Una obra ol¨ªmpica colosal
La obra ol¨ªmpica de Samaranch ha sido colosal. Como toda obra humana no ha carecido de sombras, mas su balance final es, a mi juicio, deslumbrante. Se trata, adem¨¢s, de una obra muy personal del hoy Presidente de Honor del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional; en efecto, el car¨¢cter calculador, racional y habilidoso de Samaranch se ha dejado sentir muy vivamente en ella.
Con la cuna que tiene, es l¨®gico que la b¨²squeda de la solvencia econ¨®mica del movimiento ol¨ªmpico haya sido meta constante de los veinti¨²n a?os de mandato del presidente que despedimos. A ciencia cierta lo ha conseguido. No les aburro con datos. En su ¨²ltimo discurso oficial, que pronunci¨® el pasado 12 de julio en el Teatro Bolshoi de Mosc¨², Samaranch lo sell¨® con estas palabras: 'La estrategia econ¨®mica a largo plazo que hemos desarrollado nos pone a salvo hasta el a?o 2012 gracias a los derechos de televisi¨®n que hemos negociado. Estoy orgulloso de dejar esta herencia que ha asegurado la independencia que siempre ha caracterizado al COI, que no ha recibido jam¨¢s subsidios de los Gobiernos'.
Sus innegables habilidad personal y comprensi¨®n de la naturaleza compleja de lo ol¨ªmpico le han servido para hacer realidad la universalidad de este movimiento. Le cayeron en las manos Juegos Ol¨ªmpicos como los de Mosc¨² y los de Los ?ngeles mutilados por el enfrentamiento entre bloques pol¨ªtico-deportivos, y ha entregado el testigo de los de Sydney plet¨®ricos de universalidad y mestizaje en todos los aspectos. En su discurso postrero del Teatro Bolshoi se hizo eco de ello con la mirada puesta en el futuro: 'Es un imperativo proteger el car¨¢cter universal y el prestigio de los Juegos Ol¨ªmpicos', afirm¨® Samaranch.
La pujanza econ¨®mica y la universalidad del fen¨®meno ol¨ªmpico crecieron hasta para muchos lo inimaginable. Sin embargo, no se supieron extraer paralelamente las consecuencias del justificado aumento del inter¨¦s pol¨ªtico de los Estados por lo que estaba ocurriendo en lo ol¨ªmpico; al propio tiempo, la estructuraci¨®n y organizaci¨®n internas de los ¨®rganos ol¨ªmpicos no se fueron acomodando suficientemente a los nuevos hechos y el ordenamiento jur¨ªdico del movimiento ol¨ªmpico quedaba raqu¨ªtico para lo que se ven¨ªa encima; en definitiva, la organizaci¨®n del movimiento ol¨ªmpico se fue situando paulatinamente a contracorriente respecto a los principios pol¨ªtico-organizativos com¨²nmente aceptados en la comunidad internacional de hoy. Los guijarros del ¨²ltimo tramo del largo camino ol¨ªmpico de Samaranch estuvieron a punto de destrozarlo. El ya muy veterano dirigente -con 78 a?os, all¨¢ en los finales de 1998 y principios de 1999- tuvo, no obstante, habilidad y cuajo suficientes para reaccionar. Una vez m¨¢s en su vida flot¨®. La Comisi¨®n COI 2000, en la que supo rodearse de algunas personalidades mundiales rutilantes, y sus propuestas de reforma conformaron la respuesta. No constituy¨® esto la soluci¨®n definitiva para los problemas apuntados, pero abri¨® un camino y sobre todo ayud¨® a que Samaranch pudiera despedirse con dignidad y con un ¨²ltimo fruto tard¨ªo. Otra vez el dirigente deportivo calculador, racional y habilidoso gan¨® la partida.
He escuchado a Richard Pound, el competente abogado canadiense, miembro puntero del COI y presidente de la Agencia Mundial Antidopaje, lo siguiente, que despu¨¦s he visto reproducido en el Herald Tribune del 11 de julio: 'Hered¨® una organizaci¨®n que era insolvente econ¨®micamente, desorganizada y no universal y la hizo universal, bien financiada y respetada por las organizaciones pol¨ªticas del mundo'. Con los inevitables matices, he aqu¨ª la m¨¢s aguda s¨ªntesis predicable de la obra ol¨ªmpica de Samaranch.
Luis Mar¨ªa Cazorla es catedr¨¢tico de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro de la Comisi¨®n Jur¨ªdica del COE.
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