Clinton asegura que EE UU ser¨¢ el l¨ªder de un mundo m¨¢s libre y menos estable
William Jefferson Clinton, de 46 a?os, depositario de la mayor esperanza renovadora generada en EE UU desde la presidencia de John Kennedy, tom¨® ayer posesi¨®n como 42? presidente del pa¨ªs, con la promesa de asumir el liderazgo de "un nuevo mundo, m¨¢s libre, pero menos estable" y de combatir, "con la fuerza si es necesario" en defensa de los intereses de EE UU y de la profundizaci¨®n de la democracia aqu¨ª y en todos los confines de la Tierra.
El nuevo presidente, Bill Clinton, asegur¨® que responder¨¢ a las expectativas, y pidi¨® confianza y esfuerzo a sus compatriotas para afrontar los cambios que necesita la sociedad y las amenazas que se ciernen sobre el mundo entero.
A las doce en punto de una ma?ana fr¨ªa, pero asombrosamente soleada, el presidente, bajo la atenta mirada de su mujer, Hillary, levant¨® la mano derecha y pos¨® la izquierda sobre una vieja biblia de la familia para pronunciar las mismas palabras que durante 200 a?os han recitado los 41 hombres que han pasado antes por ese puesto desde los tiempos de George Washington: "Yo, William Jefferson Clinton, juro solemnemente que ejercer¨¦ fielmente el cargo de presidente de Estados Unidos y dedicar¨¦ todos mis esfuerzos a preservar, proteger y defender la Constituci¨®n de Estados Unidos. Si as¨ª lo hago, que Dios me ayude". Con anterioridad, Albert Gore hab¨ªa jurado su cargo como vicepresidente, en una ceremonia que sigui¨® al pie de la letra el ritual de la tradici¨®n de Estados Unidos.
Al lado de Clinton se encontraba, con un gesto sombr¨ªo, el presidente saliente, George Bush, que ayer mismo viaj¨® con su mujer, B¨¢rbara a Houston, en el Estado de Tejas, donde residir¨¢n a partir de ahora.
Clinton pide "coraje para reinventar Am¨¦rica"
Lleg¨® la hora de la verdad para un hombre de 46 a?os, nacido en el seno de una humilde familia del insignificante Estado de Arkansas, a quien ha correspondido el m¨¦rito de devolver la presidencia a manos del Partido Dem¨®crata tras 12 a?os de Gobierno republicano y, al mismo tiempo, dar testimonio de las cualidades de un sistema pol¨ªtico basado en la igualdad de oportunidades.
Una unidad de marines dispar¨® entonces las 21 salvas de honor, y Bill Clinton, vestido con traje azul oscuro, corbata del mismo tono y camisa blanca, se acerc¨® al podio, con una expresi¨®n de indudable seguridad en s¨ª mismo, para pronunciar su primer discurso como presidente.
La c¨²pula del Capitolio estaba a la espalda de Clinton, en medio de un escenario montado, como manda la tradici¨®n, al aire libre en las escalinatas del Congreso. Enfrente, los monumentos a Washington y Lincoln; a la izquierda, el monumento a Jefferson, y a la derecha, la Casa Blanca.
Bill Clinton, que no hizo una sola referencia en su discurso al conflicto b¨¦lico con Irak, afirm¨® que "la primavera" hab¨ªa renacido en "la democracia m¨¢s antigua del mundo", una primavera anticipada por "la visi¨®n y el coraje para reinventar Am¨¦rica". En un discurso de apenas 15 minutos cargado de s¨ªmbolos emotivos y de apelaciones a la fe en el futuro y de promesas de regeneraci¨®n del sistema pol¨ªtico norteamericano, el nuevo presidente asegur¨® que trabajar¨¢ junto a "los amigos y los aliados" de EE UU para afrontar los retos que son comunes a todos: "La econom¨ªa mundial, el medio ambiente en el mundo, la crisis mundial del sida, la carrera de armamentos en el mundo".
