"Cada vez me siento m¨¢s socialista y m¨¢s heterodoxo"
, Pregunta. Est¨¢ a punto de cumplirse la mitad te¨®rica de la primera legislatura socialista. Al margen de las estrictas cifras coyunturales, ?cu¨¢l es la parte positiva del balance de la pol¨ªtica econ¨®mica?Respuesta. Durante los a?os 1983 y 1984 se ha hecho un ajuste muy profundo en la econom¨ªa espa?ola. Quiz¨¢ el aspecto m¨¢s favorable es el del sector exterior, porque tambi¨¦n era el m¨¢s peligroso.
La constricci¨®n de la balanza de pagos es el elemento fundamental que ahoga las econom¨ªas en su capacidad de crecimiento, y en este punto el vuelco ha sido espectacular: se ha pasado de 4.100 millones de d¨®lares de d¨¦ficit en 1982 a unos 1.500-1.600 millones de super¨¢vit a finales de este ejercicio. Este cambio afloja una verdadera tenaza sobre la econom¨ªa espa?ola, apretada desde las crisis del petr¨®leo y nos permite un margen fundamental para pasar a una pol¨ªtica econ¨®mica m¨¢s expansiva.
El otro condicionante en el que estarnos haciendo progresos, aunque aparentemente sean m¨¢s lentos de lo que cab¨ªa esperar, es la inflaci¨®n. Despu¨¦s de las subidas de precios alimentarios del verano, finalizaremos este a?o en torno al 9%, un punto m¨¢s que el 8% de incremento de los precios inicialmente previsto. Pero haber bajado del 14% al 9% en dos a?os es un progreso muy sustancial teniendo en cuenta que al mismo tiempo se est¨¢ acelerando la tasa de crecimiento, de modo que hemos crecido en los dos ¨²ltimos a?os m¨¢s que en los cinco anteriores.
Respecto al d¨¦ficit, se ha contenido tambi¨¦n su crecimiento y se ha comenzado una reducci¨®n a ritmo de medio punto del producto interior bruto por a?o, que es lo que permiten las rigideces estructurales de la econom¨ªa espa?ola. El d¨¦ficit es el reflejo de los problemas profundos de la sociedad espa?ola, y no una dificultad, como se presenta a veces, de ajustar o de someter a una austeridad adicional a la Administraci¨®n central del Estado; sobre el d¨¦ficit repercute el desequilibrio de la Seguridad Social, el sobredimensionamiento de las empresas p¨²blicas, los desajustes financieros de los entes territoriales, ya sean comunidades aut¨®nomas o ayuntamientos, los excedentes agrarios, etc¨¦tera. Cambiar todo esto necesita tiempo y estamos sometiendo a una austeridad extrema a la Administraci¨®n central.
Cuando se est¨¢ operando a un enfermo, que es lo que hemos Lecho en 1983 y 1984, no se le puede pedir que al mismo tiempo corra... Los ajustes tienen un coste. Y este coste ha sido la exigencia de moderaci¨®n salarial, una pol¨ªtica monetaria ajustad¨ªsima, un crecimiento muy peque?o del consumo, el aumento del desempleo al no recuperarse todav¨ªa la inversi¨®n. Este esfuerzo de saneamiento se apreciar¨¢ a largo plazo y se ver¨¢ c¨®mo cambia el sistema. Por ahora, nos permite ya pasar a una etapa m¨¢s expansionista.
P. ?Y en el campo de las empresas privadas y p¨²blicas?
R. Tambi¨¦n se han afrontado problemas empresariales de una dimensi¨®n colosal. Las crisis financieras que encontramos en sus aspectos m¨¢s graves, como eran los grupos Rumasa y Banca Catalana, se han encauzado. Tambi¨¦n la de las cajas rurales.
