Un campe¨®n desenfadado
Cuentan los entendidos que el secreto de su ¨¦xito no est¨¢ en conducir una moto superior, la Honda NSR 500 que ha ganado siete de los ¨²ltimos ocho t¨ªtulos mundiales, ni en trabajar con el mejor equipo, el que hizo triunfar cinco veces a Mick Doohan, y desde luego en absoluto su preparaci¨®n f¨ªsica. Los expertos apuntan al talento natural de Valentino Rossi, al don que tiene para ir en moto y a la manera desenfadada de afrontar las carreras. S¨®lo as¨ª se explica que el n¨²mero uno sea un tipo de 22 a?os, soltero, al que le gusta salir de fiesta, que apenas pisa el gimnasio, que llega al circuito cinco minutos antes del entrenamiento y que elude los compromisos de sus patrocinadores para ir a divertirse con sus amigos.
Para Rossi, casi nada tiene trascendencia. Vive de forma casi permanente en la hora del patio. Lo importante para ¨¦l sigue siendo pasarlo bien. Por eso resulta tan natural y refrescante, sobre todo en comparaci¨®n con otros pilotos que parecen tomarse las cosas demasiado en serio. Esa es una de las razones de que la Rossimania se est¨¦ extendiendo por el mundo, sobre todo entre la juventud, por encima de pasaportes, marcas y preferencias. La otra tampoco se discute: sobre la moto hace tiempo que no se ha visto a un piloto tan espectacular y al mismo tiempo eficaz.
Del nuevo campe¨®n del mundo de 500cc, el ¨²ltimo de esta cilindrada antes que la categor¨ªa reina cambie de reglamento t¨¦cnico y se llame Moto GP, destacan sus remontes y sus estrafalarias celebraciones. La mayor¨ªa de sus 37 victorias en grandes premios -m¨¢s que nadie a su edad- han tenido un ep¨ªlogo para recordar: vestido de Robin Hood o en traje de ba?o sobre el podio, vuelta de honor con un amigo disfrazado de pollo a la grupa... La ocurrencia de Rossi y los colegas de su pueblo, Tavullia, no tiene l¨ªmites ni freno.
Pero no todo es desenfado e improvisaci¨®n. Valentino es un tipo meticuloso que se fija en cualquier detalle, por peque?o que sea. ?l mismo perge?a las estridentes ideas y dise?os que le han convertido en ¨ªdolo de la juventud, como el sol y la luna que son su s¨ªmbolo, o la camiseta que se puso para celebrar el t¨ªtulo. Que nadie piense que todo es fruto de una estudiada operaci¨®n de mercadotecnia que ha conseguido que el chico valga ahora m¨¢s de 1.000 millones de pesetas en el mercado de pilotos. El frescor que transmite es absolutamente aut¨¦ntico.
Esa vena casi hippy le viene de su padre, Graziano, un tipo extra?o que ahora tendr¨¢ que cortarse su larga coleta, que como piloto gan¨® grandes premios de 250cc a finales de la d¨¦cada de 1970 y que lleg¨® a quedar tercero en el Mundial de 1979, el a?o del nacimiento de Valentino. ?l le hizo nacer el gusanillo, le proporcion¨® su primera moto y gui¨® sus pasos. De ¨¦l ha heredado el famoso n¨²mero 46. Por el contrario, las dos grandes pasiones del campe¨®n, jugar al f¨²tbol -es un fan¨¢tico seguidor de Ronaldo- y los rallies, las ha cultivado ¨¦l solo. Uno de sus ¨ªdolos es Carlos Sainz, a quien le gustar¨ªa emular en un futuro.
Los que le conocen bien creen que Valentino prefiere quemar etapas r¨¢pidamente y que su ilusi¨®n es convertirse en piloto de rallies. No le interesa hacer historia -por ejemplo, es s¨®lo el tercer piloto que consigue t¨ªtulos en tres cilindradas- ni batir r¨¦cords, aunque ya ha roto muchos y lleva camino de seguir haci¨¦ndolo.
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