Zapatero busc¨® el apoyo de Andaluc¨ªa y de Castilla-La Mancha para la nueva direcci¨®n
Desde el primer minuto de la negociaci¨®n para la formaci¨®n de la ejecutiva, el nuevo secretario general, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, busc¨® el apoyo de las federaciones mayoritarias, singularmente de Andaluc¨ªa y del presidente de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Bono, para hacer posible su objetivo de reconstruir la unidad del partido. Las demandas de los guerristas para llevar al presidente extreme?o, Juan Carlos Rodr¨ªguez Ibarra, a un puesto relevante, vicesecretario general o secretario de coordinaci¨®n, no fueron atendidas al entender que podr¨ªa abrir una brecha con la mayor¨ªa. La presencia del secretario general de Castilla-La Mancha, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda, y de seis dirigentes andaluces garantiz¨® la mayor¨ªa.
Primera reuni¨®n
La noche en blanco de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero mereci¨® la pena porque consigui¨® el objetivo que se marc¨® desde que decidiera aspirar a la secretar¨ªa general del PSOE. Una vez que obtuvo el apoyo mayoritario de los delegados, se propuso recomponer la unidad del partido. Para ello le resultaba imprescindible llevar a sus filas a todos los dirigentes de las federaciones mayoritarias y, con ellos, a muchos delegados que hab¨ªan optado por Jos¨¦ Bono. El presidente de Castilla-La Mancha, nada m¨¢s conocer su derrota en la tarde del s¨¢bado, se reuni¨® con los delegados de su regi¨®n para pedirles que apoyaran a la ejecutiva que se vot¨® ayer al mediod¨ªa. Manuel Chaves, mientras, convoc¨® a todos los secretarios regionales para que no pusieran trabas al nuevo l¨ªder socialista en sus planes para la formaci¨®n de su ejecutiva y, sobre todo, que no tratatan de imponer sus cuotas territoriales.
Pero esto fue antes de que empezara la negociaci¨®n que se prolong¨® entre las diez de la noche del s¨¢bado y las nueve menos cuarto de la ma?ana del domingo. En esas horas se pactaron los nombres de los 24 miembros de la Comisi¨®n Ejecutiva Federal, 25 con el propio Rodr¨ªguez Zapatero y los 49 del comit¨¦ federal.
La negociaci¨®n con los guerristas, la adjudicaci¨®n de la presidencia del partido, la conformidad de la federaci¨®n andaluza en su representaci¨®n, el apoyo de Castilla-La Mancha, el respeto al 40% de la cuota de mujeres, y los peligros de reabrir m¨¢s las heridas de federaciones en conflicto, como Valencia y Asturias, marcaron la noche.
El secretario general, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, mantuvo su primera reuni¨®n con el presidente andaluz, Manuel Chaves. Hablaron de la presidencia del partido. Ambos convinieron en la inutilidad de seguir insistiendo a Felipe Gonz¨¢lez para que aceptara el puesto. Zapatero expres¨® a Chaves su m¨¢ximo inter¨¦s en que Jos¨¦ Bono no saliera de este congreso sin el reconocimiento que ¨¦l y todos los delegados sent¨ªan hacia quien estuvo a punto de ganarlo. Hay distintas versiones sobre qui¨¦n y c¨®mo se produjo la oferta a Bono para que ocupara la presidencia del partido. Desde luego Manuel Chaves fue uno de los adalides de esta propuesta, pero el resultado fue negativo. Rodr¨ªguez Zapatero ten¨ªa, en su dibujo de ejecutiva, que, de ganar, la presidencia deb¨ªa ser para Gonz¨¢lez o para Chaves. El l¨ªder andaluz dio su conformidad, despu¨¦s de algunas dudas. Superado ese escollo, el diputado leon¨¦s -cuyo trabajo de antesala y prospecci¨®n encomend¨® a Jos¨¦ Blanco, nombrado secretario de organizaci¨®n, y a Jes¨²s Caldera- puso el m¨¢ximo inter¨¦s en que la federaci¨®n de Castilla-La Mancha no se sintiera al margen de la nueva direcci¨®n. Desde el primer momento le aseguraron que no tuviera preocupaci¨®n por ello pero cierto es que el secretario general de esa federaci¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Barreda, mano derecha de Jos¨¦ Bono, tard¨® algunas horas en darle el s¨ª a su presencia en la ejecutiva como vocal junto al resto de dirigentes territoriales. Los castellano-manchegos y los andaluces estuvieron muy pendientes de las idas y venidas del di¨¢logo con los guerristas. Dirigentes de esas federaciones reconocen que no ve¨ªan con mucho agrado la posibilidad de que miembros de ese sector tuvieran un peso excesivo en la nueva direcci¨®n. No pueden ni podr¨¢n olvidar que la fuga del voto guerrista, de la candidatura de Matilde Fern¨¢ndez hacia la de Zapatero, inclin¨® la balanza en perjuicio de Bono.
A la una de la madrugada, el presidente extreme?o hab¨ªa mantenido una primera reuni¨®n con Zapatero. Aqu¨ª las versiones no coinciden. El entorno de Ibarra se?al¨® que le hab¨ªa ofrecido la vicesecretar¨ªa general o un ¨¢rea nueva encargada con la coordinaci¨®n de la ejecutiva. Es decir, practicamente el n¨²mero dos. Desde el lado de Zapatero se asegura que fue Ibarra el que sugiri¨® estos cargos una vez que el secretario general le pidi¨® que estuviera en la ejecutiva junto a otra persona de la federaci¨®n extreme?a. Otras propuestas de Zapatero al guerrismo, en Asturias y Madrid, tampoco fueron aceptadas al considerarlas insuficientes. No hubo problemas, sin embargo, para que ocho guerristas formaran parte del comit¨¦ federal.
Pero Rodr¨ªguez Zapatero continu¨® la negociaci¨®n con los dem¨¢s dirigentes territoriales. Otro de sus objetivos fue no ahondar en las crisis internas de algunas federaciones como Asturias y Valencia. As¨ª fue complet¨¢ndose la ejecutiva, con pocos puestos disponibles, ante la presencia fija del entorno de Zapatero. Se ha tenido en cuenta el trabajo de Iniciativa para el Cambio, cuyos postulados son asumidos por Zapatero. De ah¨ª la presencia de Cristina Narbona.
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