"El budismo es m¨¢s tolerante que el cristianismo"
Ha sido todo un hallazgo para un cat¨®lico cr¨ªtico como ¨¦l, y lo ser¨¢, en cierto modo, para sus admiradores. Mart¨ªn Scorsese, un tipo al que uno imaginar¨ªa m¨¢s bien esc¨¦ptico y curtido tras a?os de lidiar con las leyes del mercado hollywoodiense, se muestra tan ortodoxo como un monje tibetano a la hora de narrar la incre¨ªble peripecia humana del ¨²ltimo representante de Buda en la tierra. En su ¨²ltima pel¨ªcula, Kundun, pone su talento cinematogr¨¢fico al servicio del 14? Dalai Lama, jefe temporal y espiritual del T¨ªbet, un pa¨ªs ocupado por China en 1950 que ha encontrado en Hollywood un gran aliado. Pero Scorsese advierte: "No me he convertido, sigo siendo cat¨®lico. Aunque me gusta la idea de una religi¨®n basada en la compasi¨®n y la tolerancia. Se supone que el cristianismo tambi¨¦n lo es, pero en la pr¨¢ctica lo demuestra menos".
Actores de origen tibetano, residentes en la India o en Palo Alto (California) -a tenor del ¨¦xito que muchos habitantes del pa¨ªs ocupado por China desde hace casi medio siglo han tenido a la hora de conseguir becas Fulbright-, intervienen en esta gran producci¨®n rodada casi enteramente en Marruecos . La meticulosidad con la que est¨¢n reconstruidos los dos palacios -el de Potala y el de Norbulingka- donde transcurre la vida del joven Dalai Lama; la exactitud, hasta en los ¨²ltimos detalles, de la ropas y peinados de las autoridades o de los campesinos tibetanos; todo da idea de que esta cuidada producci¨®n de Martin Scorsese ha contado con las simpat¨ªas y la ayuda documental del propio Dalai Lama. La coproductora Melisa Mathison y el autor de los decorados, Dante Ferreti, viajaron a Dar-e-Salam, en India, donde vive actualmente el Dalai Lama, y pudieron discutir con ¨¦l los detalles necesarios para reproducir con todo rigor los escenarios reales.
"?l no ha visto a¨²n la pel¨ªcula", explica Scorsesel hundido en el inmenso sof¨¢ del hotel de Roma donde se desarrolla la entrevista. "Estar¨¢ en la premier [preestreno] del 30 de abril, en Nueva York. Confieso que estoy algo intranquilo, pero, al final, confiado, porque el Dalai Lama es un hombre justo. Una persona positiva que trata siempre de buscar lo mejor en la gente y en las situaciones". Un verdadero ejemplo de lo que predica el budismo, religi¨®n que, a juicio del director norteamericano, tiene mucho que ofrecer a los atribulados habitantes de Occidente. "Yo no me he convertido, pero veo que el budismo puede ayudarnos a vivir. No digo que no haya gente compasiva entre los cristianos, pero nuestra religi¨®n ha dado menos personajes as¨ª".
?C¨®mo el Dalai Lama? "La verdad es que al cristianismo le falta una persona como el Dalai Lama". ?Acaso no est¨¢ el Papa? "Oh, s¨ª; el Papa es una gran persona", responde Scorsese. "Un pol¨ªtico muy poderoso. Ha cambiado el mundo. Pero yo creo que a¨²n falta algo m¨¢s de tolerancia en el Vaticano". Y el Dalai Lama, ?no es tambi¨¦n, en ¨²ltima instancia, un pol¨ªtico? "Bueno", responde casi indignado Martin Scorsese, "pero es un pol¨ªtico muy interesante, porque s¨®lo act¨²a con la palabra. Yo no veo que esta gente se dedique a derribar aviones, ni a entrenar terroristas en el desierto. Se limita a hablar a favor de su causa. Lleva 45 a?os hablando, y eso me parece bien. Eso sin contar con que T¨ªbet es un pa¨ªs dif¨ªcil de recu perar, porque tendr¨¢ que cambiar necesariamente".
El espectador de a pie no de jar¨¢ de preguntarse si Kundun tiene alguna conexi¨®n con la moda tibetana que ha arrasado en Hollywood. "En realidad s¨®lo recuerdo algunas pel¨ªculas sobre el tema", puntualiza Scorsese. "Una, El peque?o Buda, de Bernardo Bertolucci, que adem¨¢s se ocupa s¨®lo de Buda. Otra, Siete a?os en el Tibet, que, seg¨²n tengo entendido, s¨ª retorna un poco la historia del Dalai Lama. La verdad es que hemos estado, muy preocupados con esta coincidencia. Yo ni siquiera he querido ver la pel¨ªcula para que no me influyera. Pero mi caso es un poco diferente al de Bertolucci porque yo no he hecho tampoco un filme idealista. El T¨ªbet que aparece [antes de la invasi¨®n china] tiene sus problemas, no parece que exista la felicidad de una sociedad ut¨®pica".