Otros casos extremos eran los de Explosivos R¨ªo Tinto (ERT) o el taponamiento de agujeros en algunas autopistas (Astur-Leonesa, Atl¨¢ntico y Navarra), o, m¨¢s generalmente, la reconversi¨®n industrial, que hab¨ªa progresado muy poco en los a?os anteriores y a la que ahora se ha dado un impulso en los sectores m¨¢s cr¨ªticos, como el naval, la siderurgia o los electrodom¨¦sticos.
"Renfe pierde m¨¢s que todo el INI"
P. ?Y la empresa p¨²blica, el Instituto Nacional de Industria, Renfe ... ?
R. Hemos suscrito tambi¨¦n un contrato programa para Renfe que pone en v¨ªas de soluci¨®n los problemas de esta empresa p¨²blica, que pierde al a?o 200.000 millones de pesetas, es decir, m¨¢s que todas las empresas del INI juntas. El contrato programa evita un crecimiento absurdo de la plantilla, aporta una moderaci¨®n salarial y avanza decisivamente en el problema de las l¨ªneas de ferrocarril absolutamente deficitarias.
El INI est¨¢ tambi¨¦n en un proceso de revisi¨®n de la estrategia expansionista del pasado, que La conducido a que el instituto acate introduci¨¦ndose en actividades como el cultivo de la ostra o del piment¨®n, que el Estado, evidente, mente, no tiene por qu¨¦ abordar.
Adem¨¢s de las empresas en reconversi¨®n, el a?o que viene vamos a contemplar un enderezamiento importante en sociedades como Iberia, Seat, ENASA, etc¨¦tera. Desde antes del verano est¨¢ en discusi¨®n en el Gobierno una serie de planes estrat¨¦gicos para los distintos grupos de empresas del INI, aunque todav¨ªa no se han traducido en una decisi¨®n definitiva del Gobierno, pero lo ser¨¢ muy pronto.
P. ?Por qu¨¦ el cambio en la presidencia del INI de un empresario independiente a un militante socialista? ?Se puede considerar un fracaso la direcci¨®n del instituto en los dos a?os transcurridos desde que entr¨® Enrique Moya en. la presidencia ejecutiva del holding?
R. En la etapa de Moya en el INI se han hecho muchas cosas importantes enderezando sociedades, planteando los problemas, renovando directivos. Recu¨¦rdese la suspensi¨®n de pagos del grupo Aluminio, ya solventada; Seat tiene buenas expectativas; ENASA experimenta una mejora sustancial; Iberia tendr¨¢ unas p¨¦rdidas muy inferiores a lo previsto, a pesar de las huelgas de pilotos y t¨¦cnicos de mantenimiento, etc¨¦tera.
Sin embargo, a la hora de abordar otro per¨ªodo cualitativamente distinto hemos cre¨ªdo que la presidencia del INI ten¨ªa que recaer en una personalidad pol¨ªtica socialista que facilite la soluci¨®n a los problemas pol¨ªticos de la reconversi¨®n, muy pol¨¦micos. El Gobierno est¨¢ muy satisfecho de la tarea de Enrique Moya, que ha hecho bien todo lo que ha hecho.
P. Supongo que en el balance tambi¨¦n hay aspectos negativos. ?Qu¨¦ queda por hacer en lo sustancial en la legislatura?
R. En primer lugar, la reforma de la Seguridad Social, que intelectualmente est¨¢ muy debatida; disponemos de elementos de an¨¢lisis suficientes como para saber c¨®mo hay que reformarla, aunque el problema es de enorme envergadura. La Seguridad Social no fue pensada desde el punto de vista actuarial o financiero y lleva tiempo viviendo por encima de sus posibilidades. Hay que hacer un esfuerzo para evitar que el d¨¦ficit de la Seguridad Social lleve a la bancarrota al Estado, sin perjudicar a las personas que actualmente son pensionistas y ajustando las prestaciones del futuro.
