El Valencia encuentra su recompensa
El equipo de Ben¨ªtez derrota al M¨¢laga con autoridad y acaba con tres decenios de maldici¨®n
La fuerza mental, el orden defensivo de Rafa Ben¨ªtez, la personalidad de Baraja, la contundencia de Albelda y de Ayala, el car¨¢cter de Ca?izares, la inteligencia de Pellegrino y..., por supuesto, la inventiva de Aimar. El Valencia se agarr¨® ayer en M¨¢laga a todas sus virtudes para dejar cerrada la quinta Liga de su historia, la primera de los ¨²ltimos 31 a?os. De ah¨ª que la hinchada tomara el c¨¦sped tras el encuentro y derramara tanta emoci¨®n agazapada durante tanto tiempo. Los jugadores fueron llevados en volandas mientras Curro Torres, el modesto Curro, que el a?o pasado estaba en Segunda, besaba, llorando, la hierba de La Rosaleda.
El cuadro de Ben¨ªtez no quiso dar opci¨®n al suspense de jug¨¢rselo todo a la carta de la ¨²ltima jornada. Con esta Liga compensa las dos finales de la Copa de Europa perdidas consecutivamente. Con este t¨ªtulo abrocha un periodo de cuatro a?os luchando por el oro en todas las competiciones. Este grupo de futbolistas ha firmado, desde la Copa de 1999 en Sevilla, una de las ¨¦pocas m¨¢s brillantes del club de Mestalla. Es un equipo que, si no lo desmantelan las urgencias econ¨®micas, tiene cuerda para rato. Baste como prueba el partido de Fabio Aurelio, el joven brasile?o, que se consagr¨® como alternativa al carism¨¢tico Carboni.
M?LAGA 0| VALENCIA 2
M¨¢laga: Contreras; Josemi (Leko, m. 80), Litos, Fernando Sanz, Valcarce; Z¨¢rate (Manu, m. 74), Romero (Rojas, m. 40), Miguel ?ngel, Musampa; Dely Vald¨¦s y Dar¨ªo Silva. Valencia: Ca?izares; Curro Torres, Pellegrino (Djukic, m. 90), Ayala, Fabio Aurelio; Rufete, Albelda, Baraja, Vicente; Aimar (Carew, m. 84) y Angulo (Mista, m. 77). Goles: 0-1. M. 35. Centro de c¨®rner de Vicente, Ayala entra al segundo palo, se eleva m¨¢s de un metro y cabecea por alto. 0-2. M. 45 (+). Pared entre Vicente y Aimar y el bal¨®n le llega a Fabio Aurelio, que marca por la escuadra. ?rbitro: P¨¦rez Burrull. Amonest¨® a Baraja, Fernando Sanz, Fabio Aurelio, Unos 21.000 espectadores, 5.000 de ellos valencianistas, en el estadio de La Rosaleda.
Era el momento de evocar a las viejas glorias. El portero Eizaguirre, por ejemplo, el ¨²nico futbolista vivo del Valencia que gan¨® la primera Liga, en 1942, y que, a sus 82 a?os, estar¨ªa viendo emocionado el partido en su casa de San Sebasti¨¢n. O Claramunt, que revivir¨ªa la tensi¨®n del 18 de abril de 1971, en Sarri¨¤, cuando conquist¨® aquel campeonato pese a perder ante el Espanyol. En su casa de Sueca, Puchades, nervios¨ªsimo, se calzar¨ªa las pantuflas y se tomar¨ªa la pastilla para camuflar los miedos. Y qu¨¦ decir de Kempes, presente en La Rosaleda y abrumado por tanta veneraci¨®n valencianista. El hotel en el que se hosped¨® El Matador, acompa?ado de su mujer y una de sus hijas, recibi¨® el peregrinaje de la afici¨®n, que quiso mostrarle su c¨¢lido afecto y llevarse de regalo una sonrisa o una firma de la leyenda argentina.
