'Los sindicatos europeos esperan un buen resultado de IG Metall'
Berthold Huber, presidente regional del sindicato metal¨²rgico e industrial alem¨¢n IG Metall, es un personaje clave para el desenlace de la primera huelga convocada por esta organizaci¨®n desde 1995, que se inicia hoy en 21 empresas de su Estado federado, Baden-Wurtemberg, donde tiene su sede, por ejemplo, DaimlerChrysler. Tallador de herramientas de 52 a?os, Huber es un sindicalista at¨ªpico que tambi¨¦n estudi¨® historia, pol¨ªtica y filosof¨ªa, y est¨¢ dispuesto a discutir incluso sobre tab¨²es como la flexibilizaci¨®n del mercado laboral.
Buena parte de la negociaci¨®n con la patronal Gesamtmetall recaer¨¢ sobre sus hombros y de su resultado depender¨¢ tambi¨¦n su propio futuro: Huber aspira a suceder el pr¨®ximo a?o a Klaus Zwickel, el poderoso presidente de IG Metall, que en total cuenta con 2,8 millones de afiliados.
'Nuestra idea de una pol¨ªtica monetaria razonable va m¨¢s all¨¢ de la masa monetaria'
'Si Schr?der cree que su ¨¦xito en las elecciones depende de que sigamos cruzados de brazos, se equivoca'
'Durante a?os hemos aceptado la moderaci¨®n salarial. ?De qu¨¦ nos ha servido?'
Pregunta. ?Qu¨¦ debe ofrecer la patronal para volver a la mesa de negociaciones y desconvocar la huelga?
Respuesta. B¨¢sicamente, una se?al de que se superar¨¢n los aumentos salariales acordados en el sector qu¨ªmico alem¨¢n, donde, entre el incremento de los sueldos y otros componentes del convenio, se alcanz¨® un 3,6%.
P. La patronal est¨¢ dispuesta a igualar esta oferta, que incluye un 3,3% de aumento salarial. ?Vale la pena ir a la huelga por una diferencia tan m¨ªnima?
R. Ese 3,3% se refiere a 15 meses y, seg¨²n mis c¨¢lculos, tan s¨®lo equivale a un 2,6% de aumento mensual. Yo estoy nego-ciando por 12 meses, y aqu¨ª hay algo as¨ª como una cifra m¨¢gica, que habla de un aumento en torno al 4%.
P. Ante el trasfondo de la mala coyuntura econ¨®mica y m¨¢s de cuatro millones de parados en Alemania, ?no resulta exagerado un 4%?
R. La mala coyuntura tom¨® su curso sin que hubiese incrementos salariales de nuestra parte. Perdone, pero a veces no entiendo lo que se publica en los peri¨®dicos. A la gente esto no le interesa, porque la gente se pregunta: 'Durante a?os hemos aceptado la moderaci¨®n salarial. ?De qu¨¦ nos ha servido? ?D¨®nde hay nuevos puestos de trabajo?'. No voy a entrar a discutir la opini¨®n de que un 4% es exagerado. S¨®lo digo que, cuando la coyuntura marchaba bien, IG Metall acept¨® mantener los salarios en 2000 e incluso reducirlos en 2001. Nuestros afiliados ahora exigen de nosotros que acabemos con esta pol¨ªtica.
P. Pero toda Europa, en cualquiera de los casos, est¨¢ muy pendiente de qu¨¦ sucede con los salarios. El presidente del Banco Central Europeo, Wim Duisenberg, advirti¨® el pasado jueves del riesgo de aumentos salariales desmedidos.
R. El se?or Duisenberg deber¨ªa dedicarse a los tipos de inte-r¨¦s, que son lo suyo.
P. Los tipos de inter¨¦s reales, descontada la inflaci¨®n, siguen siendo relativamente bajos.
R. Pero siguen siendo m¨¢s altos que en Estados Unidos. Los americanos hacen una pol¨ªtica monetaria que tambi¨¦n se ocupa de la coyuntura y tienen ¨¦xito. En el Banco Central Europeo, en cambio, las pol¨ªticas de empleo, al parecer, no juegan ning¨²n papel. Evidentemente, de lo ¨²nico que se trata es de cumplir con las metas de inflaci¨®n. Eso est¨¢ bien, pero nuestra idea de una pol¨ªtica monetaria razonable va m¨¢s all¨¢ de una pol¨ªtica de masa monetaria.
P. El Banco Central Europeo, por tanto, ?deber¨ªa ampliar su cometido para incluir en ¨¦l metas de crecimiento y de empleo?
