Espa?a y la crisis econ¨®mica internacional
Este a?o le toc¨® la distinci¨®n al continente americano, siendo Canad¨¢ el pa¨ªs que se ofreci¨® como hu¨¦sped de las reuniones y Toronto la capital que tuvo que sufrir la invasi¨®n de delegados e invitados, que, contando esposas y acompa?antes, pudieron ascender a unas 15.000 personas.Primer impacto: Canad¨¢
Y he aqu¨ª el primer impacto que recib¨ªamos al visitar esa hermosa capital. Un pa¨ªs que tradicionalmente hab¨ªa sido ejemplo de disciplina financiera y que hab¨ªa manejado el sistema de tipo de cambio flotante m¨¢s estable y quiz¨¢ m¨¢s antiguo del mundo, se encuentra sumido, de unos pocos a?os a esta parte, en una depresi¨®n econ¨®mica fruto de dos causas principales: por una parte, y a pesar de ser un exportador de energ¨ªa, la econom¨ªa canadiense (que est¨¢ muy estrechamente ligada con la de Estados Unidos) no se pudo aislar de los efectos de la estanflaci¨®n y este a?o el PNB real puede experimentar una ca¨ªda del 3%, despu¨¦s de dos a?os de estancamiento, y un fuerte aumento del paro. Una de las dificultades para encontrar la salida a esta dif¨ªcil situaci¨®n es que, por otra parte, a diferencia de los sindicatos correspondientes en Estados Unidos, de los cuales frecuentemente son incluso una simple divisi¨®n, los sindicatos canadienses no se han enterado de que en la primera mitad de los ochenta el mundo industrializado se est¨¢ desinflando y que de lo que se trata es de c¨®mo hacer m¨¢s flexibles las estructuras de costes de las empresas para que los aparatos productivos se puedan adaptar mejor a las rapid¨ªsimamente cambiantes situaciones en los mercados internacionales y resultar cada vez m¨¢s competitivos.
Esta situaci¨®n del mercado laboral canadiense se viene a unir a los efectos de unas pol¨ªticas nacionalistas, que estaban orientadas a promover que las inversiones extranjeras en Canad¨¢ pasaran a control canadiense y a establecer un riguroso escrutinio a la entrada de nuevos capitales. Por m¨¢s sabor y aceptaci¨®n popular que puedan haber tenido estas medidas, su concepci¨®n se olvid¨® de que dar marcha atr¨¢s en la liberalizaci¨®n de los mercados de capital e integraci¨®n econ¨®mica siempre significa la reducci¨®n de los recursos disponibles y aumento eventual del desempleo de factores.
Como resultado conjunto de la crisis y las deficiencias de pol¨ªtica econ¨®mica, la tasa de paro se ha elevado de un promedio de un 7,5% en los tres ¨²ltimos a?os a, aproximadamente, un 12%. actualmente, y el tipo de cambio del d¨®lar canadiense, se ha venido depreciando ir¨¢pidamente.
La situaci¨®n econ¨®mica mundial
La triste situaci¨®n de la econom¨ªa del pa¨ªs hu¨¦sped result¨® ser un adecuado marco para la 37? Reuni¨®n Anual del FMI y del BM. Los temas de discusi¨®n de los gobernadores de estas instituciones internacionales cubrieron, como es costumbre, la situaci¨®n de la econom¨ªa mundial y la provisi¨®n de recursos financieros para las actividades del Fondo y del Banco, discusiones que tuvieron lugar en un ambiente de dramatismo, que este a?o fue proporcionado por las crisis financieras de M¨¦xico y Argentina. El director gerente del FMI, Jacques de Larosi¨¨re, recogi¨® h¨¢bilmente los tres temas en el discurso que hizo para presentar el informe anual de los directores ejecutivos a la junta de gobernadores.
