Pisos con 'macrojard¨ªn' protegido

Una parte de las viviendas que se construir¨¢n en el barrio de Valdemar¨ªn ser¨¢n adyacentes a la valla del monte de El Pardo (zona de m¨¢xima protecci¨®n ambiental de unas 15.000 hect¨¢reas). Los l¨ªmites del monte de El Pardo coinciden adem¨¢s con una zona de especial protecci¨®n para las aves (ZEPA), ¨¢rea bajo tutela directa de la Uni¨®n Europea y que cuenta con los m¨¢ximos niveles de protecci¨®n medioambiental.Por eso, los peritos judiciales consideran que entre las futuras viviendas de Valdemar¨ªn que estar¨¢n pegadas a la valla del monte de El Pardo y la ZEPA "ser¨ªa aconsejable" mantener una franja protectora de 200 metros de anchura. Aseguran que esta banda de protecci¨®n debe servir "como transici¨®n entre el h¨¢bitat de la fauna protegida y el suelo urbano", tal y como se recoge en la declaraci¨®n de impacto ambiental de la M-40.

De todas formas, los expertos judiciales reconocen que "los 24.000 metros cuadrados colindantes con la tapia hist¨®rica de El Pardo" no est¨¢n incluidos en ninguna zona del Plan de Protecci¨®n Medioambiental del monte.

Quiz¨¢ por ello, un informe de la Agencia de Medio Ambiente, fechado en 1995, durante la etapa de gobierno socialista, dej¨® muy claro que los terrenos colindantes a la valla no est¨¢n protegidos e incluso carecen de valor medioambiental.

En el informe de la Agencia de Medio Ambiente se lee literalmente: "En lo que se refiere a la clasificaci¨®n como suelo urbano de los terrenos colindantes con la tapia del monte de El Pardo, actualmente [en 1995] calificados como suelo no urbanizable de especial protecci¨®n ecol¨®gica, puede decirse que no existen objeciones desde el punto de vista ambiental al tratarse de un espacio sin especiales valores que pudiesen aconsejar su especial preservaci¨®n".

Los responsables de la Agencia de Medio Ambiente creyeron adem¨¢s que para preservar el monte de El Pardo de las viviendas cercanas era suficiente "no superar las alturas de edificaci¨®n permitidas para la zona [dos pisos] en los espacios pr¨®ximos a dicho espacio protegido, como m¨ªnimo dentro de una franja de 200 metros de anchura, a lo largo de la tapia del monte".

Y eso, a pesar de que la AMA reconoce en el estudio que convertir toda esta zona en edificable traer¨¢ "previsibles afecciones sobre la variada fauna que alberga el monte, derivadas principalmente de la visibilidad de las edificaciones, la emisi¨®n de ruidos y luminidad, tanto diurna como nocturna".