Las haciendas del sida
En el informe de Amnist¨ªa Internacional difundido en 1992, Cuba aparece en tres grupos de violaciones de los derechos humanos denunciados por esta organizaci¨®n humanitaria: presos pol¨ªticos, de conciencia, detenciones sin juicio y juicios irregulares; abusos policiales, y penas de muerte y ejecuciones. "Ahora, despu¨¦s de Viena [se refiere a la II Conferencia sobre Derechos Humanos de las Naciones Unidas], no hubo acusaciones directas contra Cuba", se defiende Pablo Milan¨¦s, "porque siempre ha llevado la voz cantante Estados Unidos, y en esta ocasi¨®n no tuvo la oportunidad ni siquiera de hacer un informe ni de que se lo aceptaran. En este caso, yo creo que Amnist¨ªa Internacional tendr¨ªa que revocar sus opiniones sobre Cuba". Sobre la existencia de presos pol¨ªticos, responde fr¨ªamente: "S¨ª, como en todas partes del mundo".En cuanto a los sidatorios, el cantante dice que los enfermos de sida "no est¨¢n encarcelados precisamente; los pocos ciudadanos que en Cuba tienen sida est¨¢n recluidos en una especie de hospitales que son como haciendas, donde tienen todas las condiciones y donde -viven una vida independiente atendidos por unos equipos de m¨¦dicos formidables y con todas las condiciones que necesita un enfermo de sida, condiciones que considero yo que en estos momentos no las tiene cualquier ciudadano en Cuba".
Respecto a las denuncias sobre que los seropositivos tambi¨¦n son cruelmente recluidos, el cantante dice: "Que yo sepa, los portadores no, no tengo un conocimiento directo exacto para contestar con plenitud de posibilidades, pero tengo entendido que son simplemente la gente que padece de sida, que no son muchos". "Yo en principio no estaba de acuerdo tampoco", dice Milan¨¦s sobre el execrable confinamiento forzoso de los enfermos. "Sin embargo, hubo experiencias de algunos que salieron escapado! del lugar y se supo de dos o tres personas en Santiago de Cuba que irresposablemente contagiaron a una pila de gente. ?sa es la pol¨ªtica que se tiene, pero no hay duda de que en el fondo hay una marginaci¨®n de esos enfermos; una marginalidad que desde el punto de vista humano yo no comparto, pero desde el punto de vista social s¨ª comparto. Ah¨ª se produce una contradicci¨®n muy grande entre qu¨¦ es lo que uno debe hacer- cuidar la integridad personal del enfermo o cuidar la integridad personal del pueblo".
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