Casas nuevas para el casco viejo a redoble de tambor

Juan Sahori Serrano, actor de profesi¨®n, se dedica desde el 10 de mayo a difundir las facilidades que da el Ayuntamiento de Madrid para que los vecinos del casco viejo rehabiliten sus viviendas, para lo cual se han destinado 400 millones de pesetas. Una campa?a m¨¢s, sin duda, de no ser porque su protagonista camina con un tambor rojo y amarillo, una blusa gris y una gorra de plato, en la que dice: "Ayuntamiento de Madrid". Es el pregonero de Madrid, un h¨¢bito de pueblo recuperado que sorprende tanto a los vecinos como a los polic¨ªas municipales. A todos Juan Sahori les tiene que decir lo mismo: "Esto va en serio".

El redoble del tambor retumba en la plaza de San Ildefonso, en Malasa?a, en la plazuela de las Comendadoras, en la de Santa Ana. El pregonero est¨¢ all¨ª, vestido de un gris severo, con letras de oro del Ayuntamiento en la gorra de plato para que aquello no parezca broma, y con una dicci¨®n que ya la quisieran los pregoneros de anta?o.Al sonido del tambor, decenas de caras aparecen detr¨¢s de los visillos; como la curiosidad no est¨¢ satisfecha, abren el balc¨®n y, desde la barandilla, los vecinos escuchan al pregonero: "Habitantes de Madrid / y m¨¢s de la zona centro / a todos les interesa / lo que deseguida, cuento: / que el centro de la villa ?por achacoso y por viejo /, necesita restaurarse, / y que hay duros para ello ...".

Las bocinas, su per enemigo

Sentados en los bancos de la plaza, los ancianos se apoyan en la cachava para seguir con atenci¨®n lo que anuncia el pregonero. Parece que va en serio lo, que al principio era quiz¨¢ una pel¨ªcula o una de esas cosas raras que en Madrid ocurren desde que el cielo se lo disputan p¨¢jaros y aeroplanos. El pregonero tiene un trabajo duro: el tr¨¢fico no se para con el redoble de tambor; los bocinazos son el mayor enemigo de este propagandista del boca a boca que se va poniendo rojo. "... Cuatrocientos millones / que pone el Ayuntamiento / para arreglar las viviendas, / edificios, medianeros, / ascensores y azulejos / y todo lo que haga falta / para que parezca nuevo. / Si la casa en la que vives, / los cuarenta cumpli¨® ciertos, / si necesitas de obras / y si quieres los dineros, / te puedes ahorrar fijo / hasta el cincuenta por ciento...".El dinero atrae el inter¨¦s de los vecinos que viven entre paredes torcidas en medio de plazas con ¨¢rboles, palomas, bancos y hasta una fuente para beber agua fr¨ªa a 40? bajo el sol. Los del segundo, ciudadanos latinoamericanos, pararon a Montserrat Caball¨¦, que sonaba arrebatadora por toda la plaza, para escuchar los ¨²ltimos consejos del pregonero, ya con las venas de la garganta a punto de saltar. "... Inf¨®rmate aqu¨ª y ahora, / y all¨ª en el Ayuntamiento / en la empresa municipal / de la vivienda, que luego / todos podr¨¢n disfrutar / de un Madrid castizo y nuevo / para alegr¨ªa y orgullo / de los que as¨ª lo queremos".

Un grupo de gitanos aplaude divertido, un oficinista se acerca a pedir m¨¢s informaci¨®n, una chica un poco tomada le pide m¨²sica, otra le invita a una cerveza, que el pregonero acepta. Suda y tiene la boca seca, y a¨²n queda mucho por propalar. De San lldefonso marcha en su veloc¨ªpedo a la plaza de Santa Ana. "Tengo que seleccionar las zonas; que sean tranquilas, que haya gente, que no haya tr¨¢fico y que est¨¦n en la zona centro".

Juan Sahori Serrano es el pregonero de Madrid. El ¨²nico. El lunes se cumplir¨¢n 27 a?os desde que vio la luz en Hell¨ªn (Albacete). En Murcia se licenci¨® en Derecho, se divirti¨® en el Teatro Universitario, y desde entonces quiso viivir del escenario. Antes de recorrer Madrid dando voces, lo hizo repartiendo su foto y su curr¨ªculo por las compa?¨ªas teatrales. As¨ª lleg¨® al Corral del Pr¨ªncipe para interpretar El gato con botas.

Sahori termin¨® la campa?a de teatro para ni?os en abril, y a los pocos d¨ªas le lleg¨® la oportunidad de un singular teatro en la calle. El Ayuntamiento le contrat¨® para difundir sus ayudas a los vecinos que quieran rehabilitar viviendas.

El primer d¨ªa, un fracaso

Lleva 10 d¨ªas por las calles, y ya le ha pasado de todo. "El primer preg¨®n fue un fracaso. Estaba en la plaza del Dos de Mayo, inici¨® el redoble para congregar a la gente y, antes de que acabara, sali¨® de un bar un energ¨²meno gritando que no pod¨ªa hablar por tel¨¦fono. Me tuve que ir a otra parte". En general, Madrid recibe bien al pregonero; las amas de casa ya le reconocen, y a su paso le piden que declame. "A los ni?os los llevo peor; uno me tir¨® una china, otros no pararon de dar voces; menos mal que los adultos les ri?eron: 'No se hace eso al se?or pregonero".Juan Sahori se toma el trabajo muy en serio. Aprendi¨® a redoblar cuando le contrat¨® el Ayuntamiento, y ahora lanza el bando en cuanto ve un grupo de apacibles vecinos en un parque o en una plaza del casco antiguo. Ya sabe cu¨¢les son las mejores horas para lanzar su mensaje: "De once a una y media y de cinco a siete. Un d¨ªa sal¨ª a las cuatro y no hab¨ªa nadie". Madrid dorm¨ªa la siesta detr¨¢s de fachadas descascarilladas.