El esp¨ªa sin rostro da la cara
Marcus Wolf, el superesp¨ªa de la RDA, presenta sus memorias en Barcelona
Marcus Wolfe (1923), que durante tres d¨¦cadas dirigi¨® el espionaje de la Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, est¨¢ estos d¨ªas en Barcelona para promocionar su libro de memorias El hombre sin cara, que aparece en catal¨¢n editado por Quaderns Crema. El t¨ªtulo se refiere a la invisibilidad de Wolf hasta bien avanzada su carrera, cuando por fin los servicios de espionaje occidentales pudieron conseguir una foto del superesp¨ªa en el que probablemente se inspir¨® el novelista John Le Carr¨¦ para construir el personaje de Karla. "Le Carr¨¦ siempre ha rechazado verse conmigo, dice que no soy Karla", explic¨® ayer Wolf. "Yo tampoco lo creo. Hasta hace poco tiempo, ni siquiera hab¨ªa le¨ªdo sus libros. Aunque en El esp¨ªa que surgi¨® del fr¨ªo contiene rasgos en los que se me puede reconocer". Wolf se jubil¨® en 1986, tres a?os antes de la ca¨ªda del muro y la reunificaci¨®n de Alemania. Despu¨¦s, como muchos de sus esp¨ªas y colaboradores que siguen en prisi¨®n, fue juzgado y condenado, y pas¨® una breve temporada en la c¨¢rcel, hasta que una revisi¨®n del caso en el Tribunal Constitucional Federal determin¨® que no era posible condenar a un oficial del servicio de espionaje de la RDA por traici¨®n a la reunificada RFA. Pero los meses de persecuci¨®n, juicio y apelaciones, y la c¨¢rcel, adem¨¢s de la derrota de la causa a la que sirvi¨® durante toda su vida activa y la "traici¨®n" de Gorbachov a los agentes del espionaje alem¨¢n, a los que dej¨® a la intemperie, han dejado un poso de amargura en el que fue jefe del espionaje de la Alemania del "socialismo real existente" y que en el libro muestra una moderada satisfacci¨®n por haber dirigido "el servicio de espionaje m¨¢s eficaz de la Europa del Este y del Oeste". "La historia la escriben los vencedores, y para ellos todo es blanco o negro, no hay matices. Yo reconozcco los graves errores de la RDA, pero creo que se hicieron cosas inrteresantes y que no es posible condenarlo en bloque toda su experiencia, ni elogiar en bloque todo lo que viene de Occidente. La mayor¨ªa de las cosas son grises", dice Wolf, que en los ¨²ltimos a?os de la RDA cre¨ªa posible una reforma paulatina del sistema, y hoy, "de acuerdo con G¨¹nter Grass", critica el m¨¦todo y el ritmo de la reunificaci¨®n y la diferencia en las tasas de desempleo en el este y el oeste de Alemania. "Todav¨ªa hoy se persigue a gente que trabaj¨® para la RDA. La unificaci¨®n no se ha producido". El libro, que tuvo que ser editado primero en Estados Unidos (1997) ante la virtuosa negativa inicial de los editores alemanes a contratarlo, es tanto una historia en 600 p¨¢ginas de los acontecimientos m¨¢s destacados de la guerra fr¨ªa desde el otro lado del tel¨®n de acero como una vindicaci¨®n de las actividades del autor y de sus colaboradores, e incluye algunos episodios a la vez dram¨¢ticos e hilarantes, como los vanos intentos de disciplinar la pol¨ªtica tribal en Zanz¨ªbar, o los aterrizajes forzosos en el aeropuerto Kennedy de Nueva York de aviones cargados de aterrorizados esp¨ªas alemanes y chinos con direcci¨®n a Cuba. Wolf pasa como sobre ascuas por encima de determinados episodios, entre ellos la brutalidad de la represi¨®n de los disidentes por la Stasi -niega haber tenido ninguna responsabilidad sobre la pol¨ªtica interior-, la venta de prisioneros pol¨ªticos a cambio de tecnolog¨ªa occidental o la muerte de alg¨²n esp¨ªa a consecuencia de un secuestro: "En los a?os cincuenta, el b¨²lgaro y el polaco ten¨ªan la reputaci¨®n de ser los servicios secretos m¨¢s letales. El contraespionaje alem¨¢n oriental no est¨¢ libre de culpa, aunque quiero recalcar que las conocidas y repetidas historias sobre traidores raptados y asesinados probablemente fueron consecuencia de una aplicaci¨®n inexperta de somn¨ªferos potentes durante el secuestro, m¨¢s que asesinatos intencionados", escribe. "Matar a los traidores es se?al se debilidad, no de fuerza, y yo lo hubiera considerado por debajo de mis est¨¢ndares profesionales y morales". "Este libro es demasiado delgado para contar toda la verdad", ironiza Wolf, cuando se le pregunta por lo que se ha dejado en el tintero. "Yo establec¨ª con mis agentes fuertes v¨ªnculos de lealtad y de confianza que no estoy dispuesto a romper. Hay determinadas personas a las que no puedo traicionar, y precisamente por negarme a dar esos datos he estado preso". Actualmente, Wolf vive de los beneficios de su pluma -publica tambi¨¦n libros sobre recetas de cocina rusa, en la que es un especialista- y de una pensi¨®n de jubilaci¨®n.
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