Se aburren
Roca y Maragall se aburr¨ªan con su trabajo. Por debajo de cualquier otra consideraci¨®n, ¨¦ste es el argumento que los cient¨ªficos anotan para explicar su abandono. No deja de ser una explicaci¨®n sorprendente. En principio, la pol¨ªtica no es. un parque acu¨¢tico. De ni?o, en casa, acostumbraban a cortar en seco mis moh¨ªnes diciendo: "Si te aburres, ponte el sol". Siempre me pareci¨® una frase muy misteriosa. Hasta que finalmente desentra?¨¦ su sentido: "Chaval, no marees". En cuanto a la emergencia de las razones personales a la hora de explicar decisiones pol¨ªticas, bien, no tengo nada que objetar. Los factores humanos -cuanto m¨¢s bajos m¨¢s factores y m¨¢s humanos- son claves. Ahora: la pol¨ªtica es uno de los lugares privilegiados donde pueden invocarse. Algunas ma?anas, especialmente en invierno, yo descubro una gama variad¨ªsima de factores humanos para no ir a trabajar. Pero siempre acaban primando los pol¨ªticos. Los factores pol¨ªticos. Se aburr¨ªan... Es extra?o. No est¨¢ mal la pol¨ªtica: uno defiende sus ideas y adem¨¢s le pagan por ello. Supone tambi¨¦n, la pol¨ªtica, un considerable m¨¦todo de promoci¨®n, incluso para cuando se deja. ?Qu¨¦ era el se?or Maragall en el pasado? Un confuso muchacho que llevaba tejanos de color rojo. Por esos tejanos estuvo a punto de quedarse sin alcald¨ªa: Serra prefer¨ªa las blusas de Merc¨¨ Sala. ?Qu¨¦ era el se?or Roca? Un mero proyecto de abogado. Veinte a?os despu¨¦s su bufete ha alcanzado la suprema categor¨ªa de murmullo inexorable: "Hay que hablar con Roca", dice ahora el lobbismo catal¨¢n. Brillantes, un punto melanc¨®licos, seductores, los afectados por el dulce mal de l'ennui se van retirando a sus habitaciones. La pol¨ªtica queda en las manos de los que no tienen tiempo ni posibilidad de aburrirse: han de ganarse la vida con ella y eso distrae mucho.
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