La fiesta cautiva a los extranjeros

No importa de d¨®nde vengan. Todos han le¨ªdo a Hemingway o han visto Fiesta, aquella pel¨ªcula con Ava Gardner y Tyrone Power vestidos de pamplonicas. Alrededor de medio mill¨®n de personas deambulan por el casco viejo de Pamplona -la poblaci¨®n habitual es de 180.000 habitantes- durante las fiestas de San Ferm¨ªn. Dos de cada 10 vienen de lugares que muchos jam¨¢s oyeron mentar. Bienvenidos sean.Algunos son f¨¢cilmente reconocibles: mochila, sandalias y pa?uelo al cuello desde antes del chupinazo. Duermen en la plaza del Castillo o en el parque de la Ciudadela. Kerry Wilson, australiano, lleva como equipaje un jersey y una ri?onera. Tiene 24 a?os y ¨¦sta es la cuarta vez que viene a los sanfermines. "Estoy enamorado de esta ciudad, es una fiesta continua", afirma. Siempre corre el encierro y tambi¨¦n salta desde la Fuente de la Navarrer¨ªa, donde se dan cita todos los neozelandeses y los australianos que visitan la ciudad en estas fechas. M¨¢s de uno se ha roto la crisma saltando desde lo alto de la fuente.

Ricardo Bucio, 27 a?os, mexicano, vino buscando, los or¨ªgenes de La Pamplonada, los sanfermines que a finales de septiembre se celebran en Guanajuato, M¨¦xico. "Ya hab¨ªa, corrido otros encierros, pero hoy corr¨ª en Santo Domingo y fue especial. Sent¨ª mucho miedo", afirma.

Frente al bar El Caballo Blanco, unas 50 personas discuten sobre el encierro de los Guardiola. Todos van de blanco, faj¨ªn y pa?uelico rojo. Si no fuera porque son rubios, con ojos azules y adem¨¢s hablan en ingl¨¦s, nadie sospechar¨ªa que son extranjeros. Celebran lo que llaman una enfermer¨ªa, nombre que le han dado, a estas reuniones en las que toman el aperitivo y hablan de la corrida de la tarde.

"Si vienes, vuelves"

Jeffrey Hare, de Wesport (Connecticut, Estados Unidos), lleva m¨¢s de 20 a?os viniendo a los sanfermines. La primera vez no sab¨ªa nada de la fiesta; hoy explica hasta cu¨¢ndo empezaron a construirse los gigantes y cabezudos. "Si vienes una vez, tienes que volver. El ambiente es maravilloso, la gente te hace estar como en familia"."Correr el encierro no es una locura. Es un reto, una gran emoci¨®n", explica Rex Howiesom, de Nottingham, Inglaterra. Tiene 68 a?os y vino por primera vez en 1948, "cuando la gente ni siquiera vest¨ªa de blanco", comenta.

En el bar Sevilla o en el Windsor se re¨²ne la Pe?a Sueca, una de las tres pe?as extranjeras oficiales. Mike Vogt, que lleva viniendo 30 a?os, se toma un verm¨². Su hijo Marcus tiene 22 a?os, justo el tiempo que Milce lleva sin correr el encierro. Se lo prometi¨® a su mujer. Marcus no se ha perdido un solo San Ferm¨ªn desde que cumpli¨® 18 a?os. Sin embargo, no ans¨ªa correr: "Es demasiado peligroso".