F¨®rmula holandesa para paliar la crisis
Las empresas se acogen a una ley de 1945 para reducir jornada y salarios y evitar los despidos
A Saskia le preocupa el futuro. Al mismo tiempo y con la misma rapidez que se derrumbaron las Torres Gemelas en Nueva York ante los ojos de millones de espectadores, se derrumb¨® ante ella la seguridad con la que hab¨ªa vivido en los ¨²ltimos a?os.
Al igual que los otros 2.400 empleados de la empresa para la que trabaja, Saskia sabe que dentro de pocos d¨ªas puede estar la mitad del d¨ªa en casa de brazos cruzados. 'En cualquier caso, es mejor que quedarse en el paro', asegura resignada, sabiendo que menos horas de trabajo se traducir¨¢n en un sueldo m¨¢s bajo.
Cuando apenas hab¨ªan pasado dos semanas desde los atentados, Travel Unie, una de las mayores empresas holandesas del sector de viajes, decidi¨® reducir a la mitad la jornada de todos sus trabajadores. Desde el fat¨ªdico 11 de septiembre, Travel Unie recibe un 40% menos de reservas a destinos fuera de Europa, e incluso para los pa¨ªses m¨¢s cercanos han disminuido los viajes un 20%. 'Reduciendo los costes laborales, esperamos poder remontar la crisis en los pr¨®ximos meses', explica Patricia Egelie, portavoz de la compa?¨ªa, mientras espera la autorizaci¨®n final. 'Aunque sabemos que son medidas dolorosas, es la ¨²nica manera de evitar males mayores'.
Ley de 1945
Amparada en una ley de 1945 para 'situaciones econ¨®micas excepcionales', la reducci¨®n obligatoria de horas de trabajo es una medida de car¨¢cter temporal a la que han recurrido muchas empresas holandesas en las ¨²ltimas semanas. Mientras en pa¨ªses como EE UU la oleada de despidos ha tenido car¨¢cter inmediato, en Holanda los trabajadores pueden permitirse el lujo de estar relativamente tranquilos.
De acuerdo con la ley, el Estado asume el 70% de la p¨¦rdida salarial, cantidad que el trabajador percibe en forma de subsidio complementario. El dinero procede del mismo fondo del que se paga la prestaci¨®n por desempleo. 'Las compa?¨ªas tienen que demostrar que su actividad se ha reducido al menos un 20% y que los problemas tienen una relaci¨®n de causalidad directa con la crisis abierta por los atentados', explica Ad Gijselhart, portavoz del Ministerio de Asuntos Sociales, organismo que da la autorizaci¨®n caso por caso.
La ayuda oficial se prolonga durante seis semanas, prorrogables en tres ocasiones. 'La cantidad final no est¨¢ cuantificada. Depender¨¢ del n¨²mero de trabajadores que se puedan beneficiar, pero en cualquier caso supondr¨¢ varios millones de florines', asegura Gijselhart, orgulloso de que Holanda ofrezca este tipo de soluciones.
Seg¨²n el organismo responsable del control de los fondos sociales, no hay que temer ning¨²n problema por falta de dinero para hacer frente a las responsabilidades. Los impuestos recaudados y las aportaciones obligatorias de las empresas para cargas sociales reportar¨¢n este a?o unos 80.000 millones de pesetas extras.
No obstante, si los problemas contin¨²an m¨¢s all¨¢ del periodo establecido por la ley, el trabajador correr¨¢ con todos los riesgos o las empresas tendr¨¢n que acometer medidas m¨¢s dr¨¢sticas.
Promulgada tras la Segunda Guerra Mundial, la ley se ha declarado ya de aplicaci¨®n en otros momentos dif¨ªciles como la crisis del petr¨®leo, la guerra del Golfo, o la peste porcina de 1998, que tuvo graves consecuencias para los ganaderos holandeses. 'La ley no es aplicable en casos de recesi¨®n o de crisis econ¨®mica, s¨®lo en caso de grave cat¨¢strofe o calamidad como ¨¦sta que atravesamos, que se traduce en la indefensi¨®n completa de un grupo o un sector determinado', recalca Gijselhart. El respaldo social les concede un tiempo razonable para recuperarse.