Respecto a la situaci¨®n de la econom¨ªa mundial es evidente que el mundo en general se halla en un proceso de desinflaci¨®n cuyo ¨¢mbito y efectos son profundos. Como siempre, hay excepciones que confirman la regla. De todos modos, n¨®tese el enorme esfuerzo por dar especial ¨¦nfasis a la naturaleza del proceso, lleg¨¢ndose incluso a acu?ar un nuevo t¨¦rmino para describirlo mejor, cuyo objetivo es distinguir este nuevo proceso de desinflaci¨®n de los anteriores de estabilizaci¨®n o deflaci¨®n. Ahora se trata, pura y simplemente, de desinflar las econom¨ªas, proceso que se caracteriza por un tr¨¢nsito m¨²ltiple: de una expansi¨®n r¨¢pida a tasas de crecimiento m¨¢s moderadas; de una situaci¨®n en que los errores de asignaci¨®n de recursos eran oscurecidos o borrados por la inflaci¨®n a otra en que la calidad de las inversiones es el criterio fundamental; de tipos de inter¨¦s reales negativos a tipos de inter¨¦s reales positivos, dejando de ser los ahorristas, las v¨ªctimas del proceso, y de indebidamente r¨¢pidas subidas de los salarios reales a mejoras salariales que se mantienen estrictamente dentro de los l¨ªmites de los aumentos de productividad. Aun reconociendo realista y pragm¨¢ticamente las tensiones y dificultades de todo orden que la desinflaci¨®n origina, lo importante es que el proceso est¨¢ muy avanzado y que se est¨¢n sentando las bases para un restablecimiento de la confianza y la rehabilitaci¨®n de las econom¨ªas, que son las dos condiciones cr¨ªticas para volver a un crecimiento sostenido.
El papel de la pol¨ªtica econ¨®mica
Este logro ha sido obtenido con un fuerte apoyo de la pol¨ªtica monetaria, que en los principales pa¨ªses industriales ha tomado una postura francamente restrictiva, y de una desaceleraci¨®n de las presiones salariales. No obstante, el desempleo ha llegado a niveles mucho m¨¢s elevados de lo que hubiera sido necesario, porque la estrategia antiinflacionista no recibi¨® el apoyo de la pol¨ªtica fiscal, que se caracteriz¨® por grandes y crecientes d¨¦ficit presupuestarios. Este fallo en la coordinaci¨®n de las pol¨ªticas fiscal y monetaria, unido a la falta de convergencia en la direcci¨®n de la batalla contra la inflaci¨®n, result¨® en elevados tipos de inter¨¦s y en una marcada inestabilidad en los tipos de cambio. De esta manera, el director gerente del FMI destac¨® c¨®mo las pol¨ªticas de restricci¨®n monetaria han tenido un impacto negativo en la producci¨®n y el empleo.
El problema del paro
Centr¨¢ndose sobre el problema del desempleo en los pa¨ªses industriales, De Larosi¨¨re concluy¨® que el incremento de los salarios reales y una creciente rigidez en los mercados laborales han contribuido a que el paro eche ra¨ªces profundas. Frente a ellas, no obstante, no valen soluciones de parcheo, que defini¨® como medidas obligatorias de distribuci¨®n de trabajo (como la reducci¨®n de horas), la creaci¨®n de empleos improductivos en el sector p¨²blico, o la ampliaci¨®n de subvenciones a empresas en dificultades para sostener un nivel de empleo. En opini¨®n de De Larosi¨¨re, un enfoque de este tipo es contraproducente. Es m¨¢s, consider¨® tambi¨¦n que la adopci¨®n de pol¨ªticas monetarias y fiscales expansionistas para tratar de solucionar el problema del paro es un grave error.
En contraste con estos enfoques superficiales, el director gerente del FMI consider¨® que tres tipos de medidas fundamentales son las que se necesitan. Primero, se debe dar prioridad a la reducci¨®n de las rigideces que contribuyen a la falta de flexibilidad en el coste de la mano de obra. Estas rigideces son particularmente perjudiciales en este momento a causa de la mar cada disminuci¨®n de la participaci¨®n de los beneficios brutos en la renta nacional que tuvo lugar en muchos pa¨ªses industriales, especialmente en Europa, durante la d¨¦cada de 1970, y que ahora obstaculiza seriamente la inversi¨®n y el crecimiento. Segundo, se deben tomar medidas destinadas a remediar la falta de flexibilidad de los mercados de trabajo, ya que dicha rigidez ha impedido que var¨ªe la asignaci¨®n de recursos entre las industrias en respuesta a cambios econ¨®micos estructurales. Tercero, es necesario asegurarse de que existe un incentivo para buscar trabajo. De Larosi¨¨re concluy¨® esta parte de su presentaci¨®n diciendo que, a menos que se adopten medidas de este tipo para hacer frente a sus causas fundamentales, es probable que el desempleo siga siendo un grave problema en el futuro, aun con la inflaci¨®n bajo control.
