Espa?a preside una UE en la incertidumbre
Aznar coge el tim¨®n del proyecto europeo, que fluct¨²a entre el ¨¦xito del euro y una crisis de identidad
La Uni¨®n Europea que Espa?a preside este semestre vive desde ayer uno de los periodos m¨¢s brillantes de su propia construcci¨®n con la llegada del euro a los ciudadanos pero, a la vez, se encuentra inmersa en una crisis de identidad que intenta resolver con un gran debate sobre su futuro. La introducci¨®n de la moneda ¨²nica y el lanzamiento de ese debate, junto con la fase cr¨ªtica en que entran las negociaciones para la ampliaci¨®n y el papel de la Uni¨®n Europea en un mundo convulsionado por el 11 de septiembre, ser¨¢n las pruebas de fuego para juzgar los resultados de la presidencia espa?ola, aunque el Gobierno de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar insista en que su primera prioridad es la lucha contra el terrorismo.
La nueva divisa europea llega a los bolsillos de los ciudadanos con el miedo de los consumidores al alza de precios por el redondeo, pero sobre todo en pleno frenazo de la econom¨ªa mundial y con la exigencia de Alemania, el m¨¢s afectado por la crisis, para flexibilizar el Pacto de Estabilidad en contra de las tesis ortodoxas del ya presidente del Eurogrupo y Ecofin, Rodrigo Rato.
Pero los problemas m¨¢s complejos de la UE se encuentran ahora en otros terrenos. El primero, el de su ampliaci¨®n al Centro y Este de Europa, programada para 2004. Los l¨ªderes europeos han pactado que este a?o concluyan las negociaciones con todos los candidatos menos Bulgaria y Ruman¨ªa. Para eso, hay que cumplir un estricto calendario seg¨²n el cual durante el semestre espa?ol hay que negociar los tres cap¨ªtulos m¨¢s pol¨¦micos: la pol¨ªtica agr¨ªcola com¨²n (la PAC, vital para Francia o Espa?a frente a las tesis de Alemania), la pol¨ªtica regional (que enfrenta a Espa?a y Alemania por el futuro de los fondos europeos) y las previsiones financieras (los pa¨ªses contribuyentes netos, como Alemania u Holanda, difieren de los que, como Espa?a, son receptores). Los Quince deben encontrar posiciones comunes en esas ¨¢reas, pero las circunstancias no pueden ser peores: Francia y Portugal estar¨¢n en plenas elecciones y Alemania en periodo preelectoral, por lo que dif¨ªcilmente sus Gobiernos estar¨¢n dispuestos a ofrecer resquicios que puedan costarles votos. Por eso, los ministros de Exteriores de Francia y Alemania han declarado que esperan 'mucho' de la presidencia espa?ola, pero ellos y su colega espa?ol, Josep Piqu¨¦, reconocen que ser¨¢ 'muy complicada y dif¨ªcil'.
El franc¨¦s Hubert V¨¨drine ya ha dicho, por ejemplo, que est¨¢ de acuerdo 'en casi todos los temas' que abordar¨¢ Espa?a, pero en ese casi esconde la resistencia de Par¨ªs a tocar la PAC o a liberalizar el mercado energ¨¦tico franc¨¦s, hoy bajo f¨¦rreo control p¨²blico. Las dudas sobre la capacidad de la actual UE para asumir econ¨®mica y pol¨ªticamente esa ampliaci¨®n (habr¨¢ un 30% m¨¢s de habitantes con s¨®lo un aumento del 7% del PIB) es uno de los elementos que m¨¢s inciden en la crisis que vive la Uni¨®n. Su organizaci¨®n interna y sus mecanismos de toma de decisiones ya no valen para una UE con 25 o 27 Estados, un grave problema que los l¨ªderes fueron incapaces de resolver hace un a?o en Niza.
Por si fuera poco, el Tratado que surgi¨® de esa cumbre ha sido rechazado por los irlandeses en refer¨¦ndum y se prev¨¦ repetir la consulta.
