Crecimiento y reparto
Una sociedad con un bienestar m¨¢s equitativamente repartido tiene una base mejor para ser m¨¢s productiva, m¨¢s competitiva y con mayor capacidad de consumo. Seg¨²n el autor, frente a ello, lo que est¨¢ ocurriendo en nuestro pa¨ªs, la concentraci¨®n de grandes masas de recursos en limitadas manos, est¨¢ llevando a la especulaci¨®n y al despilfarro, con su correspondiente coste social elevado. Basar la competitividad de las empresas ¨²nicamente en empleos precarios y en salarios insuficientes es un suicidio econ¨®mico. Redistribuir no es sin¨®nimo de ineficacia.
Parece un nuevo descubrimiento del Mediterr¨¢neo. Resulta que el crecimiento econ¨®mico es necesario. Por supuesto que s¨ª. Vale la pena reproducir el p¨¢rrafo en cuesti¨®n del denominado Documento de los quince: "Elemento central de todo programa socialista es una pol¨ªtica que armonice la imprescindible coherencia econ¨®mica con la progresiva consecuci¨®n de objetivos sociales de mayor equidad e igualdad de oportunidades. La redistribuci¨®n no es sin¨®nimo de ineficacia ni de insensatez. Es falso que sea necesario crecer para luego repartir. Por el contrario, solamente es posible un crecimiento econ¨®mico si paralelamente se produce una distribuci¨®n equitativa de la riqueza y el bienestar. La solidaridad es una de las condiciones del desarrollo y de la eficacia econ¨®mica. La experiencia de la. socialdemocracia europea lo confirma. Lo contrario, como se est¨¢ comprobando en Espa?a, conduce a la especulaci¨®n y al despilfarro de recursos".Ah¨ª se dice lo que se quiere decir, que es lo siguiente para quien lo quiera entender: que son imprescindibles la coherencia y el crecimiento econ¨®micos, y que tambi¨¦n es imprescindible la progresiva consecuci¨®n de lo que podr¨ªamos llamar la eficacia social. )(que s¨®lo lo segundo asegura la consecuci¨®n de lo primero, concretamente de un crecimiento autosostenido y equilibrado. No se trata de repartir miseria, sino de crear riqueza redistribuy¨¦ndola equitativamente.
La discusi¨®n puede parecer bizantina por la obligada introducci¨®n de juicios de valor. Concretamente, cuando se habla de "progresiva consecuci¨®n de objetivos -sociales": ?c¨®mo de progresivamente? Es decir, ?con qu¨¦ ritmo? O en la referencia a "una distribuci¨®n equitativa": ?c¨®mo de equitativa? ?C¨®mo se mide?
Naturalmente que se trata de una discusi¨®n pol¨ªtica, de opci¨®n entro., alternativas que nunca pueden cuantificarse exactamente. Porque cuando se aboga por "primero crecer, luego repartir", hay que preguntarse: ?cu¨¢ndo llega ese luego? Alg¨²n, pesimista (o realista) dir¨¢ que nunca, ya que cuando hay que hacer un ajuste econ¨®mico, como el que hubo que hacer en nuestro pa¨ªs en 1983-1985, la resultante es -y para eso se hacen los ajustes econ¨®micos- una distribuci¨®n m¨¢s regresiva de la riqueza y de la renta, y que cuando entramos en per¨ªodos de mayor bonanza econ¨®mica (por ejemplo, aqu¨ª a partir de 1986), una redistribuci¨®n excesiva puede hacer peligrar los equilibrios econ¨®micos y la recuperaci¨®n. En esta segunda opci¨®n cabe pensar en dos v¨ªas: la que podr¨ªa etiquetarse de (neo) liberal, que entiende que el propio goteo (trickle-down) del bienestar llegar¨¢ a las capas m¨¢s despose¨ªdas, y una segunda v¨ªa que opta por una pol¨ªtica m¨¢s activa, pero insuficiente, de redistribuci¨®n, ya que siempre mantiene como centro de su esquema mental y pol¨ªtico el "primero crecer, luego repartir".
