Vacaciones en el mar

Nacido a la sombra de la crisis del petr¨®leo de principios de los a?os setenta, el cine de cat¨¢strofes es uno de los subg¨¦neros m¨¢s aburridos creados por la todopoderosa industria norteamericana. Buena prueba de ello es Speed 2, que no s¨®lo es una repetici¨®n de la anterior, con id¨¦ntica protagonista y director -con la ¨²nica diferencia de que all¨ª todo ocurr¨ªa en un autob¨²s en marcha y aqu¨ª en un barco- sino en la que adem¨¢s se pueden encontrar claros rastros de otras pel¨ªculas de cat¨¢strofes.Tras una primera parte donde se describe la aburrida vida en un lujoso crucero por el Caribe, en la inacabable segunda se narra con minuciosidad como un resentido t¨¦cnico en inform¨¢tica se empe?a en estrellarlo contra cualquier cosa, pero sin tener en cuenta que tambi¨¦n van de vacaciones en ¨¦l un din¨¢mico polic¨ªa y su enloquecida novia, los protagonistas, que har¨¢n lo imposible por arruinar sus intenciones.

El holand¨¦s Jan de Bont es un experto director de fotograf¨ªa, que durante a?os trabaj¨® para su compatriota Paul Verhoeven, pero que se pasa a la direcci¨®n con Speed (1995) y con s¨®lo tres pel¨ªculas, estas dos y Twister (1996), se ha convertido en uno de los principales representantes de ese cine de acci¨®n.

Por si fuese poco, Jan de Bont no es un realizador muy dotado. No s¨®lo carece del menor poder de s¨ªntesis, sino que consigue que cualquier acci¨®n se eternice en sus manos. Adem¨¢s utiliza tal cantidad de primeros planos para narrar el menor suceso que logra que se vea muy poco de lo que ocurre.

El m¨¢ximo atractivo de Speed 2 es una curiosa relaci¨®n amorosa entre una quincea?era sordomuda y el din¨¢mico protagonista, encarnado por el fr¨ªo Jason Patric, pero es cortada por unos guionistas que no quieren meterse en l¨ªos. Sin olvidar a una Sandra Bullock, muy por debajo de sus posibilidades, y a un Willem Dafoe que se limita a hacer el rid¨ªculo.