La estrategia de De la Rosa
Cartas, fotograf¨ªas y montajes sobrevuelan el 'caso Torras'
El caso Torras, es decir la investigaci¨®n por parte de la justicia espa?ola de las responsabilidades penales de los ex gestores del holding del grupo kuwait¨ª KIO, encabezados por Javier de la Rosa, ha entrado en una nueva fase tras la declaraci¨®n, el pasado d¨ªa 13, ante la juez de la Audiencia Nacional, Teresa Palacios, del empresario, embajador y amigo personal del Rey, Manuel Prado y Col¨®n de Carvajal. Todo est¨¢ preparado para que la opini¨®n p¨²blica asista a una nueva serie de revelaciones interesadas, al servicio de una determinada estrategia de defensa.Prado declaraba como imputado en el caso, tras comprobarse que en una cuenta suiza controlada por ¨¦l ingresaron, en octubre de 1990 y mayo de 1992, 100 millones de d¨®lares (12.000 millones de pesetas de la ¨¦poca), procedentes de de Torras. Prado neg¨® estar relacionado con KIO y afirm¨® que los pagos correspond¨ªan a negocios con De la Rosa.
Nada m¨¢s tener en sus manos la ¨²ltima declaraci¨®n de Prado, De la Rosa sacaba conclusiones y declaraba a una agencia de noticias: "Una de dos, o le han prometido inmunidad los de KIO o detr¨¢s de estos cobros hay algo muy grave para mentir".. Y advert¨ªa que esta semana aportar¨ªa al juzgado "pruebas gr¨¢ficas y sonoras de que he tenido una amplia relaci¨®n con Prado". Unas afirmaciones que podr¨ªan traslucir tal vez una estrategia destinada a convencer a Prado acerca de que cambiara el sentido de su declaraci¨®n y aceptara algo que hasta ahora niega: tener relaciones con KIO y Kuwait y haber recibido el dinero como pago por haber prestado servicios.?Qu¨¦ nuevas pruebas podr¨ªan aparecer? La primera de ellas se public¨® el pasado viernes en la portada de El Mundo. Es una fotograf¨ªa tomada durante una romer¨ªa celebrada en mayo de 1991 en una finca de Manuel Prado y en la que un De la Rosa festivo sostiene en brazos a un no menos alegre embajador ?Qu¨¦ aporta esa imagen? Demuestra que De la Rosa y Prado eran buenos amigos entonces, pero no incluye ning¨²n elemento que demuestre la existencia de relaciones entre KIO y Prado. ?Por qu¨¦ filtrarla? Tal vez, a modo de pre¨¢mbulo a las nuevas "pruebas gr¨¢ficas y sonoras" anunciadas por De la Rosa.
Entre estas nuevas aportaciones, diversas fuentes incluyen una supuesta carta con la firma de Prado, dirigida a las autoridades de Kuwait en plena invasi¨®n del pa¨ªs por las tropas de Irak. En esa misiva, de car¨¢cter claramente diplom¨¢tico, el firmante informa a los responsables del emirato que uno de sus altos funcionarios en Par¨ªs, apellidado Al Jarum, acud¨ªa asiduamente a la embajada de Irak, el pa¨ªs invasor. El funcionario desapareci¨®. La filtraci¨®n de esa carta pretender¨ªa demostrar la existencia de relaciones directas entre Prado y Kuwait. Una misiva sobre cuya autenticidad se generar¨¢ pol¨¦mica, como ocurri¨® con dos cartas falsas con el membrete de la Casa del Rey, enviadas a las autoridades de Kuwait en 1990, agradeciendo en nombre del monarca el env¨ªo de hasta 300 millones de d¨®lares.