La estrategia adecuada para salir de la crisis
Ahora bien, adem¨¢s de ofrecer un mayor apoyo fiscal a la pol¨ªtica monetaria, los Gobiernos tambi¨¦n deben corregir las rigideces y desequilibrios estructurales. Ejemplos de estas rigideces se hallan en, las negociaciones salariales y en la determinaci¨®n de precios, en la subvenci¨®n de industrias en crisis, en varios aspectos del gasto p¨²blico y de la tributaci¨®n y en la carga de las reglamentaciones gubernamentales. A causa de estas rigideces y desequilibrios, la inflaci¨®n tiende a persistir, y el crecimiento econ¨®mico, a desacelerarse. La adopci¨®n de medidas que los reduzcan con eficacia contribuir¨ªa considerablemente a bajar la inflaci¨®n con menor coste en t¨¦rminos de desempleo, consolidando las posibilidades de crecimiento a largo plazo.
En este sentido, el director gerente del FMI hizo tres observaciones sobre las pol¨ªticas de rentas. Primero, estas pol¨ªticas pueden ser un instrumento ¨²til si las partes del pacto social se sirven de ellas para reducir las rigideces en el proceso de las negociaciones salariales. Segundo, estas pol¨ªticas deben entra?ar una restricci¨®n salarial adecuada en el propio sector p¨²blico. Tercero, las pol¨ªticas de rentas no pueden sustituir pol¨ªticas adecuadas de gesti¨®n de de manda.
De Larosi¨¨re concluy¨® esta parte de su discurso reconociendo las dificultades del curso de acci¨®n que estaba recomendando y el hecho de que su aplicaci¨®n requiere tiempo y paciencia, as¨ª como determinaci¨®n y denuedo. Sin embargo, dijo no lograr ver una alternativa satisfactoria en t¨¦rminos de inflaci¨®n y empleo a una estrategia apoyada sobre tres pilares: moderaci¨®n monetaria, mejorar el equilibrio entre la pol¨ªtica fiscal y monetaria y reducir las rigideces del mercado.
El paralelo espa?ol
El an¨¢lisis del director gerente del FMI es claro y contundente. Si cerr¨¢bamos los ojos para abstraer nos del medio en que nos hall¨¢bamos, oyendo este discurso parec¨ªa que se nos estaba presentando un diagn¨®stico de los problemas de la econom¨ªa espa?ola y una receta para encontrar la ansiada salida de la crisis. En efecto, en Espa?a se ha seguido una estrategia de restricci¨®n monetaria, cuya efectividad en la lucha contra la inflaci¨®n ha sido erosionada por enormes rigideces en los mercados laboral, comercial y financiero, as¨ª como en el sector productivo, la cual, a fin de cuentas, se estrell¨® contra la voracidad de un d¨¦ficit p¨²blico cuyas necesidades globales de financiaci¨®n en los ¨²ltimos cinco a?os han aumentado m¨¢s r¨¢pidamente que en ning¨²n otro pa¨ªs industrial. Por estas razones es que entre 1976 y 1981 Espa?a creci¨® menos que los dem¨¢s pa¨ªses industriales, mantuvo un diferencial de inflaci¨®n muy desfavorable y estableci¨® el r¨¦cord de destruir puestos de trabajo todos los a?os, cosa que no ha sucedido en ning¨²n otro pa¨ªs industrial del mundo. La expansi¨®n monetaria con m¨¢s d¨¦ficit p¨²blico que est¨¢ teniendo lugar este a?o no s¨®lo no ha conseguido relanzar la econom¨ªa, ni si quiera en el corto plazo, detener la p¨¦rdida de puestos de trabajo, sino que ha resultado en una aceleraci¨®n de la inflaci¨®n, cuando los dem¨¢s est¨¢n desinflando, y en un enorme deterioro de la posici¨®n global de pagos internacionales, principalmente v¨ªa la cuenta de capitales. Un coste m¨¢s dificil de calcular todav¨ªa es el causado por la cl¨¢usula autom¨¢tica de revisi¨®n salarial contenida en el ANE, que, adem¨¢s de suponer un elemento de indiciaci¨®n, que implica una rigidez no deseable en el funciona miento del mercado laboral, significa alentar las expectativas de inflaci¨®n, haciendo m¨¢s dificil que en el futuro se puedan negociar salarios en base a una inflaci¨®n esperada a la baja.