Clinton reconoci¨® que ninguna generaci¨®n ha presenciado desaf¨ªos de proporciones semejantes a las que conoce el equipo que ayer se hizo cargo del poder. Advirti¨® que buena parte de esos desaf¨ªos est¨¢n en su propio pa¨ªs, en el que habr¨¢ que concentrar los mayores esfuerzos, sin olvidar las obligaciones internacionales de la ¨²nica superpotencia. "Tenemos que hacer lo que ninguna generaci¨®n ha hecho anteriormente. Tenemos que invertir m¨¢s en nuestro propio pueblo y en nuestro propio futuro, y, al mismo tiempo, tenemos que reducir nuestra deuda y hacer lo mismo en un mundo en el que tenemos que luchar por todas las oportunidades".
Nuevas responsabilidades
Cliriton se?al¨® que esa generaci¨®n nacida a la sombra de la Segunda Guerra Mundial, su generaci¨®n, asume "nuevas responsabilidades en un mundo alentado por el amanecer de la libertad, pero amenazado todav¨ªa por antiguos odios y nuevas calamidades".
El nuevo presidente asegur¨® que "claramente, Estados Unidos tiene que continuar dirigiendo al mundo" y garantiz¨® que "mientras Estados Unidos se reconstruye por dentro, no renunciar¨¢ a las responsabilidades que le corresponden en el mundo". Al mismo tiempo advirti¨®: "Cuando nuestros intereses vitales se vean amenazados, o cuando la voluntad y la conciencia de la comunidad internacional sean desafiadas, actuaremos, por medios diplom¨¢ticos pac¨ªficos cuando sea posible y con la fuerza si es necesario".
El nuevo presidente hizo varios llamamientos kennedyanos a la unidad nacional y al esfuerzo colectivo y generoso de los ciudadanos para reconstruir el pa¨ªs. Prometi¨® luchar contra la corrupci¨®n pol¨ªtica y hacer que Washington deje de ser "un lugar para la intriga y la especulaci¨®n".
El nuevo vicepresidente, Al Gore, que hab¨ªa jurado su cargo unos minutos antes que Clinton, acompa?¨® al presidente en su desplazamiento hasta la Casa Blanca para asistir al tradicional desfile de estas ocasiones. Sus antecesores se despidieron con caballerosidad de esta ciudad y del poder. Desde la misma puerta del Capitolio, el ex presidente George Bush tom¨® un helic¨®ptero en el que cubrir¨¢ la primera ruta de su viaje a Houston, su destino final.
?ste fue el final de una jornada larga que Bill Clinton hab¨ªa iniciado en la iglesia m¨¢s pr¨®xima a la Casa Blanca, la Metropolitan African Methodist Episcopal Church, a la que acudi¨® para rezar por su propia suerte, la de su pa¨ªs y la del mundo, que tanto se ver¨¢ influido por sus decisiones. Sentado frente al coro que entonaba canciones de esperanza, el rostro del nuevo presidente se inund¨® infantilmente de l¨¢grimas. No hab¨ªa hablado con nadie hasta entonces. Serio, pensativo, con una sonrisa de circunstancias, cuando Clinton fue abordado temprano por los periodistas que le preguntaban si estaba preparado para los retos que le esperaban, se limit¨® a decir: "S¨ª, lo estoy".
Despu¨¦s de la oraci¨®n, Clinton se reuni¨® con el consejero nacional de Seguridad de la vieja Administraci¨®n, Brent Scowcroft, que le rindi¨® un informe, m¨¢s ritual que otra cosa, sobre las condiciones en las que se encuentra el mundo que hereda el nuevo presidente.
Tras esa conversaci¨®n, Bill, Hillary y Chelsea Clinton cruzaron los escasos metros que separan la Blair House, donde han dormido desde el domingo, de la Casa Blanca, para cumplir con la tradici¨®n de compartir un caf¨¦ con el matrimonio Bush. Los Clinton ten¨ªan ya cara de cansados.
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