Hidras y gigantescos gusanos carn¨ªvoros
Un peque?o valle perdido en el Estado de Nevada, en Estados Unidos, tres vertientes del cual est¨¢n ocupadas por monta?as alt¨ªsimas mientras que el cuarto lado corresponde a una falla gigantesca. Una geograf¨ªa de fin del mundo y un espacio de dif¨ªcil acceso, eso es lo que nos proponen como lugar de juegos terror¨ªficos productor y director de Temblores.El adjetivo referente al miedo aparece cuando en ese lugar perdido, de pronto, surgen unos gigantescos gusanos carn¨ªvoros, que circulan bajo tierra a gran velocidad para emerger, como hidras de siete cabezas con dise?o alien, cuando intuyen que en la superficie hay alg¨²n humano o mam¨ªfero que devorar.
La referencia a Alien no es gratuita dado que Temblores est¨¢ producida por el mismo equipo que la hizo posible y que luego ha organizado el rodaje de Abyss.
Temblores
Director: Ron Underwood.Int¨¦rpretes: Kevin Bacon, Fred Ward, Finn Carter, Michael Gross y Victor Wong. Gui¨®n: S. S. Wilson y Brent Maddick. M¨²sica: Ernst Troost. Fotograf¨ªa: Alexander Gruszynsky. Estadounidense. 1989. Estreno en Madrid: cines Azul, Luchana y CarIton.
Se trata, seg¨²n parece, de gente preocupada por lo que se esconde, por los espacios que no son visibles al ojo humano: tuber¨ªas de aire acondicionado, profundidades marinas o subsuelo, tanto da, lo que cuenta es que en esos espacios vetados a la mirada no se fabrican misterios sino monstruos.
No hay lugar para la sutileza, la ¨²nica verdad son dientes afilad¨ªsimos que sue?an con nuestras extremidades, que se relamen pensando en nuestros muslos.
Esp¨ªritu de serie B
La pel¨ªcula est¨¢ hecha con un cierto esp¨ªritu de serie B que se traduce sobre todo en detalles argumentales, como el no preocuparse ni por el origen ni por la mejor o ¨²nica manera posible de acabar con los gusanos que son, como la Tar¨¢ntula de Jack Arnold, sensibles a la p¨®lvora siempre y cuando se utilice en grandes dosis.Su acabado es relativamente lujoso, muy profesional, pero no logra esconder la p¨¦rdida de tensi¨®n de la historia de los grandes gusanos desde el momento en que el peligro ha sido identificado y localizado.
La pel¨ªcula baja, se convierte en un recital m¨¢s o menos divertido de sustos y peque?as sorpresas y deja tiempo al espectador para que maquine acerca de otros asuntos, por ejemplo sobre si no ser¨ªa conveniente que el alcalde de Barcelona, Pasqual Maragall, se agenciara un par de gusanos de este tipo para poder llevar su metro el¨¦ctrico hasta el estadio ol¨ªmpico.
. Ni Ministerio de Transportes ni Generalitat podr¨ªan oponerse a tan barato y eficaz sistema de perforaci¨®n.
Babelia
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