Roberto Fabi¨¢n Ayala descubri¨® que saltaba mucho, much¨ªsimo, el d¨ªa que en una foto del peri¨®dico no sali¨® su cabeza. ?D¨®nde est¨¢?, se pregunt¨®. Fuera de plano. No entr¨® en la imagen, que se hab¨ªa centrado en las testas de los rivales y en su tronco, alzado por encima de todos ellos. Hijo de un modesto central argentino y nieto de un artesano que cos¨ªa balones de f¨²tbol en su pueblo de Paran¨¢, en plena Pampa argentina, Ayala, de 28 a?os, entr¨® ayer en la historia del Valencia con un golazo propio de su prestigio. Mientras esperaba el c¨®rner de Vicente, el capit¨¢n de la selecci¨®n argentina remolone¨® en el ¨¢rea, conquist¨® un espacio a su marcador y se alz¨® m¨¢s de un metro del suelo en un vuelo espectacular. Finalmente, conect¨® un cabezazo frontal que sali¨® violento y entr¨® ara?ando el larguero de Contreras. ?se es Ayala: la semana pasada casi le quita la Liga al Valencia al cometer un penalti innecesario. Ayer le abri¨® las puertas del t¨ªtulo con ese soberbio cabezazo, adem¨¢s del impecable marcaje a Dely Vald¨¦s.
Justo premio a la superioridad del cuadro de Ben¨ªtez, que fue a por el partido sin reservas. Estaba tan convencido que aprovech¨® la euforia del gol para acabar de matar la Liga. Fue una maravillosa pared entre Vicente y Aimar a la que sac¨® lustre Fabio Aurelio con un zurdazo muy seco. Entonces ocurri¨® algo in¨¦dito: P¨¦rez Burrull se pas¨® seis minutos para decidir si el gol de Fabio Aurelio era v¨¢lido o no. No hubo fuera de juego.
Sorprendi¨® Ben¨ªtez dando entrada a Pellegrino en lugar de Djukic. Los dos lo merec¨ªan, sin duda, por su gran temporada, pero el yugoslavo no dej¨® de sentirlo como un golpe bajo. Ben¨ªtez pretendi¨® reforzar su juego a¨¦reo defensivo para contrarrestar el bello salto de Dely Vald¨¦s. Y el resultado le dio la raz¨®n: Pellegrino, una vez m¨¢s, estuvo excelente. Baraja tampoco dej¨® pasar tan se?alado d¨ªa sin mostrar su jerarqu¨ªa. Aimar dio un recital de desmarques, siendo perseguido y cosido a golpes por Romero. El pibe result¨® una amenaza permanente para la zaga malacitana. No hay nadie que pueda con su poderosa m¨¢quina de creaci¨®n. Tal fue as¨ª que Joaqu¨ªn Peir¨® retir¨® a su sabueso, Romero, en el minuto 40, antes del descanso, para ver si su sustituto, Rojas, pod¨ªa frenar al genio argentino. De ninguna manera.
La segunda parte fue un homenaje que se dio el Valencia y su hinchada, que convirti¨® en Mestalla a La Rosaleda. Vicente hac¨ªa m¨¦ritos para que Jos¨¦ Antonio Camacho no se olvide de ¨¦l para el Mundial. Ben¨ªtez quiso agradecerles su esfuerzo a algunos de sus suplentes -Mista, Carew y Djukic- y les dio entrada. No introdujo, sin embargo, al rebelde Kily Gonz¨¢lez, en lo que parece el principio del fin del argentino en el Valencia. Una pena.
En una de las sustituciones se fue Pablito Aimar y La Rosaleda lo despidi¨® puesta en pie y entonando su nombre. ?l devolvi¨® los aplausos completando un campeonato en el que se ha convertido en uno de los mejores futbolistas del mundo. Como dir¨ªa Carboni, 'Aimar y Baraja son las velas de nuestra tarta'. Y al final, el valencianismo invadi¨® el c¨¦sped de La Rosaleda y repiti¨® la hermosa imagen de Sarri¨¤, aquel 18 de abril de 1971. Treinta y un a?os son demasiados
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.