El enfoque indirecto
Liddel Hart, el gran experto brit¨¢nico en estrategia e historia militar, formul¨® hace d¨¦cadas la clave de muchas victorias, el uso por el triunfador de un ?enfoque indirecto?. Seg¨²n esa doctrina, aplicable tanto en el campo de batalla como a la resoluci¨®n de otros conflictos humanos, deben evitarse los ataques frontales contra las posiciones del rival, pues ¨¦ste, bien parapetado tras ellas, har¨¢ dif¨ªcil su asalto directo. Ser¨¢ preferible sortearlas por los flancos y evitar el curso natural de ataque que el oponente espera. Napole¨®n, maestro del ?enfoque indirecto?, maniobraba con singular destreza sobre la retaguardia enemiga. Hitler consigui¨® en mayo de 1940 una victoria fulgurante cuando, en vez de invadir Francia a trav¨¦s de B¨¦lgica -como Alemania hab¨ªa hecho en la Primera Guerra Mundial-, lanz¨® los blindados del general Guderian por los espesos bosques de las Ardenas, lleg¨® a la costa francesa y dividi¨® las fuerzas franco-brit¨¢nicas, forzadas a embarcar precipitadamente en Dunquerque.
La estrategia del ?enfoque indirecto? es tambi¨¦n conocida en el mundo civil. Se manifiesta, por ejemplo, en las organizaciones. Cuando acceden a ellas nuevos directivos deseosos de reorientarlas o suspicaces frente al personal que ya emplean, en vez de acometer un desagradable proceso de sustituci¨®n de personas y reorganizaci¨®n interna -el ?ataque frontal?- preferir¨¢n a menudo crear nuevas unidades, o rodearse de un nutrido grupo de colaboradores y asesores que poco a poco se har¨¢n cargo efectivo de los cometidos atribuidos a las viejas unidades org¨¢nicas. Muchas organizaciones tendr¨¢n, pues, una tendencia natural a aumentar de tama?o y su organigrama esconder¨¢ los genuinos centros de decisi¨®n.
Ejemplo se?ero de ?enfoque indirecto? ha sido el elegido por el comisario europeo Brittan para superar el conflicto creado entre Estados Unidos y la Uni¨®n Europea por las leyes que el Congreso americano, dominado por los republicanos, aprob¨® en 1996 contra Cuba, Ir¨¢n y Libia. Ante la dificultad pol¨ªtica de que los legisladores americanos, contritos, deroguen tan infaustas leyes -que sancionan a todas las empresas, americanas o no, que invierten en tales pa¨ªses-, el comisario ha propuesto a la Administraci¨®n Clinton la negociaci¨®n de un ambicioso Acuerdo del Mercado Trasatl¨¢ntico, que aspirar¨ªa a liberalizar a fondo el comercio de mercanc¨ªas y servicios entre Europa y Estados Unidos. La simple presentaci¨®n de la iniciativa est¨¢ facilitando a la Administraci¨®n Clinton adoptar una postura m¨¢s conciliadora con Europa.
?El Gran Capit¨¢n adoptar¨¢ un enfoque indirecto aunque sea azaroso y le obligue, en caso necesario, a cruzar monta?as, desiertos o marismas. Preferir¨¢ afrontar tales condiciones desfavorables antes que aceptar el riesgo de frustraci¨®n inherente al enfoque directo?, escribi¨® Liddel Hart.
Para llevar a t¨¦rmino el ambicioso acuerdo comercial que ha propuesto, el comisario Brittan deber¨¢ superar m¨²ltiples escollos. Es dudoso que pueda franquearlos, al menos plenamente. Pero el intento de superaci¨®n de los conflictos trasatl¨¢nticos mediante un radical cambio de escenario refleja la impronta del buen estratega.
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