Scorsese no ve contradicci¨®n alguna entre Kundun y su pasa da producci¨®n art¨ªstica, en la que ha explorado las m¨¢s degradadas conductas humanas, excesos y ho rrores de la vida cotidiana. "La otra cara de la violencia es la compasi¨®n. Yo nac¨ª en un lugar violento y s¨¦ lo que es la violencia, la f¨ªsica y la emocional, que es, por eiemplo, el miedo a ser v¨ªctima de la violencia, y que puede ser a¨²n peor, en uno y otro caso,no he hecho sino explorar mi propia persona, intentar saber qui¨¦n soy y de lo que soy capaz". En ese sentido, el autor de pel¨ªculas emblem¨¢ticas como Taxi driver, Malas calles, Toro salvaje, por citar s¨®lo unas pocas, considera que Kundun es una parte m¨¢s de su yo. Una faceta.
Tampoco es la primera vez que el director norteamericano aborda cuestiones religiosas. En La ¨²ltima tentaci¨®n de Cristo Scorsese se enfrent¨® a un tema "mucho m¨¢s dif¨ªcil", seg¨²n reconoce ¨¦l mismo. "En la medida en que soy cat¨®lico, La ¨²ltima tentaci¨®n... fue un reto mucho mayor. Me cost¨® mucho m¨¢s trabajo indagar en la esencia del cristianismo, llegar a ese n¨²cleo de lo que realmente es esta religi¨®n. Luego estaba el tema de la pasi¨®n de Jesucristo, que resultaba muy complicado de expresar". Aparte del rechazo de las autoridades eclesi¨¢sticas, el filme debi¨® encontrar cierta hostilidad dom¨¦stica, cosa que no ocurrir¨¢ con Kundun, que Scorsese ha dedicado a su madre.
Hijo de emigrantes italianos, la infancia y juventud de Martin Scorsese, americano "de segunda generaci¨®n", se desarroll¨® en un Manhattan conflictivo, donde conviv¨ªan sin cruzarse diversas culturas, religiones y razas. De familia cat¨®lica y muy proteccionista, como ¨¦l mismo se?ala, el joven Mart¨ªn consigui¨® graduarse en la Universidad. "Lo cual les dio tranquilidad a mis padres, que ve¨ªan muy dif¨ªcil esto de ser director de cine. En ¨²ltima instancia les parec¨ªa que lo m¨¢s f¨¢cil era fracasar y terminar un poco con la categor¨ªa de un maestro".
?Qu¨¦ fue de sus aspiraciones de ser un g¨¢nster o un sacerdote? "Supongo que eran los ¨²nicos ejemplos a mi alcance. Al final", a?ade Scorsese riendo, "como me dijo el escritor Gore Vidal, he optado por ser director de cine, que es una profesi¨®n que re¨²ne a las otras dos".
Un detalle que sorprende y no precisamente agradablemente en Kundun es que haya sido filmada originalmente en ingl¨¦s. Resulta sorprendente que, despu¨¦s de haber puesto tanto esmero en reconstruir la historia del T¨ªbet con actores nativos y escenarios reproducidos con tanta exactitud, Scorsese se haya decidido por esta suerte de simplificaci¨®n comercial. "Reconozco que es cierto lo que dice", admite el director, "lo estuvimos pensando durante bastante tiempo, pero la verdad es que ten¨ªa m¨¢s sentido el ingl¨¦s porque la pel¨ªcula va dirigida, al mundo occidental, sobre todo al mercado de Estados Unidos y del Reino Unido, que mantienen muchos contactos comerciales con China. Queremos que la gente vea el problema del T¨ªbet no como algo lejano, sino como algo pr¨®ximo y com prensible. Adem¨¢s, la pel¨ªcula ya es de por s¨ª dif¨ªcil para el espectador norteamericano. Est¨¢ poco dramatizada". Scorsese reconoce que la respuesta en las salas de cine de su pa¨ªs no est¨¢ siendo todo lo positiva que esperaba con Kundun. "Quiz¨¢ deber¨ªa haber seguido elejem plo de Steven Spielberg en Amistad", concluye el director.
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