Si en el 1974 fueron 12.000 las empresas que se acogieron a la regulaci¨®n, y las enfermedades animales causaron problemas a 3.000, desde el 11 de septiembre medio centenar de compa?¨ªas, en su mayor¨ªa del sector de ocio y viajes, han presentado ya la solicitud formal ante el ministerio, y m¨¢s de cien han pedido informaci¨®n sobre las condiciones. 'El n¨²mero, de momento, es menor que en ocasiones anteriores, pero ahora se trata de empresas m¨¢s grandes y que afectan a m¨¢s trabajadores'.
L¨ªneas a¨¦reas
La compa?¨ªa a¨¦rea KLM, por ejemplo, ha pedido la reducci¨®n de la jornada para casi la mitad de sus 28.000 empleados. Algunos con car¨¢cter temporal, otros no tendr¨¢n m¨¢s elecci¨®n que ofrecer para siempre sus horas por el bien de la causa. En una muestra de buena voluntad, la compa?¨ªa est¨¢ dispuesta a completar durante algunas semanas la p¨¦rdida de salario de sus trabajadores. 'La empresa va a correr con el 30% del sueldo perdido que no puede cubrir el subsidio estatal, para que nuestros trabajadores contin¨²en ganando lo mismo que ganaban aunque trabajen menos horas', asegura su portavoz, Bart Coster.
Desde que los aviones pilotados por suicidas se estrellaron en Nueva York y Washington, KLM ha visto c¨®mo se reduc¨ªa la ocupaci¨®n de sus aviones. Las p¨¦rdidas se cifran ya en 600 millones de euros.
Tambi¨¦n el sector hotelero, por primera vez en su historia, ha tenido que reducir jornada. Seg¨²n la organizaci¨®n de hoteles, restaurantes y cafeter¨ªas, m¨¢s de un 20% de las reservas han sido canceladas y las p¨¦rdidas se elevan a unos 24 millones de euros. Muchos de los hoteles de las cuatro grandes ciudades -Amsterdam, La Haya, Utrecht y Rotterdam- esperan la decisi¨®n del ministerio. Si se les concede, aguantar¨¢n unas semanas sin despedir personal.
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El lujo del trabajo a tiempo parcial
Aunque la reducci¨®n de la jornada laboral es, en la situaci¨®n actual, una medida obligatoria y temporal, el trabajo a tiempo parcial es habitual en Holanda. Desde hace diez a?os son cada vez m¨¢s los holandeses que optan por esta variante, apostando por combinar la vida laboral con el ocio o la vida familiar y social. Seg¨²n datos de la oficina central de estad¨ªstica, el 38% de los trabajadores holandeses lo hace a tiempo parcial, naturalmente con la correspondiente reducci¨®n de sueldo, lo que al final se traduce en mejor rendimiento laboral y m¨¢s satisfacci¨®n personal. A bastante distancia les siguen los suecos, con un 25% de empleados que no completan la jornada semanal tradicional. Estimulado desde el propio Gobierno (desde el 1 de julio las empresas s¨®lo pueden negar la jornada parcial en casos excepcionales), la reducci¨®n de las horas ha sido uno de los m¨¦todos utilizados para conferir flexibilidad al mercado laboral e incorporar a mujeres que, de otra manera, optar¨ªan por quedarse en casa. En unos a?os en los que el porcentaje de paro ha rondado el 3%, dar la posibilidad de trabajar menos d¨ªas se ha convertido en una oferta tan atractiva como el coche de empresa, los viajes de incentivos o el ordenador port¨¢til. Son las mujeres las que optan en su mayor¨ªa por la jornada parcial. Si tan s¨®lo poco m¨¢s de un 10% de los hombres pide la reducci¨®n de sus horas de trabajo, en el caso de las f¨¦minas el n¨²mero se acerca al 70%. Las cifras hablan por s¨ª solas: en el banco ING, por ejemplo, tan s¨®lo el 3% de los altos cargos trabajan a tiempo parcial, y en la qu¨ªmica Akzo Nobel s¨®lo tres de los 331 ejecutivos no completan la semana.
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