Marlo Morgan narra su vida en una tribu que ha decidido extinguirse
Antes de empezar su peripecia espiritual, la novel escritora Marlo Morgan, a diferencia de la actriz Shirley MacLaine, no era una personalidad p¨²blica con problemas de fama mal digerida. Trabajaba como m¨¦dica en una peque?a ciudad de Tejas (EE UU). Despu¨¦s de los cuatro meses que pas¨® caminando con una tribu de abor¨ªgenes a trav¨¦s del inmenso y desolado desierto australiano, los paralelismos con la actriz se multiplican. Ha abandonado la medicina, ha contado por escrito la experiencia que alter¨® completamente su vida en el libro Las voces del desierto (Ediciones B), best-seller en EE UU con un mill¨®n de ejemplares vendidos, y ahora se dedica a transmitir en conferencias las ense?anzas de los aut¨¦nticos.Los aut¨¦nticos es el nombre que se dan a s¨ª mismos los miembros de la tribu m¨¢s ancestral del Outback (zonas des¨¦rticas del interior de Australia y Nueva Zelanda), y Marlo Morgan recoge en su primer libro el paseo de iniciaci¨®n al que la sometieron en 1991 a fin de prepararla para su misi¨®n: llevar al mundo su mensaje de nueva espiritualidad y dar fe de la extinci¨®n de su raza, ya que han decidido voluntariamente dejar de reproducirse. La ¨²ltima vez que Morgan los visit¨® quedaban solamente seis con vida.
A Marlo Morgan, que no tiene aspecto de profeta, la palabra misi¨®n no le gusta. "Simplemente son amigos m¨ªos, y como ellos no van a las ciudades, me dijeron que si yo quer¨ªa contarlo y encontraba a alguien dispuesto a escuchar, lo hiciera", dice.
Comer hormigas
Cuatro meses caminando sin calzado; durmiendo al raso; comiendo hormigas, serpientes, ranas y toda clase de vegetales, y enterr¨¢ndose en la arena para liberarse del mal olor corporal, ayudaron a esta mujer de 50 a?os a prepararse para los fen¨®menos m¨¢s dif¨ªciles de aceptar. Los aut¨¦nticos se comunican por telepat¨ªa, curan las fracturas hablando a los huesos y preguntan a los tub¨¦rculos si est¨¢n listos para ser comidos. "S¨¦ que esto resulta dif¨ªcil de entender para la mentalidad occidental. Lo mismo que pasar¨ªa si los aut¨¦nticos dirigiesen el mundo. Ellos son maestros en el arte de la negociaci¨®n; por ejemplo, si dos presidentes estuviesen discutiendo y no lograsen ponerse de acuerdo, simplemente cambiar¨ªan sus asientos y con ellos sus papeles, sus puntos de vista", asegura.
Que la tribu se extinga no significa que el mundo resulte ya inhabitable. "Los aut¨¦nticos han terminado su existencia terrena, pero son optimistas. Creen que los humanos empezamos a darnos cuenta del mal que le hemos hecho al planeta, a los peces, a la lluvia, y que nos estamos haciendo m¨¢s responsables", cuenta.
?No le da tristeza, o miedo, que desaparezca una raza entera? "Cuando murieron mis padres yo no sab¨ªa lo que significaba la idea de siempre, y por eso me apen¨¦. Ahora pienso como la tribu: no creo que nadie muera, estamos aqu¨ª para siempre".
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