Mario Soldati presenta en Barcelona su ¨²ltima novela, 'Paseo de Gr¨¤cia'
El escritor italiano Mario Soldati (Tur¨ªn, 1906) present¨® ayer en el hotel Majestic de Barcelona su ¨²ltima novela, Paseo de Gr¨¤cia, tras haber recibido un homenaje por parte de los Amigos del Paseo. La acci¨®n del relato se sit¨²a entre Los ?ngeles, Roma y Francfort, para concluir en la capital catalana, donde el protagonista, el realizador de una superproducci¨®n televisiva, acude para contratar a un grupo de estibadores del puerto. Soldati se presenta a senador en las pr¨®ximas elecciones italianas por el partido socialista.
"Mi candidatura es totalmente quijotesca, no salgo nunca elegido. De hecho no es la primera vez que me presento. Ya lo hice cuando era secretario del partido Pietro Nenni y tambi¨¦n hace cuatro a?os, con Craxi. Pero ahora me parece que debo hacerlo m¨¢s que nunca", afirma este hombre en¨¦rgico, de ning¨²n modo doblegado por la edad, al tiempo que muestra una carta suya, publicada en el Corriere della Sera y dirigida al escen¨®grafo Giorgio Strehler, que recientemente ha dejado el PSI."Soy socialista desde hace 63 a?os, es decir desde la inolvidable angustia de aquellos d¨ªas y aquellas noches entre el 10 de junio y el 16 de agosto de 1924, cuando tom¨¦ partido para siempre en materia pol¨ªtica", afirma desde la letra impresa el veterano militante, recordando que por aquellas dif¨ªciles fechas apareci¨® el cad¨¢ver de Matteotti.
Al igual que la de Sandro Pertini, su voz se alza en el panorama pol¨ªtico italiano como modelo de fidelidad y moralidad, por encima de las partes en litigio. Fidelidad que ha mantenido tambi¨¦n en el campo literario: desde America, primo amore, su primera novela publicada en 1941, hasta Paseo de Gracia, que ahora se presenta en Barcelona, los temas recurrentes de su narrativa han sido una profunda religiosidad (como "contemplaci¨®n estupefacta del misterio de la existencia", seg¨²n ha escrito) y una especial preferencia por el mundo de los viajes. Ha trabajado tambi¨¦n en el cine, dirigiendo entre otros t¨ªtulos, Piccolo Mondo Antico, sobre la obra de Fogazzaro, Malombra, Le miserie di Mons¨² Travet y La provinciale. Para la televisi¨®n hizo una famosa serie a finales de los a?os 50, Viaggio nella valle del Po, alla ricerca di cibi genuini y luego, en colaboraci¨®n con Cesare Zavattini (con quien dice que acab¨® pele¨¢ndose), Viaggio lungo il Tirreno.
'El juicio universal'
No es de extra?ar pues que el protagonista de la novela, Eugenio Crema-Donnini o Eugene Kramer, tal y como se le conoce en los ambientes profesionales, sea un escen¨®grafo residente en Beverly Hills -Soldati vivi¨® en Nueva York entre 1929 y 1931 -que, tras 15 a?os, vuelve a Roma para dirigir una superproducci¨®n titulada El Juicio Universal, basada en los frescos de Miguel ?ngel de la Capilla Sixtina. "Poco m¨¢s o menos, en todas mis novelas el protagonista soy yo, pero esta vez, contrariamente a las dem¨¢s, la obra est¨¢ redactada en tercera persona", afirma el escritor, buscando una distancia imposible de su creaci¨®n.Hacia el final de la novela, Eugenio viaja a Madrid, al se?alarle los productores, que han perdido la confianza del Vaticano, implicado ambiguamente en el negocio, que all¨ª los costes se ver¨¢n notablemente reducidos. El realizador precisa de unos extras para representar a los Profetas del Juicio Universal: los encontrar¨¢ en el puerto de Barcelona, ciudad a la que acude, aloj¨¢ndose en el Hotel Majestic. En el Paseo de Gracia teme y desea a la vez encontrarse con una antigua amante, "pero no la encontrar¨¢, y ¨¦sa es precisamente la gracia, la gracia del Paseo de Gracia", afirma Soldati, quien, por cierto, aparte de alojarse en el mismo hotel que su criatura literaria, gasta su misma colonia.
Kramer no es ni bueno ni malo, sencillamente vive la vida. Soldati lo erige casi a modelo de una religiosidad laica, que ha hecho suya: "Siempre he sido religioso, aunque no dogm¨¢tico. Fui ac¨¦rrimo partidario de Juan XXIII, el ¨²nico papa que cre¨ªa fundamentalmente en la vida. La verdadera religi¨®n para m¨ª no est¨¢ en la fe, sino en la duda y la esperanza. Por este motivo, precisamente mi otro gran personaje preferido es Miguel de Unamuno", concluye el escritor.
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