Bush aplicar¨¢ la Convenci¨®n de Ginebra a los presos talibanes

George W. Bush decidi¨® ayer que los detenidos afganos en la base de Guant¨¢namo (Cuba) estaban amparados por la Convenci¨®n de Ginebra, pero excluy¨® de esa cobertura legal a los detenidos de Al Qaeda. En cualquier caso, se neg¨® a considerarles como prisioneros de guerra. El cambio de postura de Bush, efectuado tras intensas presiones de los aliados europeos y las organizaciones humanitarias, mantuvo en cierta medida la indefinici¨®n jur¨ªdica sobre los derechos de las personas recluidas. 'En t¨¦rminos pr¨¢cticos, la vida de los detenidos no cambiar¨¢', afirm¨® el portavoz de la Casa Blanca.

Hab¨ªa dos posiciones enfrentadas en la Administraci¨®n estadounidense. Los duros, como el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, se negaban a que se les reconociera alg¨²n derecho a los detenidos. Otro sector, encabezado por el secretario de Estado, Colin Powell, insist¨ªa en que hab¨ªa que definir de alguna forma la situaci¨®n de los combatientes apresados, m¨¢s all¨¢ de su vaga condici¨®n de 'ileg¨ªtimos'. Powell hab¨ªa escuchado varias veces las cr¨ªticas de los gobiernos europeos, en el sentido de que resultaba imposible que un grupo de personas viviera al margen de toda jurisdicci¨®n y todo derecho: a los presos de Guant¨¢namo no se les aplicaban las leyes afganas, ni las estadounidenses, ni las internacionales.

Otro elemento que pes¨® a la hora de forzar el cambio de opini¨®n de Washington fue el temor a que los soldados estadounidenses que pudieran ser detenidos en el futuro por tropas enemigas fueran considerados ajenos a la Convenci¨®n de Ginebra.

Bush opt¨® por la filigrana jur¨ªdica del t¨¦rmino medio. Su portavoz, Ari Fleischer, anunci¨® que el presidente de EE UU cre¨ªa apropiado reconocer a los talibanes los derechos contenidos en la Convenci¨®n de Ginebra, ya que Afganist¨¢n se adhiri¨® a ella en 1949, aunque el r¨¦gimen talib¨¢n no hubiera sido internacionalmente reconocido.

'Al Qaeda, en cambio, es una organizaci¨®n terrorista internacional, no un Estado firmante de la Convenci¨®n', explic¨® Fleischer para justificar la exclusi¨®n de los no afganos.

La clave radicaba en que a ninguno de los detenidos se les reconocer¨ªa la condici¨®n de prisioneros de guerra. 'En t¨¦rminos pr¨¢cticos, la vida cotidiana de los detenidos en Guant¨¢namo no cambiar¨¢ en absoluto', admiti¨® Fleischer. Como prisioneros de guerra, los detenidos habr¨ªan tenido derecho a, entre otras cosas, percibir un peque?o emolumento, a realizar ejercicio f¨ªsico, a disponer de instrumentos musicales, a ponerse en contacto con abogados y, sobre todo, a negarse a ser interrogados, m¨¢s all¨¢ de su nombre y su unidad.

La decisi¨®n de Bush permit¨ªa a las tropas estadounidenses mantener una discrecionalidad casi absoluta en su trato a los detenidos, salvo en lo m¨¢s gen¨¦rico de la Convenci¨®n, como lo referente a torturas, malos tratos, atenci¨®n sanitaria y alimentaci¨®n suficiente.

'Tanto los talibanes como los miembros de Al Qaeda de cualquier pa¨ªs seguir¨¢n siendo tratados con respeto a sus derechos humanos, como siempre ha hecho EE UU con sus detenidos', dijo el portavoz de la Casa Blanca.

Una peque?a rendija se abri¨®, sin embargo, para los detenidos afganos, seg¨²n distintos especialistas jur¨ªdicos. El reconocimiento de que estaban amparados por la Convenci¨®n de Ginebra podr¨ªa permitirles apelar a la justicia internacional y reclamar que se les admitiera la condici¨®n de prisioneros de guerra.