El Mozart puro de Mar¨ªa Joao Pires y Ros Marb¨¢

Volvi¨® Antoni Ros Marb¨¢ a la Sinf¨®nica de RTVE, de la que fuera director titular, en plaza ganada por brillante oposici¨®n, y de nuevo demostr¨® su hondo saber y su extraordinaria sensibilidad.La orquesta de RTVE tuvo un sonido, un fraseo y, en suma, un estilo verdaderamente mozartianos. Esto se demostr¨® de modo muy particular en el Concierto n¨²mero 9 en mi bemol, del que fue protagonista al piano la artista portuguesa Mar¨ªa Joao Pires. Se trata en este, caso, como sabe la mayor¨ªa, de una artista grand¨ªsima, capaz de conseguir con su interpretaci¨®n bellezas verdaderamente turbadoras por su misma pureza.

Versi¨®n transparente

M¨²sica sin mancha la que brota de las manos y la inteligencia de la Pires, este concepto, aplicado a Mozart, obliga a mucho, m¨¢s a¨²n, a todo. Despu¨¦s de la perfecci¨®n as¨¦ptica del Mozart escuchado el d¨ªa anterior a una orquesta asombrosa, con un director casi m¨ªtico como son la Orquesta Sinf¨®nica de Chicago bajo la batuta de Georg Solti, esta visi¨®n rec¨®ndita y transparente, cantarina y grave, fresca y antimuseal que nos dio la Pires, en perfecta identificaci¨®n con el director Antoni Ros Marb¨¢, result¨® para el p¨²blico asistente algo muy reconfortante.

Otro Mozart, el bastante enigm¨¢tico de la Misa en do menor, K. 427, que Ros entiende a la perfecci¨®n, vino a recordamos la variedad de una personalidad genial como fue la del m¨²sico salzburgu¨¦s, capaz de asimilar los supuestos est¨¦tico-t¨¦cnicos que le precedieron hasta hacer de los "viejos testamientos" contrapunt¨ªsticos expresi¨®n perfectamente ajustada a la Viena de finales del siglo XVIII.

Obra verdaderamente dif¨ªcil, el coro de RTVE la domin¨® muy relativamente, y a¨²n la orquesta, bien en general, tuvo momentos, sucios, como la introducci¨®n del Quoniam. No obstante, estuvieron magn¨ªficas las sopranos solistas -Linda Russell y la coreana Young Hee Kini Lee-.

La importaci¨®n de todo un Kurt Equiluz para una parte tan peque?a como la que Mozar confi¨® al tenor en esta Misa constituye todo un lujo y un no reparar en gastos; tampoco es extenso el papel del bajo, estupendamente cantado por Luis Alvarez Sastre. En definitiva, una reconfortante tarde de buena m¨²sica y una nueva constataci¨®n de cuanto es y vale Ros Marb¨¢.