El fin del "reaganismo"
Bill Clinton ha dado esta semana un paso decisivo -tal vez el paso, decisivo- en su carrera hacia la gloria. S¨®lo. alcanzar¨¢ la meta si el programa de renovaci¨®n econ¨®mica que el mi¨¦rcoles present¨® ante el pa¨ªs obtiene un ¨¦xito r¨¢pido y claro, pero, al menos, se ha puesto ya a caminar en la direcci¨®n en la que los ciudadanos le exig¨ªan: Clinton fue elegido para dirigir el cambio, y cambio es lo que ha ofrecido en un brillante discurso desde la tribuna d¨¦l Congreso.Este cambio provoca algunos interrogantes:
- ?Es lo que se esperaba de Clinton? Hay distintas opiniones, pero, en general, el plan presentado por el presidente no ha decepcionado. Las encuestas muestran que la opini¨®n publica lo ha recibido bien, la bolsa reaccion¨® moderadamente a favor y, aunque se, le ponen objeciones, nadie niega que es un programa muy completo. "Es un plan bien construido y honesto, el m¨¢s honesto presentado por un presidente en muchos a?os", afirma el experto de la universidad de Georgetown William Gormley. Su colega Matthew Canzoneri, especialista en pol¨ªtica monetaria, afirma que "la credibilidad del programa depender¨¢ de hasta d¨®nde lleguen de verdad los recortes del gasto p¨²blico".
- ?Es este un cambio en la direcci¨®n correcta? Clinton ten¨ªa (los alternativas: dar prioridad a la reducci¨®n del d¨¦ficit con un programa de sacrificio que sentase las bases del crecimiento sano a largo plazo o atender a las necesidades actuales de los olvidados del reaganismo y reconstruir la base productiva del pa¨ªs, a¨²n a costa de aumentar el d¨¦ficit inicialmente. El presidente ha decidido hacer ambas cosas a la vez, aunque para ello haya tenido que acudir a las, pol¨ªticamente explosivas, subidas de impuestos para la clase media. La opci¨®n es muy arriesgada, pero ambiciosa y coherente.
- ?Era necesario este cambio? La oposici¨®n republicana, ciertos comentaristas conservadores y algunos expertos creen que no, que la econom¨ªa norteamericana estaba ya creciendo a un ritmo del 2,2% anual y que la gesti¨®n de Reagan-Bush hab¨ªa dejado establecido el clima propicio para que la recuperaci¨®n se consolidase en los pr¨®ximos meses sin necesidad de la intervenci¨®n del Estado. El secretario del Tesoro, Lloyd Bentsen, afirm¨®, el jueves, ante una comisi¨®n del Senado que esta tasa de crecimiento actual es el ¨¢rbol que no deja ver el bosque: "Una recuperaci¨®n t¨ªpica tiene que ser del 5%. Estamos usando ¨²nicamente el 79% de nuestra capacidad industrial. Las plantillas de las empresas han crecido s¨®lo un 0,2% desde que se inici¨® la actual recuperaci¨®n, comparado con un incremento de empleo de una recuperaci¨®n t¨ªpica, que tiene que ser del 6,5%.Hay dos millones y medio de parados m¨¢s que al comienzo de la recesi¨®n. El paquete de est¨ªmulo del presidente pretende corregir esto".
- ?Es justo este cambio? Para analistas como George Will, que escribe en cursiva la palabra millonarios al referirse a las personas que ganan m¨¢s de 25 millones de pesetas al a?o, el cambio no es justo porque pone la mayor carga sobre los ricos, muchos de los cuales, seg¨²n ¨¦l, "son ricos porque son los m¨¢s emprendedores y productivos". La oposici¨®n republicana considera que el cambio es injusto porque castiga a la clase media con m¨¢s impuestos. Clinton afirm¨® en su discurso que "el 98,8% de las familias norteamericanas no ver¨¢n aumentar sus impuestos sobre la renta, s¨®lo el 1,2% de familias m¨¢s ricas se ver¨¢ afectado". Esto es cierto, pero tambi¨¦n es verdad que las nuevas tasas indirectas, entre ellas las que se aplican a la energ¨ªa, producir¨¢n un aumento de la carga fiscal sobre todas las familias con ingresos superiores a los 3.000.000 de pesetas al a?o. Una familia promedio que gane en conjunto 6.000.000 de pesetas al a?o ver¨¢ sus impuestos aumentados en 120.000 pesetas anuales.
-?Es viable este cambio? Clinton tendr¨¢ que luchar en varios frentes para sacar su plan adelante. El primer frente es el del Congreso, donde incluso algunos parlamentarios dem¨®cratas han advertido que el presidente se ver¨¢ obligado a introducir algunas correcciones. Adem¨¢s, el presidente tiene que esperar la reacci¨®n de lo que ¨¦l llama "los intereses especiales" -lobbys, grupos de presi¨®n, grandes corporaciones, profesionales privilegiados, como -m¨¦dicos y abogados- a los que este plan castiga especialmente. El profesor Gormley asegura "los grupos de intereses especiales, indudablement¨¦, se opondr¨¢n, pero el plan es pol¨ªticamente viable si el presidente, que es un excelente orador, utiliza su poder de persuasi¨®n". Por ¨²ltimo, Clinton comprobar¨¢ enseguida si la proporci¨®n ingresos-gastos es suficiente para reducir el d¨¦ficit. Nuevas subidas de impuestos a corto plazo ser¨ªan muy perjudiciales.
- ?Qu¨¦ consecuencias tendr¨¢ este cambio? Las medidas anunciadas por Clinton entierran el ultraliberalismo econ¨®mico del reaganismo y marca un nuevo rumbo para otros pa¨ªses afectados tambi¨¦n por crisis econ¨®micas. El profesor Canzoneri cree que la iniciativa del presidente promover¨¢ pol¨ªticas de crecimiento y de inversi¨®n en infraestuctura, en Europa y Jap¨®n.
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