Prostituci¨®n y capitalismo
El sistema de la econom¨ªa libre se basa en unas m¨ªnimas normas ¨¦ticas segregadas hist¨®ricamente por la civilizaci¨®n judeo-cristiana. Pero, dentro del respeto de esas leyes de juego, el capitalismo es moralmente agn¨®stico. Los individuos, mientras no infrinjan las normas que proh¨ªben la violencia, la coacci¨®n y el enga?o, son libres de ordenar su vida moral y social como mejor corresponda a sus creencias y valores. Las autoridades democr¨¢ticamente constituidas tienen por principal misi¨®n el mantener aquel marco legal por la disuasi¨®n e incluso por la fuerza. He aqu¨ª la pura doctrina del sistema de la libertad natural, seg¨²n me la han ense?ado los cl¨¢sicos, la experiencia hist¨®rica y mis profundas meditaciones.Precisamente meditaba yo en todo eso, mientras cruzaba en coche la Casa de Campo de Madrid, amplio parque al oeste d¨¦ la capital, y mis faros iluminaban viejas prostitutas apenas cubiertas con un liguero, travest¨ªs con sus siliconas al aire, y atildados efebos en actitud de vender sus servicios al mejor postor. Entretanto, el locutor de mi estaci¨®n de radio favorita iba relat¨¢ndome las protestas de fidelidad a la monarqu¨ªa y revelaciones de intercambio de d¨®lares por servicios, de Mario Conde, Javier de la Rosa, Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal, Juan Alberto Perote, Luis Rold¨¢n.
El concejal de Seguridad y Tr¨¢fico del Ayuntamiento de Madrid, Juan Ignacio Echeverr¨ªa, sugiri¨® que se adecuaran para "barrio chino" los edificios de la antigua Feria del Campo, de franquista memoria. Pretend¨ªa retirar de la vista de sensibles viandantes, ese crudo y variado comercio. Si el Ayuntamiento arreglase esos edificios, propiciase la instalaci¨®n de bares, restoranes y discotecas, y ofreciese servicios de sanidad y vigilancia, era posible que espont¨¢neamente se desplazara hacia all¨ª una gran parte del comercio de la carne humana.No vean ustedes la que se arm¨®. Presa de entusiasmo capitalista, la oposici¨®n de izquierdas sali¨® en defensa del libre mercado de servicios sexuales. El Colectivo de Defensa de los Derechos de las(los) Prostitutas(os) reclam¨® para los trabajadores del trottoir la plena libertad de comercio que reconoce la Constituci¨®n. Planteo dos cuestiones: un barrio chino bien tenido puede atraer espont¨¢neamente a lo m¨¢s granado de esa amable profesi¨®n, sus protectores y sus clientes. No he tenido tiempo de leer el nuevo C¨®digo Penal, m¨¢s quiz¨¢ en ¨¦l ya no se castigue con la c¨¢rcel la profesi¨®n de madame. La polic¨ªa, acompa?ada de alg¨²n inspector fiscal suelto, podr¨ªa pedir a aquellos trabajadores del Colectivo que se resistieran a desplazarse a la Feria del Campo, copia de las facturas a sus clientes, impreso de liquidaci¨®n del IVA y el IAE, adem¨¢s del DNI y del permiso de residencia: benditas siglas y documentos del Estado moderno.
Mi otra propuesta se refiere a los trabajadores de la prostituci¨®n financiera, con todo mi respeto constitucional para los putos de la Casa de Campo. Pregunto yo: ?ha liquidado el IVA la compa?¨ªa de De la Rosa por sus pagos a las compa?¨ªas o persona de Prado y Col¨®n de Carvajal? ?Se han hecho las debidas retenciones? ?Est¨¢ inscrito en el registro de aut¨®nomos De la Rosa? ?Ha declarado Prado, dondequiera que resida, sus incrementos patrimoniales?
Haciendo gala de su seny catal¨¢n, Pujol ha sugerido que los pol¨ªticos espa?oles, una vez terminada la campa?a electoral catalana, dejen de canibalizarse. Entiendo yo con mi brusquedad castellana que se propone que los pol¨ªticos dejen de echarse en cara mutuamente las corruptelas y prevaricaciones que hayan o no hayan cometido. Por el contrario, yo preferir¨ªa que se aderezara alg¨²n tipo de barrio chino para que quienes enga?an, coaccionan, violentan o prevarican en el ejercicio de sus cargos p¨²blicos pudiesen hacerlo sin molestar al ciudadano familiar y honrado. Quiz¨¢ haga m¨¢s falta limpiar la vida pol¨ªtica y econ¨®mica espa?ola en todos sus niveles, que sosegarla como caritativamente sugiere Pujol.
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