El aspecto m¨¢s negativo es el precio a pagar por el saneamiento, en t¨¦rminos de paro. En ning¨²n pa¨ªs del mundo crece el empleo mientras se sanea la estructura productiva, se reequilibra la balanza de pagos y se reduce la inflaci¨®n. Ni con Gobiernos de derecha ni con Gobiernos de izquierda. La oposici¨®n siempre nos recuerda el aumento del paro, pero las recetas que recomienda son recetas que, cuando se han aplicado, como en el caso del Reino Unido, condujeron a un aumento espectacular del desempleo. El Gobierno Thatcher se encontr¨® con un mill¨®n de parados en 1979 y hoy los desempleados superan los tres millones de personas.
Sin embargo, insisto en que lo m¨¢s duro de este per¨ªodo ha pasado ya y que entramos en una etapa en la que se van a recoger los frutos de este profundo saneamiento.
P. Entonces, en una hipot¨¦tica segunda legislatura socialista, ?se ir¨¢ a una pol¨ªtica decididamente m¨¢s expansiva? El programa electoral de 1982, ?podr¨ªa ser el de la pr¨®xima legislatura, en caso de que el PSOE repitiese el triunfo electoral?
R. Los resultados del saneamiento se ver¨¢n antes de una posible segunda legislatura socialista. Quedan m¨¢s de dos a?os de esta legislatura y el cuerpo econ¨®mico espa?ol est¨¢ m¨¢s tonificado y va a tener una expansi¨®n sustancialmente mayor. Es un per¨ªodo distinto.
En cuanto al programa del PSOE, tanto ¨¦ste como el discurso de investidura del presidente del Gobierno eran muy realistas respecto a la necesidad de saneamientos. Si se relee el discurso de Felipe Gonz¨¢lez se ver¨¢ que dice reiteradamente que los problemas de la inflaci¨®n y el paro est¨¢n ¨ªntimamente relacionados, que no se puede abandonar ninguno de los dos. El programa electoral tambi¨¦n tiene una primera parte de saneamiento y reequilibrio y una segunda parte en la que se exponen los beneficios que se pueden obtener de ese saneamiento. Esta segunda parte tiene que comenzar a funcionar ahora, en una etapa de expansi¨®n.
"Gobiernos distintos; mismas soluciones t¨¦cnicas"
P. Este esquema te¨®rico, a mi parecer, pertenece m¨¢s a las pol¨ªticas conservadoras tradicionales que a las de signo socialista. ?No est¨¢ aceptada ya como inevitable la l¨®gica conservadora en el terreno econ¨®mico? ?Cu¨¢l es la l¨ªnea divisoria entre una pol¨ªtica econ¨®mica conservadora y una progresista?
R. En macroeconom¨ªa hay pocas diferencias. Si se examinan la conductas de Gobiernos socialistas, como el sueco, el franc¨¦s, el italiano o el espa?ol, las diferencias de instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica con Gobiernos conservadores, como el brit¨¢nico o el alem¨¢n, no son grandes. Confrontados a los mismos problemas de balanza de pagos e inflaci¨®n, Gobiernos de ideolog¨ªas distintas usan las mismas soluciones t¨¦cnicas.
Lo que existen son Gobiernos con m¨¢s respaldo popular, y por tanto moral, y la pol¨ªtica de saneamiento es, consecuentemente, m¨¢s f¨¢cil en estos pa¨ªses. Por ejemplo, el haber conseguido un acuerdo a dos a?os (el Acuerdo Econ¨®mico y Social), con unas claras l¨ªneas de moderaci¨®n salarial y de incentivos a la inversi¨®n, es algo que un Gobierno con menos apoyo popular y sindical que ¨¦ste no hubiera conseguido probablemente. La actitud, ejemplarmente constructiva, de UGT en las negociaciones para este acuerdo, es una baza para que un Gobierno de izquierda resuelva los problemas econ¨®micos, de la que no dispondr¨ªa en igual medida, un gabinete de otro signo.
Las verdaderas distancias entre Gobiernos conservadores y Gobiernos socialistas est¨¢n en los aspectos redistributivos, de progresividad fiscal y de rigor en un tratamiento justo de las situaciones sociales.
