Nerea y Bertolt Brecht

Ninguna ciudad como San Sebasti¨¢n para pasar de la barricada al paseo de una manera tan natural. Ayer, apenas unas horas despu¨¦s de que las calles se llenaran de pancartas en contra de ETA y de sus horribles cr¨ªmenes, el presidente del Gobierno se encontr¨® a los donostiarras disfrutando sin sobresaltos de una ma?ana soleada. El presidente se sinti¨® inspirado y recit¨® a Bertolt Brecht: "Los hombres que luchan un d¨ªa son buenos, los que luchan una semana son mejores y los que luchan toda una vida son indispensables". Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar lo trajo a colaci¨®n para homenajear a "todos" los vascos: "Para que sientan que por encima de cualquier diferencia que pueda existir entre nosotros, todos son indispensables".Tras la poes¨ªa, el presidente se acerc¨® a saludar a algunos de los vecinos que se encontraban en el paseo de La Concha. Cogi¨®- en brazos a Nerea, una ni?a de unos cinco a?os ataviada con un traje t¨ªpico y le pregunt¨®: "?T¨² de qu¨¦ vas vestida?". "De pospolina (mocita), porque en mi colegio celebran hoy la fiesta de Santo Tom¨¢s". "?Y qu¨¦ quieres que te traigan los Reyes Magos?", insisti¨® el presidente, deseando agradar. "Un estuche", respondi¨® segura. "?Un estuche de maquillaje?", quiso saber m¨¢s. "No", zanj¨® Nerea, "un estuche para dibujar".

Aznar se la devolvi¨® a su madre, que coment¨® encantada a los periodistas que su marido hab¨ªa sido compa?ero de curso del ministro Jaime Mayor Oreja cuando eran cr¨ªos y estudiaban en los Marianistas. El presidente volvi¨® a repetir la operaci¨®n con otro ni?o tocado con chapela. Algunas admiradoras de avanzada edad y abrigo de piel se las vieron y desearon para contemplarle de cerca, dada la cantidad de fot¨®grafos y guardaespaldas que lo rodeaban. "Es muy majo", reflexion¨® una se?ora mientras se alzaba de puntillas, "pero m¨¢s bien bajito. Es muy dif¨ªcil verlo".

Pasear fue ayer importante para Aznar, pero para sus escoltas lo era a¨²n m¨¢s su total seguridad. Nada se dej¨® a la improvisaci¨®n. Hasta los contenedores de vidrio fueron sellados. S¨®lo se dej¨® para el final lo que, por precauci¨®n, deb¨ªa mantenerse en el m¨¢s estricto secreto. En el mismo portal del concejal asesinado, un mando de la Ertzaintza y el jefe de seguridad de Moncloa marcaron minuciosamente sobre un plano el recorrido a pie del jefe del Gobierno.