El retorno de Moguilevski

El m¨¢ximo inter¨¦s del segundo programa ofrecido por la Sinf¨®nica de la RTV de Mosc¨², dirigida por Vlad¨ªmir Fedoseev, era sin duda la actuaci¨®n del pianista Eugeni Moguilevski (Odessa, Ucrania, 1945), uno de los grandes disc¨ªpulos de Heinrich Neuhaus.Nuevamente hemos podido admirar a Moguilevski en el Concierto n¨²mero 2 de Rachmaninov. Y otra vez nos asombr¨® su potencia sonora, capaz de remontar los m¨¢s fuertes tutti de la orquesta, as¨ª como de imaginar versiones realmente singulares, plenas de fantas¨ªa y sobre cuya perfecci¨®n t¨¦cnica los nervios hacen, de cuando en cuando, alguna de las suyas. Pero nos sentimos ante la grandeza de un int¨¦rprete extraordinario que convierte en algo casi nuevo lo mil veces escuchado y otras mil explotado por el cine.

Cuando Moguilevski toca, la atenci¨®n se concentra y el silencio cobra proporciones de rara expectativa, mientras el int¨¦rprete hace cantar al piano, instrumento mec¨¢nico al fin y al cabo, con igual poder¨ªo y ligadura que los arcos sobre las cuerdas. El ¨¦xito fue clamoroso, a pesar de que el sonido de la orquesta moscovita, llevada por la batuta segura y gruesa de Fedoseev, contrasta con el discurso del solista.

Los Cuadros de una exposici¨®n, de Mousorgski-Ravel, inundaron la sala de un considerable estruendo, aunque el orden, la cohesi¨®n y la organizaci¨®n del conjunto fueran firmes y, en ocasiones, hasta claveteados. Antes, los m¨²sicos rusos nos trajeron la obertura Una noche de verano en Madrid, verdadero anticipo del nacionalismo espa?ol casticista.