Radiograf¨ªas de la experiencia
Dec¨ªa Ezra Pound que, en poes¨ªa, es conveniente escribir mucho y publicar poco. No parece ser ¨¦ste el lema de Mart¨ªn L¨®pez-Vega (Poo de Llanes, 1975), que en muy poco tiempo ha publicado estos dos libros de poemas, uno de ellos, ?rbol desconocido, galardonado con el Premio Emilio Alarcos en su primera edici¨®n. De la lectura de ambos se desprende una primera conclusi¨®n: constituyen un ¨²nico universo.
M¨¢cula es un libro variado, con momentos de gran intensidad. La propuesta de L¨®pez-Vega, pese a tener fuertes parentescos con el amplio espectro de la poes¨ªa m¨¢s directa y figurativa que se viene escribiendo en la ¨²ltima d¨¦cada, tiene una peculiaridad que la singulariza: el doble apoyo en la cultura y en la experiencia del viaje. Sus poemas, casi siempre escritos en un tono coloquial con muy escasas concesiones al destello revelador y algunas al prosa¨ªsmo, nos habla de lugares, de lecturas, de los rescoldos del pasado, de un tel¨®n de fondo cosmopolita en el que a veces surge la evocaci¨®n de la infancia y de una naturaleza entra?able y entra?ada (son los momentos m¨¢s intensos y po¨¦ticamente m¨¢s felices del libro). La opci¨®n por un lenguaje conversacional se carga, por ello, de referentes culturales, de prolijas apoyaturas literarias y viajeras (en ocasiones la proliferaci¨®n de nombres propios y de referencias culturales debilita la m¨¦dula emocional del poema) y no desde?a el acercamiento a la reflexi¨®n metapo¨¦tica: as¨ª para L¨®pez-Vega "en el poema siempre habr¨¢ / unas gotas de misterio". Si a ello a?adimos alusiones tan expl¨ªcitas como la que abre el poema/traducci¨®n 'Mon¨®logo de Elisabeth Brewster', de M¨¢cula -"estamos hechos de lugares", dice-, el uso de citas insertas en el texto (Baudelaire, ?luard, Jo?o Camilo...) y la incorporaci¨®n de alguna versi¨®n de un poema ajeno (de Nazik Al Malaika), algo que, con acierto, ya hab¨ªa hecho en su anterior Equipaje de mano, hemos de convenir que a las caracter¨ªsticas apuntadas el libro suma cierta calidad de mosaico o palimpsesto que, a pesar de las diferencias que aportan el tono y la ausencia de derivas modernistas, no deja de recordarnos los alardes culturalistas de las po¨¦ticas dominantes en los setenta.
M?CULA
Mart¨ªn L¨®pez-Vega DVD. Barcelona, 2002 90 p¨¢ginas. 7,90 euros
?RBOL DESCONOCIDO
Mart¨ªn L¨®pez-Vega Visor. Madrid, 2002 94 p¨¢ginas. 8 euros
Dec¨ªamos antes que, en cuanto a tono, obsesiones y temas, la frontera entre los dos libros es pr¨¢cticamente invisible, que conforman un ¨²nico universo. Sin embargo, hay otra frontera, ¨¦sta clara y visible, que tiene que ver con la intensidad emotiva (en lo est¨¦tico y en lo sentimental), con la hondura de la propuesta, con la calidad po¨¦tica en definitiva, que en uno y otro libro se advierten. Respecto a ello, hay que decir que M¨¢cula se nos muestra como el n¨²cleo de ese universo ¨²nico al que hac¨ªamos referencia y ?rbol desconocido, como los alrededores del n¨²cleo, es decir, como material po¨¦tico complementario y, por ello, no imprescindible, lo cual resulta parad¨®jico al tratarse de un libro premiado con un galard¨®n tan prestigioso como el Emilio Alarcos. Lo que acaba de rizar el rizo es que el propio L¨®pez-Vega informe al lector, en su nota liminar, de que ha sido compuesto con materiales que quedaron fuera de M¨¢cula y que conforman una suerte de cara B de ¨¦ste. Llamativa confesi¨®n que, de cualquier manera, nos habla de la pertinencia, en este caso, del consejo de Ezra Pound.
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