El gran arte de Mar¨ªa Joao Pires
En el plazo de una semana, Mar¨ªa Joao Pires toca dos veces en Madrid: con la Orquesta Nacional, en sus conciertos de abono, y con la Gulpelkian de Lisboa, el pr¨®ximo d¨ªa 6. Mar¨ªa Joao interpreta dos de sus conciertos favoritos el en Re mayor, K. 888, de Mozart, y el en Sol mayor, n¨²mero 4, de Beethoven.Ahora ha pintado Mozart. ?Y qu¨¦ Mozart! Decir que la Pires toc¨® de manera irreprochable, con ser mucho, apenas significar¨ªa nada, pues lo que hizo la grand¨ªsima pianista portuguesa fue recrear desde la fidelidad, sentir y comunicar esa melancol¨ªa sabia, joven y sin excesos del adaggio, ordenar el allegro assai final desde la gracia entendida como estructura, y hacer del movimiento inicial una forma rigurosa, flexible, firme y sin peso, atenta al n¨²mero y a la canci¨®n.
Orquesta Nacional de Espa?a
Solista: M. Joao Pires, pianista. Obras de Mendelssohn, Mozart y Beethoven. Auditorio Nacional. 2 de marzo.
Y es que Mar¨ªa Joao Pires es una de las figuras excepcionales del pianismo europeo contempor¨¢neo. Si su personalidad desprecia lo vanidoso y, m¨¢s todav¨ªa, ignora las ¨ªnfulas, ello no le quita valores, sino que se los a?ade. A¨²n dir¨ªa que s¨®lo los muy egregios pueden permitirse el lujo de la sencillez y la humildad. Tambi¨¦n el de la generosidad, y el arte de esta lisboeta, nacida en 1944, estudiosa del piano, la composici¨®n y la musicolog¨ªa en su pa¨ªs y en Alemania, se manifiesta extremadamente generoso.
Comunicaci¨®n admirable
Su comunicaci¨®n con el p¨²blico es ¨ªntegra y honda. Nos admira y nos llena. Tiene el poder encantatorio de lo que, sin ser oscuro, sino l¨²cidamente claro, podemos denominar misterio, porque, en ¨²ltima instancia, tiene mucho, pr¨¢cticamente todo, de cosa inexplicable. Est¨¢ ah¨ª, lo percibimos, nos envuelve, capta nuestra afectividad y mantiene absorta nuestra atenci¨®n razonable. Cuando termina la actuaci¨®n de Mar¨ªa Joao Pires un deseo nos domina con urgencia: volverla a escuchar, pedirle, si posible fuera, que contin¨²e tocando.
Prolongaci¨®n realmente posible gracias a las perfecciones t¨¦cnicas e interpretativas de los ¨²ltimos discos compactos grabados el pasado a?o por Mar¨ªa Joao Pires en Hamburgo y publicados recientemente. Uno est¨¢ dedicado a Mozart, con tres Sonatas, y otro a Schubert, con una Sonata, Momentos musicales y dos Scherzi. Ambos autores, a trav¨¦s de la sensibilidad y el juego preciosista de la int¨¦rprete, evidencian sus puntos de contacto. De Mozart viene, principalmente, Schubert, y entendido desde la perspectiva del autor de Rosamunda aparecen mejor explicados los secretos de su antecesor salzburgu¨¦s.
Mozart magistral donde los haya, el de Mar¨ªa Joao Pires se vio bien asistido por Leopoldo Hager, un director salzburgu¨¦s y excelente m¨²sico que se sabe en toda su amplitud esa gran asignatura de la historia musical europea llamada Wolfgang Amadeus Mozart. Y que del mismo modo desentra?¨® en toda su gama de colores suaves, en toda su nostalgia reprimida, la obertura de Mendelssohn, La gruta de Fingal, para terminar el programa con la frescura cl¨¢sico-vienesa de la Segunda sinfon¨ªa beethoveniana. Hubo grandes aplausos para todos.
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