R. Desde luego. Reducir todo a la cuesti¨®n salarial y escoger luego a IG Metall como ¨²nico enemigo del empleo es una ma-niobra muy simplista y transparente.
P. Y los dem¨¢s sindicatos europeos, ?deber¨¢n orientarse por lo que logre IG Metall?
R. No s¨¦ a qu¨¦ se refiere. En Dinamarca ha habido un convenio del 4,1%, y en Irlanda se han alcanzado niveles bastante m¨¢s altos, motivados tambi¨¦n por mayores tasas de inflaci¨®n. No es cierto que s¨®lo haya habido aumentos salariales moderados en Europa. Por el contrario, la cr¨ªtica de otros sindicatos europeos es que nosotros no hemos aprovechado lo suficiente el margen que nos da el aumento de la tasa de la productividad y de la inflaci¨®n.
P. Aun as¨ª, lo que logre el IG Metall ser¨¢ un marco de referencia para los dem¨¢s.
R. Somos conscientes de ello. Si el convenio del IG Metall re-sulta moderado, no ser¨¢ f¨¢cil para los dem¨¢s sindicatos meta-l¨²rgicos europeos superarlo. A la inversa, un buen convenio tambi¨¦n conllevar¨ªa similares tendencias en otros pa¨ªses europeos. Eso espero, al menos. ?Pero es que Europa no s¨®lo puede ser un proyecto neoliberal! En pa¨ªses donde los sindicatos s¨®lo han logrado aumentos salariales bastante menores que los del IG Metall los niveles de paro tambi¨¦n son muy altos.
P. ?No teme meter en dificultades al canciller socialdem¨®crata, Gerhard Schr?der?
R. ?Y por qu¨¦ habr¨¦ de meterlo en dificultades? Yo soy socialdem¨®crata y miembro de la direcci¨®n del partido en Baden-Wurtemberg. ?Desde cu¨¢ndo un partido abanderado de las reformas sociales tiene que comprometerse a callar? Mire lo que ha sucedido en Francia, donde en la primera vuelta electoral todo gir¨® en torno a Jean-Marie Le Pen y la extrema derecha, s¨ª, pero el asunto de fondo fue que mucha gente opt¨® por la abstenci¨®n. Un fen¨®meno parecido es evidente en Alemania. Con todo el respeto hacia el canciller: si ¨¦l cree que su ¨¦xito en las elecciones del pr¨®ximo 22 de septiembre depende de que permanezcamos cruzados de brazos, se equivoca. Mucha gente, sencillamente, dejar¨¢ de ir a votar.
P. La recuperaci¨®n econ¨®mica en Alemania, sin embargo, todav¨ªa es muy precaria y la huelga la podr¨ªa poder en peligro.
R. Eso es lo que se dice siempre, que las huelgas lo arrastran todo. Sucede, sin embargo, que Alemania es uno de los pa¨ªses con menos huelgas, no s¨®lo de Europa, sino tambi¨¦n en comparaci¨®n con Estados Unidos. Sinceramente, no comprendo c¨®mo a esta protesta laboral ahora se le considera una cuesti¨®n de vida o muerte para el destino de la econom¨ªa. Tampoco tendr¨ªa mayor impacto macroecon¨®mico un 4% de aumento salarial, seg¨²n han sostenido ya varios economistas.
P. Se ha dicho tambi¨¦n que la huelga, para el IG Metall, es una forma de enfrentar la p¨¦rdida de afiliados, y decidir, en 2003, sobre la sucesi¨®n de Klaus Zwickel.
R. Lo de la p¨¦rdida de afiliados tiene que ver con la antigua Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana, donde, en 1991, tras la reunificaci¨®n del pa¨ªs, tuvimos un mill¨®n de nuevos miembros, muchos de los cuales perdimos con el desplome de su industria metal¨²rgica y electr¨®nica. Un sindicato no puede agrupar a m¨¢s gente que el n¨²mero de puestos de trabajo que existen. En Baden-Wurtemberg, en cambio, la p¨¦rdida de afiliados es m¨ªnima.
El verdadero problema es el cambio estructural en las plantillas, donde hay cada vez menos trabajo manual y m¨¢s empleados, lo que es acorde con la tendencia hacia una sociedad de la informaci¨®n. Seguimos siendo muy fuertes en el ¨¢mbito productivo, pero somos d¨¦biles entre los empleados. Por ¨²ltimo, la huelga no tiene nada que ver con supuestas luchas de poder internas. Lo decisivo es que un 90% de nuestros miembros ha votado a favor de la protesta.
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