Mucho m¨¦rito
Hay que tener muchas m¨¢s cosas que las relacionadas con la simple t¨¢ctica para poder hacer lo que hizo el Tau. Catorce puntos abajo en el tercer cuarto, el p¨²blico desesperado, la derrota volando como una simple posibilidad y el Unicaja recolectando punto tras punto gracias a su sensato hacer. Tocando fondo, viendo el infierno abrirse bajo sus pies, el Tau se hizo grande. La entereza, el saber convivir con el miedo, el soportar esos silencios tan frustrantes que segu¨ªan a cada canasta del Unicaja, tienen much¨ªsimo m¨¦rito. El Tau, en esa escalera que lleva subiendo hace tiempo, tiene ya todo el bagaje y la experiencia suficiente para llegar al pelda?o m¨¢s alto. Es imposible saber lo que hoy puede ocurrir en la final, pero el Tau llega demostrando de sobra que puede no s¨®lo ganarla, sino que tambi¨¦n es capaz de hacerlo en casa, estigma maldito que se ha cargado en a?os anteriores todas las ilusiones de los anfitriones.
En pleno desconcierto baskonista, Ivanovic acert¨® de pleno al poner en pista a la vez a sus dos bases, Bennet y Corchiani, que fueron los acompa?antes perfectos y el fundamento de este equipo: sus hombres interiores. Tomasevic, Oberto y Scola fueron arte y parte en todo lo bueno que le ocurri¨® al Tau. Los argentinos excitaron al equipo y el p¨²blico como s¨®lo ellos saben hacerlo y la m¨¢quina comenz¨® a empujar, presionar, intimidar a los hasta ese momento imperturbables rivales. Un parcial de 20-0 y el calcet¨ªn vuelto del rev¨¦s.
Hubo otra semifinal, pero no dio nada de s¨ª. Ninguno de los dos equipos tuvo la culpa, pues ambos hicieron lo que pueden, pero precisamente por eso, por ser todo tan previsible y l¨®gico, arruin¨® la posibilidad de algo m¨¢s que un c¨®modo paseo de los azulgrana. Es una temeridad pensar que el Estudiantes puede poner en aprietos al Barcelona con su tiro exterior basado s¨®lo en un jugador tan imprevisible como Garnett (hoy meto 35 puntos y ma?ana hago ocho) y un juego interior en el que tiene sitio y minutos un jugador llamado Patterson, peleado con el aro y la raz¨®n. La diferencia es tan grande que al Bar?a le bast¨® con dar unos cuantos mandobles defensivos al inicio del segundo tiempo, cerrar el rebote defensivo con ciertas garant¨ªas para que no le pasase como al Madrid e ir sumando puntos poco a poco, con el convencimiento que los madrile?os en un momento har¨ªan crac. Y ¨¦ste lleg¨®.
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