Lo que s¨ª cambi¨® en Niza, y es el segundo factor que incide en la desorientaci¨®n de la UE, fue la actitud de Alemania, cuyo papel a¨²n no acaba de ser encajado en la Uni¨®n. Con un Gobierno formado por pol¨ªticos que no vivieron la II Guerra Mundial, el canciller Gerhard Schr?der logr¨® entonces que Alemania tenga mayor peso que ning¨²n otro pa¨ªs a la hora de tomar decisiones en el Consejo de la Uni¨®n. Hoy, adem¨¢s, Berl¨ªn define con m¨¢s autonom¨ªa que en el ¨²ltimo medio siglo su propia pol¨ªtica exterior al decidir el env¨ªo de tropas a Afganist¨¢n o albergar en Bonn la conferencia para pactar el nuevo Gobierno de Kabul.
Roto el hist¨®rico equilibrio de poder entre Alemania y Francia en el seno de la UE, el eje Par¨ªs-Berl¨ªn no acaba de recuperar su tradicional cometido de locomotora en la construcci¨®n europea. En el mejor de los casos, funciona como un mero convenio bilateral en la defensa mutua de intereses. Ha sido en ese nuevo contexto en el que Schr?der ha impuesto la apertura de un proceso de profundas reformas en la Uni¨®n que debe concluir en 2004.
Para arrancar el debate, los l¨ªderes europeos acaban de aprobar la Declaraci¨®n de Laeken, que desbroza en 64 preguntas qu¨¦ papel debe jugar la UE en el mundo, c¨®mo deben funcionar la Comisi¨®n y el Consejo, qu¨¦ competencias son de los Estados y cu¨¢les de la Uni¨®n o si es necesario que la UE tenga su propia Constituci¨®n. Las primeras respuestas debe de ofrecerlas una Convenci¨®n presidida por el franc¨¦s Giscard D'Estaing, que empezar¨¢ a trabajar, bajo supervisi¨®n de la presidencia espa?ola, a comienzos de marzo.
Varios l¨ªderes han puesto ya sobre la mesa sus ideas. Schr?der se inclina por una f¨®rmula federalista para la UE y defiende una segunda c¨¢mara parlamentaria (a semejanza del Senado alem¨¢n), la creaci¨®n de un impuesto europeo o la elecci¨®n directa del presidente de la Comisi¨®n, pero predica, por el contrario, la recuperaci¨®n para los Estados de las pol¨ªticas de ayudas regionales o agr¨ªcolas. Chirac y su primer ministro, Lionel Jospin, repudian esa 'Europa a la alemana', mientras Tony Blair reniega de toda hip¨®tesis federalista y no le gusta la posible Constituci¨®n europea, pero s¨ª la recuperaci¨®n de competencias. Aznar discrepa y desea que los Parlamentos nacionales tengan mayor peso en la UE.
Carencias en el exterior
En el desconcierto que hoy vive la Uni¨®n han influido tambi¨¦n las carencias que ha mostrado la incipiente pol¨ªtica exterior y de seguridad tras el 11 de septiembre, pese a los sonados ¨¦xitos anteriores de Javier Solana en los Balcanes y Oriente Pr¨®ximo. El Reino Unido, el principal pa¨ªs de los tres que no participan en el euro, ha tomado el liderazgo por su inmediata participaci¨®n en la guerra de Afganist¨¢n mientras Francia intenta recuperar un protagonismo perdido. A ambos les enfrenta la posibilidad de que la Uni¨®n reaccione contra Israel, incluso con la suspensi¨®n de ayudas, tesis que han manejado Berl¨ªn o Par¨ªs, pero jam¨¢s Londres.
Como ocurre en todas las presidencias de la Uni¨®n, la relaci¨®n personal del primer ministro con sus colegas es clave. Aznar cuenta entre sus principales aliados con Blair. No es casual que en la web de presentaci¨®n de la presidencia espa?ola aparecieran ambos en la primera p¨¢gina. Silvio Berlusconi, cuyo partido fue incluido en el PPE gracias a Aznar, es el otro gran aliado del presidente espa?ol aunque hoy es el peor visto en el club. Schr?der, en el campo contrario, es el l¨ªder con quien Aznar ha tenido ya dos desencuentros a cuenta de los fondos europeos en 1999 y el a?o pasado. Factor determinante en este periodo ser¨¢ tambi¨¦n el papel que juegue una Comisi¨®n debilitada y desgastada por las constantes cr¨ªticas que ha recibido su presidente, Romano Prodi. Si Aznar aspira un d¨ªa al puesto del italiano, como insin¨²an algunas personas cercanas al jefe del Ejecutivo espa?ol, el semestre que acaba de empezar le dejar¨¢ abierta esa puerta abierta o se la cerrar¨¢ para siempre.
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