El Depor sobrevive a un suplicio
El cuadro de Irureta necesit¨® m¨¢s de 80 minutos para remontar a un Lens que se adelant¨® en el marcador
Fue necesario todo el empuje, toda la capacidad de sufrimiento y toda la caballer¨ªa atacante para que el Deportivo sobreviviese anoche a su duelo con el Lens. El fantasma del desastre del Milan volvi¨® a tomar cuerpo en Riazor cuando, con apenas diez minutos jugados, el Lens caz¨® un gol en su primer contragolpe. A partir de entonces, el Deportivo se aboc¨® a una noche de suplicio, que puso a prueba la dureza de su piel.
DEPORTIVO 3| LENS 1
Deportivo: Molina; H¨¦ctor (Sergio m. 46), C¨¦sar, Naybet, Romero; Scaloni, Duscher (Capdevila m. 69), Mauro Silva, Fran; Trist¨¢n (Luque m. 75) y Makaay. Lens: Warmuz; Coly, Song, Bak (Coulibaly m. 65), Rool; Coridon, Blanchard, Sibierski (Bakari m. 83), P¨¨dron (Diagne-Faye m. 75); Utaka y Moreira. Goles: 0-1. M. 9. Centro de Utaka y remate de Moreira. 1-1. M. 49. Gran pase bombeado de Trist¨¢n que remata Makaay. 2-1. M. 77. Cambio de juego de Makaay a Capdevila, que marca. 3-1. M. 83. C¨¦sar cabecea un c¨®rner. ?rbitro: Rune Pedersen, noruego. Amonest¨® a Blanchard, Duscher y Mauro Silva. Unos 33.000 espectadores en Riazor.
Tantas ocasiones dilapid¨® el cuadro de Irureta en la primera parte que la gente acab¨® crey¨¦ndose que la fortuna conspiraba contra su equipo. Ni el despliegue de Fran y de Diego Trist¨¢n ni la obstinaci¨®n con que Makaay persigui¨® el gol libraron al Depor del potro de tortura. El empate lleg¨® al principio de la segunda parte y aun as¨ª hubo que esperar a la recta final para tumbar la tenacidad del Lens. Los dos primeros goles deportivistas ofrecieron un detalle curioso: en ausencia de Valer¨®n, fueron sus habituales beneficiarios, Trist¨¢n y Makaay, quienes tuvieron que hacer de asistentes.
Con el vapuleo del Milan rondando en la mente de todos, el Deportivo se vio obligado a remar otra noche con el viento de cara, enfrentado al oleaje que le empez¨® a azotar cuando a¨²n no hab¨ªa tenido tiempo a tomarle la medida al partido. La escena del prematuro gol del Lens record¨® a lo sucedido contra los italianos. Como le hab¨ªa ocurrido al Milan, los franceses s¨®lo necesitaron un remate a puerta para alcanzar el primer gol. Fue un contragolpe fulminante, con una gran galopada por la banda derecha del nigeriano Utaka, todo poder¨ªo, cuyo centro transform¨® Moreira irrumpiendo por el centro. La jugada retrat¨® uno de los m¨¢s graves problemas del Deportivo aparte de la ausencia de Valer¨®n: una defensa que lleva demasiado tiempo convertida en una casa de acogida, siempre dispuesta a agasajar al primer desarrapado que llame a su puerta. Antes siempre estaba Naybet para poner orden cuando las cosas se desmadraban. Pero ¨²ltimamente el marroqu¨ª est¨¢ empe?ado en hacer m¨¢s de lo que sabe y de lo que puede, y al final acaba descuidando el verdadero cometido para el que le pagan.
Era la primera vez que el Lens se asomaba por las cercan¨ªas de Molina, quien, repuesto ya de su lesi¨®n, arrincon¨® a Juanmi antes de lo que se esperaba. Pero tambi¨¦n es cierto que el equipo franc¨¦s hab¨ªa salido con mucho m¨¢s desparpajo de lo que indicaban las declaraciones de humildad en las que se envolv¨ªa en la v¨ªspera su entrenador. A la hora de le verdad, el Lens no mont¨® el cerrojo que se anunciaba ni perdi¨® nunca de vista la porter¨ªa contraria. Despu¨¦s de comprobar el estado de su defensa, hay que concluir que hizo muy bien el entrenador franc¨¦s. Porque en cuanto el Depor apret¨® un poco, se vio que la retaguardia del Lens estaba cosida con papel de fumar.
Tras el gol, el cuadro de Irureta anduvo un rato a la deriva, atenazado por la ansiedad. Eran momentos delicados y apareci¨® entonces la gente que m¨¢s necesitaba el equipo. Fran, por ejemplo. El veterano interior zurdo, mermado por los a?os, pero con la clase de siempre y una determinaci¨®n suplementaria, se multiplic¨® por su banda para conectar con Romero y nunca dej¨® de acudir tampoco a arreglar por el centro los problemas de enlace con la delantera. Tambi¨¦n Trist¨¢n estuvo a gran altura y, en su caso, con un m¨¦rito a?adido. Comprendi¨® muy bien que su nueva funci¨®n de enganche con Makaay le exig¨ªa m¨¢s dedicaci¨®n que de costumbre y, sobre todo, el sacrificio de esa tendencia exhibicionista que tantas veces le pierde. Trist¨¢n estuvo listo, generoso y hambriento, y fue uno los art¨ªfices de que el Depor se sobrepusiera a la pesada carga del gol.
Como hab¨ªa anunciado Irureta, no fue el Deportivo de Valer¨®n, que tej¨ªa y tej¨ªa con paciencia, sino un equipo menos preciso y m¨¢s dispuesto a alcanzar el ¨¢rea por la v¨ªa r¨¢pida. Suficiente, en todo caso, para arrinconar al Lens, al que se le vino encima un temporal. Entonces empez¨® otra clase de tortura para el Deportivo, que durante una media hora larga se volvi¨® miope ante la porter¨ªa francesa, pese a las ocasiones. Cuando al Depor empezaba a rondarle la desesperaci¨®n, Trist¨¢n quiso honrar la memoria de Valer¨®n, su compa?ero del alma, se olvid¨® del ego¨ªsmo del gol y envi¨® un excelente pase bombeado a Makaay que ¨¦ste resolvi¨® como los grandes delanteros, con una volea rabiosa que al fin abati¨® la resistencia del Lens.
Y ni as¨ª pudo el Depor acortar su tortura. El Lens, con todas sus limitaciones, sigui¨® de pie y hubo que esperar hasta el tramo final para que el esp¨ªritu de Valer¨®n se encarnase otra vez en la persona m¨¢s insospechada. Esta vez fue Makaay quien aprovech¨® una p¨¦rdida de bal¨®n francesa con toda su defensa casi el medio del campo y se sac¨® de la manga un impresionante pase de banda a banda resuelto por Capdevila, otra vez providencial, como el s¨¢bado ante el Alav¨¦s. Y s¨®lo en ese momento pudo el Depor poner fin a su tortura.
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