Pacto de amistad italo-americano
Juegos florales entre las dos figuras m¨¢s medi¨¢ticas del Tour. El s¨¢bado, en la ventosa y fr¨ªa Brian?on, Lance Armstrong, en el papel de l¨ªder a la vez abatido por el cansancio, patr¨®n del Tour y misericordioso oficial, lo dijo claro. Claro que no le val¨ªa con el regalo del Ventoux, eso era poco. As¨ª que bajando el gigante Izoard no se aguant¨® las ganas. "Me acerqu¨¦ a Marco y le dije que me parec¨ªa el m¨¢s fuerte, le confes¨¦ que cuando atac¨® subiendo el Izoard me hab¨ªa costado cogerle la rueda, me hizo ponerme a tope". Gran reconocimiento a un rival. "Y no", continu¨® Armstrong, "no me importa que estos elogios aumenten su autoestima y alimenten su agresividad". S¨ª, se quieren. Los dos m¨¢s populares, el casi seguro ganador y el hombre de las monta?as que vuela para luchar contra la desgracia se admiran. Lo confiesan y todo, aunque no har¨ªa falta: vi¨¦ndoles manejarse en carrera, viendo las atenciones, mimos y detalles que se prodigan, ya se sabe de qu¨¦ va la cosa.Ayer, por ejemplo. Armstrong, lo confes¨® luego el americano, no tuvo su mejor d¨ªa. En realidad lo pas¨® bastante mal en La Madeleine. Unos cuantos ataques. Casi un momento de crisis. Entonces, se volvi¨® y mir¨® a Pantani. "S¨ª", confes¨® el escalador italiano, "Armstrong me pidi¨® ayuda. Y yo, que soy bueno y que estoy en vena, se la prest¨¦". Luego, cuando Pantani atac¨® para ganar en Courchevel, Armstrong no sali¨® a su rueda. Antes al contrario: se volvi¨® a Heras, que iba tras ¨¦l, y le dijo: "Yo no te voy a llevar, pero si vas tras ¨¦l y lo coges, yo no te lo impido". Corte fino.
A Pantani le toc¨® tras la llegada devolver en forma de palabras los elogios de Armstrong. Fue tras su gesta, tras la ascensi¨®n desencadenada que record¨® por su car¨¢cter acelerado a la subida a Oropa en el pasado Giro. Fue entonces cuando dijo que Armstrong era el m¨¢s fuerte de la carrera y que se sent¨ªa muy contento de tenerlo como amigo. "A Armstrong le tengo en gran estima", dijo el Pirata. "Y no lo digo por hacerle la pelota, que ya se sabe que no es mi estilo. Hace ya unos a?os, cuando se repon¨ªa de su enfermedad, Lance me llam¨® y me dijo que le gustar¨ªa venir conmigo a mi equipo. Hubo negociaciones con la empresa y no pudo haber acuerdo, pero s¨ª, Armstrong ten¨ªa un gran deseo de estar conmigo".
Duro para el orgullo de Pantani, el hombre que ayer quiso ganar solo y a lo grande, "sentir en los labios el sabor a triunfo", en otra llegada en alto del Tour. Su octavo triunfo de etapa en la Grande Boucle. "Digo que lo estimo y, sin embargo, es un adversario que va m¨¢s fuerte que yo. S¨ª, es dif¨ªcil de digerir, pero es un rival que cuenta con toda mi estima".
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