Reparto desigual
No son ¨¦sas las ¨²nicas opciones, y conviene decirlo claramente, especialmente una vez que una econom¨ªa, la nuestra, ha llevado a cabo, con sacrificios desigualmente repartidos, un importante proceso de ajuste y acumulaci¨®n. Hay que compatibilizar al m¨¢ximo el crecimiento y el reparto. En algunos casos, ambos objetivos, que no son otros que la eficacia y la equidad, ser¨¢n no compatibles. Entonces hay que optar, y precisamente esa opci¨®n es uno de los elementos que distingue un proyecto pol¨ªtico de' otros:Ambos elementos est¨¢n interrelacionados, contrariamente a lo que com¨²nmente se precisa, ya que suele partirse de la base de un enfoque unidireccional de que el crecimiento econ¨®mico dar¨¢ como resultante, de manera espont¨¢nea o con pol¨ªticas activas, la eficacia social. Esto es insuficiente, ya que el proceso tambi¨¦n act¨²a en la otra direcci¨®n, pues, como dice el p¨¢rrafo transcrito, "... la solidaridad es una de las condiciones del desarrollo y de la eficacia econ¨®mica". Dicho de otra manera: una sociedad m¨¢s justa, m¨¢s integrada, con un bienestar m¨¢s equitativamente repartido y con una conciencia de todo ello, tiene una base mejor para ser una sociedad m¨¢s productiva, m¨¢s competitiva y con mayor capacidad de consumo.Es decir, la equidad es rentable social y econ¨®micamente. La propia evoluci¨®n de las econom¨ªas europeas que basan su esquema pol¨ªtico en la construcci¨®n y desarrollo del Estado del bienestar confirma lo anterior. Frente a ello, lo que est¨¢ ocurriendo en nuestro pa¨ªs, la concentraci¨®n de grandes masas de recursos en limitadas manos, est¨¢ llevando a la especulaci¨®n y al despilfarro, con su correspondiente coste social elevado.
La opci¨®n de "crecer repartiendo" hay que articularla sobre la base del mercado como asignador fundamental -no ¨²nico- de recursos, y el sector p¨²blico, como redistribuidor de los frutos del, progreso. Ello supone, frente a la ola de desregulaci¨®n, privatizaci¨®n, improvisaci¨®n y escaparatismo que nos invade, reconocer la necesidad de un sector p¨²blico, por supuesto redimensionado y eficiente, en un triple campo: el regulador, el productivo de determinados bienes y servicios, y el redistribuidor v¨ªa, fundamentalmente, presupuestos. Lo que exige, naturalmente, una consideraci¨®n del sector p¨²blico como algo no intr¨ªnsecamente malo, despilfarrador, ineficaz, es decir, la encarnaci¨®n de todos los males. Seguramente esto es pedir a algunos una excesiva reconversi¨®n mental, despu¨¦s de a?os de echar piedras al tejado de ese sector.
Recursos suficientes
Una pol¨ªtica de este tipo es factible, ya que hay recursos suficientes, y deseable. Es m¨¢s, una pol¨ªtica de redistribuci¨®n "no es sin¨®nimo de ineficacia ni de insensatez". Se puede y se debe hacer teniendo en cuenta que nuestro pa¨ªs es una parte -crecientemente integrada- de ese sistema econ¨®mico mundial que ya es ¨²nico, y en el que la competitividad es imprescindible para subsistir. Este sistema mundial tiene segmentos en los que los salarios de los m¨¢s desregulados (un antiguo dir¨ªa de los m¨¢s explotados) son los que marcan la pauta.Pero hay otros muchos segmentos (la mayor¨ªa del mercado) en los que juegan mucho m¨¢s otros factores. Dicho m¨¢s brevemente: la competitividad de las empresas no puede descansar ¨²nicamente en una acumulaci¨®n basada en empleos precarios y en salarios insuficientes. Eso en nuestro pa¨ªs es un suicidio econ¨®mico. Lo que nos lleva a otra conclusi¨®n a retener: si l¨®gicamente abogamos por el mercado como principal asignador de recursos, es imprescindible que nuestras empresas crezcan y se desarrollen en ese mercado, lo que exige que sean mucho m¨¢s competitivas de lo que son hasta ahora.
Crecer, mantener los equilibrios fundamentales, hacer posible y participar en el crecimiento de la producci¨®n de bienes y servicios, respetar y fortalecer el sector p¨²blico en su triple funci¨®n citada, desarrollar una pol¨ªtica activa de m¨¢s y mejores empleos, aumentar y distribuir cada vez m¨¢s equitativamente el bienestar social, son algunas de las acciones imprescindibles y posibles aqu¨ª y ahora.
?Es esto lo ¨²nico de una opci¨®n socialista, de un proyecto progresista, en estas materias? La respuesta es claramente no. Lo que distingue a una opci¨®n de este tipo no es solamente esto, ni tampoco una acci¨®n solamente de redistribuci¨®n, propia de la beneficencia p¨²blica.
Lo se?alado es parte de un todo, todo que se puede sintetizar en ir obteniendo una sociedad cada vez menos dual, menos injusta, menos deshumanizada a trav¨¦s de unas pol¨ªticas respaldadas por los trabajadores y las mayor¨ªas progresistas de nuestro pa¨ªs que quieren una sociedad no s¨®lo m¨¢s moderna, sino m¨¢s rica, m¨¢s justa y con un diferente reparto de poder para hacer posible precisamente todo esto.
En resumen, lo que se recoge en el programa que los partidos socialistas europeos han elaborado para las pr¨®ximas elecciones al Parlamento Europeo.
Luis de Velasco es miembro del Grupo Socialista del Congreso.
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