Las relaciones entre PNV y HB pasan por momentos de m¨¢xima tensi¨®n
Las relaciones entre el Partido Nacionalista Vasco y Herri Batasuna atraviesan un momento de m¨¢xima tensi¨®n. Los ataques a las sedes del partido de Arzalluz a sus alcaldes y concejales en determinados municipios, y los atentados mortales contra significados miembros de la Ertzaintza muy pr¨®ximos al PNV, como Joseba Goikoetxea y Ram¨®n Doral, han crispado al m¨¢ximo el discurso. El portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, I?aki Anasagasti, asegura, categ¨®rico, que con HB "no hay relaciones, sino enfrentamientos".
Si el a?o 1992 fue el del di¨¢logo entre las dos formaciones, oficializado en encuentros mas o menos p¨²blicos, los ¨²ltimos meses, incluso a?os, son los de la resaca. El PNV tiene todo lo que desea HB: mayor¨ªa para, articular el Pa¨ªs Vasco, poder econ¨®mico, ideolog¨ªa compacta y una polic¨ªa propia. Sin embargo el mosaico de ideas que convergen en HB no soporta el pragmatismo con el que el PNV utiliza esas herramientas -pactos con PSOE y PP-, jam¨¢s le perdonar¨¢ los intentos que ha realizado directamente con sectores de ETA para buscar una tregua, y considera un ataque frontal las visitas que han cursado sus miembros a los presos de la organizaci¨®n terrorista para tantear el terreno e impulsar la reinserci¨®n.Desde hace muchos meses, el PNV ha sido situado, progresivamente, en el centro de la diana de ETA y de todo su entorno. La dualidad del partido de Xabier Arzalluz, capaz de mantener un idilio con el Ministerio del Interior de un Gobierno de derechas, y de tener vigente el discurso de pacificaci¨®n del t¨¢ndem Egibar-Ollora -proponen el di¨¢logo con HB incluso aunque haya atentados, la negociaci¨®n pol¨ªtica y un cambio de marco jur¨ªdico que d¨¦ cabida a la autodeterminaci¨®n- no sirve para - aplacar las iras del Movimiento de Liberaci¨®n Nacional Vasco (MLNV).
Son constantes los ataques a los batzokis (sedes sociales del PNV), la presi¨®n en los ayuntamientos a alcaldes y concejales llega a ser insoportable y alcanza hasta sus familias, y sus portavoces tienen que soportar concentraciones y pintadas frente a sus domicilios. Sin embargo, en 1992 el panorama estuvo a punto de cambiar. El a?o que cay¨®, la c¨²pula de ETA en Bidart, los del PNV y HB oficializaron en Bilbao un marco de conversaciones. En pleno proceso, que fue duramente criticado por el PP, Arzalluz lleg¨® a comentar: "En un a?o se pueden sentar las bases para acabar con la violencia".
Ese mismo a?o, el de los Juegos Ol¨ªmpicos y la Expo, uno de los de menor actividad de ETA, el entorno de la violencia lejos de suavizar sus formas decidi¨® trasladar el conflicto a la calle para contrarrestar la disminuci¨®n de los atentados. Unos meses despu¨¦s, en enero de 1993, HB responsabiliz¨® al PNV de conspirar a sus espaldas para que ETA ofreciera una tregua.
Activistas de ETA confinados en suelo franc¨¦s y antiguos miembros de la banda estaban promoviendo un debate con el prop¨®sito de encontrar una salida dialogada para acabar con la situaci¨®n de estancamiento y falta de perspectivas. En ¨¦se intento estaban Jos¨¦ Luis Arrieta Zubimendi Azkoiti y Jos¨¦ Manuel Pagoaga Gallastegi, Peixoto.
Si en HB y KAS ese intento fue entendido como una intromisi¨®n inaceptable, el siguiente, paso del PNV enerv¨® los ¨¢nimos hasta el l¨ªmite. Una comisi¨®n designada por la ejecutiva del partido nacionalista inici¨® en febrero, de ese a?o una visita a las c¨¢rceles para entrevistarse con los presos de ETA. Para HB, el PNV hab¨ªa intentado puentearle estableciendo lazos directos con "los que mandan". La respuesta fue una sentencia. El miembro de KAS y parlamentario vasco Jos¨¦ Mar¨ªa Olarra atribuy¨® la responsabilidad de esa campa?a al consejero de Interior, Juan Mar¨ªa Atutxa: "Es un chivato, un confidente de la polic¨ªa".
El ¨²ltimo intento conocido por asesinarle se produjo en Vitoria. El comando Araba iba a recibir un rifle con mira telesc¨®pica para matarle en un ' acto de apoyo al empresario, entonces secuestrado por ETA, Jos¨¦ Mar¨ªa Aldaya.
En 1995, el Movimiento Social por el di¨¢logo Elkarri les reuni¨® en tomo a la primera Conferencia de Paz.
HB conoci¨® entonces la v¨ªa Ollora - Egibar, un camino hacia la paz que no les desagrad¨®, pero del que desconf¨ªan.
Entre intento e intento, conversaci¨®n y desencuentro, el denominador com¨²n es la violencia en la calle. Ataques de los radicales contra personas y bienes, de los que no se excluyen los militantes y las sedes del partido de Arzalluz.
Lo ambiguo del discurso m¨²ltiple
Las dos caras del Partido Nacionalista Vasco (PNV), la ideol¨®gica y la pragm¨¢tica, la que les permite afilar el discurso contra el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar por el caso GAL, pero pactar con los Populares los acuerdos que vengan, no sienta bien en Herri Batasuna. Tampoco digirieron los abertzales, ni mucho menos, la actuaci¨®n de los nacionalistas en Madrid mientras gobern¨® el PSOE, aunque tanto entonces como ahora, Arzalluz y su entorno se esforzaran en explicar la necesidad de estas relaciones para el Pa¨ªs Vasco.El partido que lidera Xabier Arzalluz ha aprendido en sus cien a?os de historia que los mensajes m¨²ltiples ayudan a que la mayor¨ªa se sienta identificada, que la ambig¨¹edad permite cargar las tintas en Pinto o Valdemoro, seg¨²n sea necesario, y que m¨¢s vale p¨¢jaro en mano qu¨¦ cien transferencias en el aire.
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