Pero el arsenal no se reduce a esto. Por ejemplo, existen unas fotograf¨ªas tomadas en la puerta del hotel Le Reserve de Ginebra, donde Prado acudi¨® en 1995 para reunirse con responsables de KIO. En aquellos encuentros, seg¨²n diversas fuentes, Prado intent¨® un acuerdo para que KIO retirase una demanda que hab¨ªa presentado en Londres contra De la Rosa. Seg¨²n fuentes que han tenido acceso a esas im¨¢genes, en ellas se ve a responsables de Kuwait y de KIO en la entrada del hotel.
?Y qu¨¦ pasa con las pruebas sonoras? Se trata de las grabaciones de unas conversaciones de Prado realizadas por un oscuro Frente Nacional de Liberaci¨®n de Kuwait. Son las mismas que el juez Miguel Moreiras, quien se neg¨® en cuatro ocasiones a instruir la querella de Torras, afirm¨® haber encontrado transcritas en el buz¨®n de su casa y que llev¨®, no al juzgado de guardia, sino al fiscal Anticorrupci¨®n. De la Rosa ya intent¨® personarse en ese caso y declarar sobre el contenido de las cintas, pero al serle negada esa posibilidad las utiliz¨® para presentar una querella por injurias contra Prado. Todas estas diligencias han quedado archivadas y las cintas no forman parte de ninguna insrucci¨®n judicial.Prado asegur¨® durante su declaraci¨®n que siempre pens¨® que el dinero era de De la Rosa y no de Torras y que se trataba de ajustes de saldos pendientes de sus negocios en com¨²n con el financiero. Y a¨²n fue m¨¢s lejos al asegurar que "no conoce Kuwait ni persona alguna, ni responsable pol¨ªtico o de otra ¨ªndole, incluidos la familia real kuwait¨ª y el gobierno de Kuwait".El empresario, sin embargo, no aport¨® ninguna prueba documental de sus relaciones econ¨®micas privadas con De la Rosa, lo que ha llevado a la juez Palacios a darle un plazo de 30 d¨ªas para que aporte justificantes.Pocos d¨ªas antes de la declaraci¨®n de Prado, De la Rosa testimoni¨® justo lo contrario, es decir, que las transferencias de 100 millones eran el pago por servicios prestados por Prado a KIO y al Estado kuwait¨ª. Seg¨²n afirm¨® De la Rosa en su ¨²ltima declaraci¨®n, en relaci¨®n con una operaci¨®n en la que volaron 300 millones de d¨®lares, "el presidente de KIO dijo en aquel momento [octubre de 1990] que eran pagos pol¨ªticos y del ¨²nico que tiene conocimiento el declarante, sin que lo considere pol¨ªtico, es una petici¨®n por servicios a pagar a Manuel Prado que fue pedida a Kuwait, en aquel momento invadida".
Entre noviembre de 1995 y mayo de 1997 De la Rosa ha renunciado al car¨¢cter pol¨ªtico de los pagos a Prado y ha reducido su diferendo con el embajador a que ¨¦ste reconozca que trabaj¨® para Torras-KIO y que sab¨ªa que el dinero que recibi¨® en Suiza proven¨ªa de la empresa propiedad de los kuwait¨ªes. Jur¨ªdicamente, el cambio se explicar¨ªa por el hecho de que en caso de que Prado aceptase esa versi¨®n, De la Rosa podr¨ªa argumentar ante los tribunales que ¨¦l no se apropi¨® indebidamente del dinero, es decir, que cumpli¨® las ¨®rdenes de KIO de hacer unos pagos que Prado habr¨ªa pactado previamente con los ¨¢rabes y que no utiliz¨® dinero de las empresas para reembolsar deudas personales. Un planteamiento que De la Rosa ya quiso pactar con Prado en el pasado, pero que, m¨¢s all¨¢ de su formulaci¨®n lineal, tiene consecuencias de largo alcance. No en vano, De la Rosa intent¨® siempre asociar sus relaciones con Prado a la propia Casa del Rey y el reconocimiento por parte del embajador de la existencia de esos pagos directos de KIO podr¨ªa dejar el camino franco para una nueva cadena de insinuaciones sobre el car¨¢cter pol¨ªtico de las transferencias a Suiza.
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