Festival Sharon Stone

Tras el tan inesperado como gran ¨¦xito de Instinto b¨¢sico (1992), de Paul Verhoeven, se pone en marcha una compleja operaci¨®n para conseguir un nuevo producto que aproveche al m¨¢ximo la enorme popularidad alcanzada por Sharon Stone. El encargado es el interesante productor Robert Evans y la verdad es que los resultados obtenidos son casi perfectos. Acosada se sit¨²a en la misma l¨ªnea de la anterior, es decir, un policiaco lleno de sexo, y Sharon Stone aparece en todas las escenas, salvo en un breve pr¨®logo, pero es mucho mejor.El punto de partida es una novela policiaca del especialista Ira Levin, convertida en gui¨®n por el coproductor Joe Eszterhas, donde se mezclan con habilidad ideas provenientes de pel¨ªculas de ¨¦xito. La neoyorquina casa encantada donde se suceden extra?as muertes est¨¢ claramente tomada de La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski, y sobre todo la obsesi¨®n del mir¨®n de permanecer en una habitaci¨®n observando la vida de sus vecinos y tratando de intervenir en ella es un claro homenaje o copia de La ventana indiscreta (1954), de Alfred Hitchcock. Y tambi¨¦n uno de los personajes masculinos tiene algo del Norman Bates de Psicosis (1960), tambi¨¦n de Hitchcock.

Inc¨®gnita y sexo

Con el atractivo de que el resultado conseguido tiene una cierta autonom¨ªa, funciona bastante bien, resulta ser el veh¨ªculo adecuado para el m¨¢ximo lucimiento de Sharon Stone. En gran parte debido a que utiliza el habitual esquema de la chica guapa en peligro con el aliciente del sexo y la inc¨®gnita de no saber si su pareja es el asesino o no. Dado que lo que Acosada narra es la historia de una atractiva muchacha que se va a vivir a un apartamento de un edificio donde se suceden muertes misteriosas accidentales, en especial de guapas j¨®venes.El realizador australiano Phillip Noyce, especialmente conocido por su policiaco Calma total (1988), narra bien la historia hasta el extremo de que parece mucho m¨¢s de lo que en realidad es. A lo que tambi¨¦n colaboran una cuidad¨ªsima banda sonora, la m¨²sica de Howard Shore y la excelente fotograf¨ªa en color y scope del h¨²ngaro Vilmos Zsigmond. Aunque, como es l¨®gico, la principal fuerza de este aut¨¦ntico festival Sharon Stone, donde aparece m¨¢s Sharon Stone que nunca, es ella misma, desnuda, vestida, masturb¨¢ndose en la ducha, desnud¨¢ndose en el restaurante, follando.

No obstante, la gran invenci¨®n de Acosada es una gran sala con cincuenta y tantos televisores y m¨²ltiples v¨ªdeos, donde el enloquecido propietario del misterioso edificio Sliver, t¨ªtulo original de la pel¨ªcula, observa la vida de sus inquilinos y trata de manipularla como si fuese un dios. Y lo mejor la escena final en que una enfurecida Sharon Stone acaba con ellos a golpe de pistola.

Lo peor del producto, y en contra de lo que suele ser habitual dentro del cine norteamericano, es que los personajes masculinos aparecen demasiado difuminados, s¨®lo son sombras junto al de Sharon Stone. William Baldwin consigue dar un tono inquietante a su personaje, un poco a lo Anthony Perkins, pero el siempre un tanto pl¨²mbeo Tom Berenger logra transmitir muy poca vida a su impulsivo escritor de novelas policiacas, tanto por su culpa como por la de un gui¨®n que no le da demasiadas oportunidades.