'El cuarteto es la democracia musical'
En 31 a?os de historia, desde que debutaran en Viena en 1971, el Cuarteto Alban Berg se ha convertido, para muchos, en el mejor del mundo. Ma?ana act¨²an en el Auditorio Nacional de Madrid dentro del ciclo Grandes int¨¦rpretes, organizado por Scherzo y patrocinado por EL PA?S, junto al joven pianista Gianluca Cascioli, de 22 a?os, y al que dicen desconocer todav¨ªa. Valentin Erben, su violonchelista, ser¨¢ uno de los encargados de examinar con lupa a este joven prodigio italiano y hace de portavoz de la formaci¨®n en la que tambi¨¦n est¨¢n G¨¹nter Pichler y Gerhard Schulz (viol¨ªn) y Thomas Kakuska (viola). A Erben le gusta hablar de m¨²sica y se hace entender con met¨¢foras que sorprenden: 'El cuarteto es la democracia musical. Naci¨® con Haydn y hasta Haydn no exist¨ªa la democracia', dice.
Han abordado todo el repertorio, desde Haydn a Lutoslawski. Se arriesgan, son virtuosos, descarados, m¨²sicos a los que les gusta probar, jugar y de los que consideran magistrales, indiscutibles y de referencia sus versiones de Haydn, Mozart, Beethoven... 'En la m¨²sica de c¨¢mara, la t¨¦cnica ha evolucionado mucho. Pero eso no siempre es bueno, porque es peligroso que se exija perfecci¨®n t¨¦cnica, aritm¨¦tica. Nosotros preferimos la expresi¨®n musical de un compositor', cuenta el artista de pelo cano, raya bien trazada y arrugas de esas que salen por sonre¨ªr mucho.
Erben sabe explicar como nadie c¨®mo funciona un buen cuarteto, c¨®mo se compenetra, c¨®mo se engrasa, c¨®mo disfruta: 'El tiempo es fundamental para que cada uno tenga su papel en el grupo. La ventaja es que ninguno necesita todas las cualidades porque nos compenetramos. Un solista tiene que ser agresivo, depende s¨®lo de ¨¦l. En un cuarteto, si todos fu¨¦ramos agresivos, explotar¨ªamos, y si todos fu¨¦ramos tranquilos, no ocurrir¨ªa nada. Hay que montar un puzzle de cuatro piezas'.
Es una cuesti¨®n de principios. 'Imponemos nuestras peque?as reglas. Para el compositor es dif¨ªcil crear m¨²sica de c¨¢mara, necesita dar voz a instrumentos austeros. Nosotros tenemos que definir su lenguaje para la gente'. Son fieles al alma de los creadores, pero persiguen tambi¨¦n la ambici¨®n de un sonido propio: 'No puedes plante¨¢rtelo de principio. Debes conseguir una personalidad antes. La imaginaci¨®n es muy importante, nada funciona sin ella. Y es fundamental para el sonido propio, que es a la vez crucial porque es la manera de traducir las ideas del compositor'.
Los del pasado y los del presente, porque ellos encargan obras a compositores vivos, para quienes representa un lujazo ser interpretados por el Alban Berg. 'No imponemos nada. Pero una vez escrito, al interpretarlo, algunos ni se imaginan que pod¨ªa sonar as¨ª. El criterio para un compositor no es igual para un int¨¦rprete muchas veces'. Es la prueba de que son lib¨¦rrimos. 'No hemos cambiado mucho desde el principio. Pero creo que ahora todo nos sale m¨¢s f¨¢cil. Somos m¨¢s viejos y m¨¢s valientes', cuenta como un vaquero que no ha vendido sus principios.
Quiz¨¢ ¨¦se es el secreto de su frescura, de que sigan provocando asombro y admiraci¨®n en todos los lugares del mundo: su b¨²squeda de la modernidad y la fidelidad a la Viena rompedora, la que est¨¢ lejos de los palacios de Sissi emperatriz. Es algo que retumba en su ideario y en su nombre. 'Los cuatro vivimos en Viena y cuando busc¨¢bamos un nombre para el cuarteto quer¨ªamos algo alejado de las bolas de chocolate de Mozart para turistas. Viena siempre ha sido una ciudad rompedora y dese¨¢bamos que el nombre simbolizara su eterna modernidad, la de la ciudad de Freud, de Beethoven, de las vanguardias pict¨®ricas. Alban Berg representa eso y es el gran continuador del cuarteto en el siglo XX'.
Babelia
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