Como agua pasada no mueve molino, lo importante de las lecciones de Toronto es derivar conclusiones hacia el futuro. En este sentido, la ¨²ltima reuni¨®n del FMI y del BM est¨¢ pre?ada de ense?anzas muy ¨²tiles. Adem¨¢s de que la direcci¨®n general de la pol¨ªtica econ¨®mica debe apoyarse en los tres pilares de restricci¨®n monetaria, mejor coordinaci¨®n entre las pol¨ªticas monetaria y fiscal y reducci¨®n de rigideces en las econom¨ªas, de Toronto emanan otras importantes lecciones. Todav¨ªa en el ¨¢mbito de la pol¨ªtica econ¨®mica resulta claro que los pa¨ªses en desequilibrio har¨ªan mejor ajust¨¢ndose el cintur¨®n pronto; los que rehusan hacerlo, m¨¢s tarde o m¨¢s, temprano terminan cayendo en situaciones dram¨¢ticas. En este sentido, es importante subrayar el car¨¢cter universal, exento de ideolog¨ªa pol¨ªtica, de la gesti¨®n econ¨®mica. Esto es porque la econom¨ªa no tiene ideolog¨ªa: el que gasta m¨¢s de lo que produce necesita endeudarse, y si se endeuda m¨¢s all¨¢ de su capacidad de pago termina en una crisis. La ideolog¨ªa s¨®lo cabe en c¨®mo se hace el ajuste entre gasto y recurso, pero lo que queda claro es que este ajuste es mievitable.
Otras lecciones para el futuro
En el campo de la financiaci¨®n tambi¨¦n se anotaron varias conclusiones. Desde el punto de vista de los deudores es claro que en todos los casos de exceso de endeudamiento se han financiado con deuda exterior gastos corrientes a diferencia de inversiones productivas. Los pa¨ªses que usan la deuda exterior para este ¨²ltimo tipo de operaciones, y preferiblemente todav¨ªa para financiar inversiones que generan divisas, no tienen problemas de deuda. Del otro lado, en una situaci¨®n de desinflaci¨®n mundial, los acreedores han de ser m¨¢s cuidadosos que nunca en escoger a qui¨¦n y para qu¨¦ prestan. En este sentido, es claro que e,l ?¨¦g¨®cio internacional puede ser muy rentable, pero, como en todos los ¨¢mbitos, la rentabilidad elevada suele ir acompa?ada de un alto riesgo. Mirando la situaci¨®n desde el punto de vista de ambos, acreedor y deudor, hay que tener cuidado porque los intereses flotantes son realmente flotantes; es decir, unas veces suben y otras bajan, lo cual a unos les puede producir serias dificultades para mantenerr los compromisos de financiaci¨®n, y a otros les puede resultar en graves elevaciones en el coste de recursos. Desde luego que las dificultades causadas por los intereses flotantes no son totalmente sim¨¦tricas para prestamistas y prestatarios; ¨¦stos pueden, generalmente, aunque no siempre, trasladar el mayor coste de los recursos a los deudores. Por otra parte, desde un punto de vista nacional, la integraci¨®n en los mercados financieros internacionales, donde los tipos de inter¨¦s son realmente flotantes, implica la necesidad de flexibilizar al m¨¢ximo la pol¨ªtica de tipo de cambio. En las condiciones existentes en el mercado financiero internacional, un tipo de cambio amuletado por una fuerte intervenci¨®n no puede sino resultar en alteraciones bruscas en los movimientos de capitales, lo cual resultar¨¢ siempre en dificultades serias de balanza de pagos.
Un corolario que se deriva de todo lo anterior parece ser la ineludible necesidad de establecer y mantener contactos muy estrechos, a los distintos niveles, con las instituciones internacionales, para, con o sin una relaci¨®n de financiaci¨®n directa, seguirle el pulso, paso a paso, a la evoluci¨®n de la situaci¨®n monetaria internacional. Esto se aplica en el caso de nuestro pa¨ªs, tanto a nivel nacional como de entidades privadas y p¨²blicas de financiaci¨®n. El elmundo de hoy la informaci¨®n de hace tres meses suele estar obsoleta y no sirve m¨¢s que para prop¨®sitos historiadores. Los que tienen que tomar decisiones ejecutivas hoy tienen que operar sobre informaci¨®n relativa a ma?ana, si acaso de hoy, y a m¨¢s tardar, de hace unas horas.
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