P. Seg¨²n su ¨²ltima respuesta, ?c¨®mo se puede explicar desde posiciones socialistas el hecho de que en 1984 se hayan conjugado fuertes excedentes empresariales -beneficios- con una gran moderaci¨®n de los salarlos? ?No es una redistribuci¨®n al rev¨¦s?
R. El excedente empresarial no es el beneficio: es el beneficio distribuido m¨¢s la autofinanciaci¨®n de la empresa para sus inversiones. Si queremos que las empresas inviertan, hay que mejorar su autofinanciaci¨®n y ello no implica que se distribuyan m¨¢s dividendos. No es, pues, una redistribuci¨®n al rev¨¦s.
Para tener m¨¢s inversi¨®n ma?ana y m¨¢s empleos pasado ma?ana, hay que aceptar hoy sacrificios y moderaci¨®n de rentas.
Gobiernos como el franc¨¦s o el sueco, socialistas, lo han explicado perfectamente apelando a que una pol¨ªtica socialista no tiene por qu¨¦ dejar de ser una pol¨ªtica realista, de rigor. Precisamente por tener mayor respaldo popular, los socialistas tienen m¨¢s autoridad moral para pedir sacrificios a la inmensa mayor¨ªa del pueblo, que son los trabajadores. Lo que no se puede en una situaci¨®n de crisis tan profunda como la actual es pensar en exigir sacrificios solamente a una peque?a parte de la sociedad, la parte m¨¢s rica. Hay que pedir sacrificios a toda la sociedad inevitablemente. Los socialistas no se distinguen porque no pidan sacrificios a los trabajadores, porque eso es imposible. Los socialistas se caracterizan por pedir los sacrificios inevitables, no m¨¢s, y por evitar que la carga de la crisis est¨¦ injustamente repartida.
P. ?Y cuando termine la crisis? Una vez definidos los instrumentos de pol¨ªtica econ¨®mica, ?puede concretar los fines hacia los que caminan los socialistas?
R. Estamos hablando de aspectos instrumentales que se manejan eficaz o ineficazmente. Es obvio que los fines hacia los cuales quiere ir un Gobierno conservador y un Gobierno socialista son distintos, a pesar de que hay una afortunada convergencia en el mundo en una serie de principios b¨¢sicos, como las libertades o la democracia. La idea hist¨®ricamente b¨¢sica del movimiento socialista, o de la izquierda, si se quiere, es la idea de una mayor igualdad en lo pol¨ªtico y en lo econ¨®mico. Los Gobiernos de derechas no tienen esta preocupaci¨®n por la igualdad, aunque recientemente -no hist¨®ricamente- s¨ª se preocupan por la libertad, que es una reivindicaci¨®n tradicional de la izquierda en el mundo.
Un cierto grado de desigualdad econ¨®mica es inevitable e incluso puede ser estimulante, como lo demuestran las experiencias revolucionarias sovi¨¦tica o china: la igualdad absoluta, la falta de est¨ªmulos materiales, hacen que no funcione el mecanismo econ¨®mico. La idea fundamental de los socialistas es no aceptar m¨¢s desigualdades que las estrictamente necesarias para que el conjunto de la sociedad mejore; la derecha acepta desigualdades excesivas y no justificadas, como la desigualdad de oportunidades de ra¨ªz econ¨®mica...
P. El presidente del Gobierno, Felipe Gonz¨¢lez, ha dicho que cada vez se siente m¨¢s socialista. ?Tambi¨¦n el ministro de Econom¨ªa y Hacienda?
R. S¨ª. Esto es perfectamente compatible con lo que tambi¨¦n ha dicho el presidente: que cada vez es m¨¢s heterodoxo. Estando comprometido completamente con los ideales de mayor igualdad y libertad no hay por qu¨¦ suscribir las recetas del pasado; las f¨®rmulas de estatificaci¨®n, de nacionalizaciones, han demostrado estar equivocadas. El Estado, expandi¨¦ndose indefinidamente, ni produce una mutaci¨®n aceptable de la sociedad, ni genera m¨¢s riqueza, ni organiza mejor la producci¨®n o el consumo, ni ampl¨ªa la libertad.
