Aznar prepara con sigilo un secretario general del PP que centre al partido
Mantiene un total hermetismo e incluso sus colaboradores m¨¢s cercanos creen que ser¨¢ "una sorpresa"
El presidente del Gobierno, Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, se reserva una gran sorpresa, algo as¨ª como "una mujer secretaria general del PP" en el pr¨®ximo congreso del partido, especulan en la sede de la calle de G¨¦nova. Un proyecto, en cualquier caso, que s¨®lo discute consigo mismo, con el consentimiento de los principales dirigentes del partido. Una noticia de la que podr¨ªa no enterarse, bromean en el PP, "ni el candidato hasta despu¨¦s incluso de ser nombrado".
La destituci¨®n de Fernando L¨®pez-Amor como segundo director general de RTVE de la era Aznar es un ejemplo m¨¢s del hermetismo del presidente del Gobierno y del PP en sus actuaciones. Mientras el interesado a¨²n negaba desde Costa Rica -donde pensaba asistir al festival de la OTI- "el rumor interesado" de su cese, el equipo de Aznar en La Moncloa confirmaba el nombre de su sustituto. El sapo tragado por Fernando L¨®pez Amor es s¨®lo un exponente m¨¢s de c¨®mo act¨²a Aznar, fr¨ªamente y con una cabeza muy pragm¨¢tica.
Los 460 miembros de la Junta Directiva Nacional del PP, m¨¢ximo ¨®rgano entre congresos, comprobaron el pasado mi¨¦rcoles otro escenario de esa caracter¨ªstica. Ese d¨ªa se enteraron de qui¨¦nes iban a componer el comit¨¦ organizador del congreso y de cu¨¢les ser¨ªan los ponentes. Incluso los afectados.
Uno de ellos, Javier Arenas, ministro de Trabajo y una de las caras amables del Ejecutivo por sus ¨¦xitos en la interlocuci¨®n laboral, se prest¨® a bromear mientras escuchaba c¨®mo Aznar encomendaba la ponencia titulada La Espa?a de las Oportunidades, con las materias te¨®ricamente propias de su negociado, el empleo y las pol¨ªticas sociales, a Eduardo Zaplana, el ¨²nico bar¨®n auton¨®mico en alza y de su entera confianza. A Arenas le toc¨® luego La Espa?a plural, sobre la vigencia de la Constituci¨®n, la descentralizaci¨®n y el futuro pol¨ªtico de la Uni¨®n Europea. El dirigente andaluz empez¨® inmediatamente a mirar a su alrededor para recabar colaboradores.
Decisiones inescrutables
Las decisiones de Aznar son inescrutables. Ni los propios vicepresidentes del Gobierno, ministros y vicesecretarios generales del PP -Francisco ?lvarez Cascos, Rodrigo Rato, Mariano Rajoy, Jaime Mayor Oreja, Arenas o cualquier otro dirigente- se atreven a interpretarlas. No es extra?o, por tanto, que el presidente hable en todo momento en primera persona: "yo quiero hacer", "el partido que busco", "el centro que me interesa", "la Espa?a que imagino". Y sus m¨¢s estrechos colaboradores solventan las m¨¢s variopintas gestiones con la expresi¨®n: "El mandato del presidente es que...".El actual coordinador general del PP, ?ngel Acebes, se present¨® una ma?ana en La Moncloa con una lista de una veintena de posibles vocales para formar el comit¨¦ de organizaci¨®n de la convenci¨®n nacional que se desarrollar¨¢ los d¨ªas 29, 30 y 31 de enero. Acebes no se atrevi¨® a poner en el papel el nombre del presidente de ese comit¨¦ de notables. Aznar lo ech¨® en falta. Fue el propio presidente del Gobierno el que incluy¨® al final para ese puesto a P¨ªo Garc¨ªa Escudero, un arquitecto madrile?o apasionado por los toros, que ya le arrop¨® durante la etapa de la presidencia de la Junta de Castilla y Le¨®n. Un clon pol¨ªtico del propio Acebes pero en rubio, joven, extremadamente moderado en las formas y en sus declaraciones.
A Aznar le encanta el juego de los despistes. Quiere un secretario o secretaria general del PP que produzca un impacto muy sorprendente en la sociedad, con una imagen inequ¨ªvoca de centro, algo similar a lo que ocurri¨® antes del verano con el nombramiento del independiente Josep Piqu¨¦, ministro de Industria, como portavoz del Ejecutivo a cambio del procaz Miguel ?ngel Rodr¨ªguez. Una persona que encarne su "proyecto de centro reformista" para encarar las elecciones del 2000.
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