casi generalizada.
En Chile el proceso es m¨¢s complejo. El equipo de los Chicago boys, que rige los destinos de la econom¨ªa chilena, es bastante aut¨®nomo de los poderes f¨¢cticos econ¨®micos (procede del mundo acad¨¦mico), de tal forma que cada vez hay m¨¢s enfrentamientos entre ellos. Con los grupos industriales, porque piden protecci¨®n y aranceles selectivos para sobrevivir; con la banca, porque ¨¦sta entiende que el d¨®lar est¨¢ subdevaluado respecto al peso y es precisa una depreciaci¨®n del 30%. para poner a la moneda chilena en su verdadero valor.
Ceder en alguna de las dos peticiones ser¨ªa abrir una grieta en los principios casi apostolares de la Escuela de Chicago con residencia en Santiago de Chile.
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