"Las se?as de identidad"
P. Entonces, ?cu¨¢les son las se?as de identidad del socialismo moderno en el que usted se inscribe?
R. Lo permanente es este combate por la libertad y mayor igualdad. Las se?as nuevas deben recoger la tradici¨®n liberal antiestatista, a¨²n entendiendo que el Estado representa intereses generales y es absolutamente fundamental en la sociedad moderna. Estas se?as renuevan una tradici¨®n muy vieja de la izquierda en sus facetas liberales progresistas e incluso anarquistas, que es la preocupaci¨®n por el Estado- Leviat¨¢n.
La izquierda ha vuelto a apreciar los mecanismos del mercado, con correcciones, como los m¨¢s eficaces.
P. ?Alguna de estas se?as se encuentra ya incluida en los Presupuestos de 1985, reci¨¦n presentados?
R. Hay un reflejo de estas ideas, manifestado en la voluntad de contener la expansi¨®n de las Administraciones p¨²blicas, esto es, lo contrario de esperar el relanzamiento ensanchando la actividad del sector p¨²blico.
P. ?Cu¨¢les son los elementos expansionistas del Presupuesto?
R. Son la Seguridad Social y las cargas para el desempleo, que crecen muy por encima de la tasa de las Administraciones p¨²blicas, y tambi¨¦n el crecimiento de los recursos para la reconversi¨®n industrial. Hay un elemento que se expande inevitable e indeseablemente, que son los gastos financieros para pagar los d¨¦ficit anteriores: es la autoalimentaci¨®n del d¨¦ficit.
"Una sentencia adversa sobre Rumasa no abrir¨ªa una crisis pol¨ªtica"
La presentaci¨®n por el titular del Juzgado de Primera Instancia n¨²mero 18 de Madrid de un auto que no admite recurso, en el que se plantean dudas constitucionales sobre la legalidad de la expropiaci¨®n de Rumasa, ha vuelto a poner el desenlace jur¨ªdico del holding de la abeja en un primer plano. Ha habido personas que han afirmado que si el alto tribunal fallase en contra de la ley, se abrir¨ªa una crisis pol¨ªtica de muy amplias dimensiones.Pregunta. ?Qu¨¦ opina sobre la vuelta de la expropiaci¨®n de Rumasa al Tribunal Constitucional?
Respuesta. No soy jurista, y por consiguiente he de pronunciarme con mucho cuidado sobre estas cuestiones. No tengo preocupaci¨®n por el fallo del Tribunal Constitucional, porque me parece que la cuesti¨®n qued¨® esencialmente juzgada con la primera sentencia del Tribunal sobre el decreto-ley de expropiaci¨®n.Lo que ocurre es que el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol resiste la comparaci¨®n con los ordenamientos m¨¢s democr¨¢ticos y m¨¢s protectores de los ciudadanos que hay en Europa occidental. Esta delicadeza que existe hacia la protecci¨®n del ciudadano hace que se plantee ahora, a trav¨¦s de un interdicto para recobrar la propiedad presentado por Ruiz-Mateos, una duda de inconstitucionalidad sobre si una expropiaci¨®n por ley singular no produce una indefensi¨®n de los ciudadanos. Creo que est¨¢ muy bien que el ordenamiento permita agotar todas las posibilidades, pero pienso que el asunto qued¨® zanjado con la primera sentencia del alto Tribunal.
Las opiniones profesionales que he consultado me indican que no es veros¨ªmil que haya novedad alguna respecto a la sentencia primera.6
"No hay freno a la reprivatizaci¨®n"
P. En cualquier caso, ?no habr¨¢ un freno psicol¨®gico para los potenciales compradores de las empresas que faltan por reprivatizar (bodegas, Galer¨ªas Preciados ... )?
