Gran Breta?a y la 'opting out'
Resulta algo injusto acusar a Gran Breta?a de "antieurope¨ªsta" y hacerla responsable, por adelantado, de cualquier "desgracia" que pueda ocurrir en Maastricht. Al fin y al cabo, Gran Breta?a ha sido el ¨²nico pa¨ªs capaz de descabalgar del poder a un primer ministro, y nada menos que a la carism¨¢tica Margaret Thatcher, porque constitu¨ªa un muro infranqueable en el camino hacia la construcci¨®n econ¨®mica de Europa.El mismo partido que ella llev¨® a la victoria durante 11 a?os seguidos le retir¨® la confianza y la expuls¨®. del templo porque constat¨® que no era capaz de manejar, el "dossier europeo" con la necesaria flexibilidad.
Todav¨ªa resuena en Westminster la extraordinaria fil¨ªpica del ex ministro Geoffrey Howe llamando a sus colegas a la rebeli¨®n: "El conflicto de lealtades entre la que debo a la primera ministra y la que debo a los verdaderos intereses de mi pa¨ªs es demasiado grande... Ha llegado el momento de que todos ustedes elijan tambi¨¦n en este tr¨¢gico dilema".
Y todav¨ªa cuelgan de alguna pared en Bruselas los editoriales de The Economist y de The Financial Times, la revista y el diario que mejor representan al establisment y al poder financiero brit¨¢nico, agradeciendo a la "dama de hierro" los servicios prestados y pidi¨¦ndole una discreta retirada.
Un pa¨ªs capaz de una operaci¨®n semejante en beneficio de su papel econ¨®mico en Europa no merece llevar un sambenito. Resulta, por el contrario, digno de estudio el inteligente esfuerzo que han realizado en menos de dos a?os las fuerzas "proeurope¨ªstas" para hacer frente y convencer a una opini¨®n p¨²blica mayoritariamente hostil y, adem¨¢s, sacar el m¨¢ximo provecho de esa situaci¨®n cara a sus colegas europeos.
Cierto es que Gran Breta?a sigue manteniendo una actitud cerrada frente a algunos problemas estrictamente pol¨ªticos de la uni¨®n europea, como las relaciones exteriores y de seguridad, -las acciones sociales o la cooperaci¨®n policial y judicial. Pero si se examina la lista de temas pendientes relativos a la uni¨®n econ¨®mica y monetaria no se puede decir que el primer ministro John Major llegue a Maastricht, con mayores o m¨¢s discutibles pretensiones que Espa?a o Alemania.
Lo ¨²nico que realmente le diferencia del resto de sus colegas es una cuesti¨®n relacionada m¨¢s con el concepto, e incluso con el sentimiento, brit¨¢nico de "soberan¨ªa". Major se ha comprometido ante su Parlamento a exigir la llamada cl¨¢usula "opting out", la posibilidad de no entrar en la ¨²ltima fase de uni¨®n econ¨®mica y monetaria prevista en el Tratado, la que conlleva una moneda ¨²nica y un banco central europeo.
La redacci¨®n de esa cl¨¢usula (art¨ªculo 109 G 2),propuesta por Holanda enfurece a los alemanes. Dice textualmente: "El Consejo [de ministros de la CE] no obligar¨¢ a un Estado miembro a participar en la etapa tres si ¨¦ste le ha notificado que su Parlamento nacional no est¨¢ en disposici¨®n de aprobar la fijaci¨®n irrevocable de la paridad de su moneda en la fecha provisional...
Alemania estima que este art¨ªculo podr¨ªa ser esgrimido por cualquiera de los pa¨ªses -y no solo por Gran Breta?a- en el ¨²ltimo momento (1997), lo que. quita todo su valor al Tratado como "compromiso" cierto de crear la uni¨®n.
Para evitar el problema, Holanda propone una pirueta de dudoso inter¨¦s. Los Doce firmar¨ªan el Tratado, con ese art¨ªculo, pero, adem¨¢s, los gobiernos de "los once" (todos menos el de Londres) firmar¨ªan una "declaraci¨®n" en la que figurar¨ªa su "firme intenci¨®n de participar en la etapa 3, a partir de la fecha prevista y sin derogaciones". Pero ya se sabe que las "declaraciones" no tienen buena fama en la CE.
M¨¢s realista parece la ¨²ltima propuesta de Luxemburgo: no se puede reconocer ese derecho a un Parlamento y neg¨¢rselo a los dem¨¢s, pero s¨ª se puede exigir a todos que decidan inmediatamente. S¨®lo ser¨ªa posible acogerse a la "opting out" en el mismo momento de la ratificaci¨®n parlamentaria del Tratado, es decir en 1992. Se supone que el ¨²nico que reclamar¨ªa hoy d¨ªa la excepci¨®n ser¨ªa el Parlamento brit¨¢nico.
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