R. No. Ninguno. Incluso el proceso de reprivatizaci¨®n ya desarrollado se ha basado en que, como el Estado es titular legalmente de sus bienes y derechos, cualquier persona f¨ªsica o jur¨ªdica que adquiriese empresas que ahora est¨¢n en el patrimonio del Estado seg¨²n ley ser¨ªa un tercero de buena fe. Es decir, que en la hip¨®tesis -que yo considero improbable- de un fallo en contra del Tribunal Constitucional, nunca se ver¨ªan perjudicados en lo adquirido, nunca habr¨ªa anulaci¨®n de las compras, sino, en todo caso, el Estado indemniza a quienes los tribunales dijeran.
P. ?Qu¨¦ consecuencias pol¨ªticas podr¨ªa tener un fallo adverso del Tribunal Constitucional?
R. Entiendo que, despu¨¦s de la primera sentencia del Tribunal admitiendo la constitucionalidad del decreto-ley de expropiaci¨®n, pol¨ªticamente la actuaci¨®n del Gobierno qued¨® justificada. Ello no quiere decir que las complicaciones de un segundo fallo, adverso, no fueran trascendentales. Las auditor¨ªas, que demuestran que el grupo ten¨ªa p¨¦rdidas acumuladas de 350.000 millones de pesetas, y la sentencia del Tribunal Constitucional sobre los motivos que fundamentaron el decreto-ley de expropiaci¨®n respaldan pol¨ªticamente al Gobierno.
Un fallo del Tribunal Constitucional incongruente con el primero producir¨ªa perturbaciones administrativas y econ¨®micas muy importantes, pero no pol¨ªticas.
"Ha habido una campana intolerable de intoxicaci¨®n en la reprivatizaci¨®n de Loewe"
P. Dentro de todo el proceso de reprivatizaci¨®n, ha sido especialmente pol¨¦mica la adjudicaci¨®n de Loewe y su intervenci¨®n en ella...
R. Ha habido una campa?a intolerable de intoxicaci¨®n en la reprivatizaci¨®n de Loewe. Exist¨ªan dos ofertas para Loewe: la del grupo escoc¨¦s Jalegger y la del grupo Urvois-Sp¨ªnola, con un 57% departicipaci¨®n espa?ola y con posibilidades de elevarla al 60%. La comisi¨®n asesora del Gobierno para la reprivatizaci¨®n de Rumasa consider¨® en su reuni¨®n de finales de julio pasado que la mejor oferta desde el punto de vista econ¨®mico era la de Jaegger, pero tambi¨¦n concret¨® en su informe que, "sin perjuicio de que, teniendo en cuenta la nacionalidad espa?ola de quienes suscriben la porci¨®n mayoritaria de la oferta de UrvoisSp¨ªnola y la conveniencia de asegurar en la mayor medida de lo posible el mantenimiento del car¨¢cter espa?ol de la marca Loewe, la comisi¨®n estima aconsejable elevar tambi¨¦n al Gobierno esta ¨²ltima oferta".
Es decir, aunque econ¨®micamente hab¨ªa una ventaja clara de la oferta de Jaegger, la propia comisi¨®n asesora elevaba las dos ofertas al Gobierno.
Yo fui advertido de que se gestaba una campa?a de intoxicaci¨®n para mediatizar la decisi¨®n, porque siempre hay intereses importantes de empresas y bufetes en estas adjudicaciones, y advert¨ª de ello al presidente del Gobierno. Decidimos despreciar estas insidias y estudiar la situaci¨®n con total frialdad. En el Consejo de Ministros se pronunciaron todos los ministros menos yo mismo, que no quise apoyar ninguna de las dos alternativas. As¨ª, la pr¨¢ctica totalidad del Gabinete opt¨® por la soluci¨®n de mayor¨ªa espa?ola que permit¨ªa conservar el ¨²nico nombre que tenemos en una l¨ªnea importante de art¨ªculos de moda.
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