?Cu¨¢ndo podremos actuar juntos?
M¨¢s divididos que nunca, sumidos en la m¨¢s grave crisis de la historia de la Uni¨®n Europea, los l¨ªderes de la UE se aprestan a encontrar una base m¨ªnima com¨²n sobre la que reconstruir un esp¨ªritu de familia que salt¨® por los aires mucho antes de que en Irak hubiera ca¨ªdo la primera bomba, en la madrugada del jueves pasado. Europa como tal, el ¨²nico bloque mundial con posibilidades de contrarrestar la nueva doctrina unilateral estadounidense, ha estado totalmente ausente en el desarrollo de la crisis debido a ese profundo cisma que la ha convertido en la primera v¨ªctima del conflicto por las irreconciliables posiciones lideradas por Francia y Alemania, de un lado, y por el Reino Unido y Espa?a, de otro.
"Hay que encontrar un territorio com¨²n sobre el que podamos trabajar", insiste el secretario general del Consejo, Javier Solana. Y lo que puede unirles es qu¨¦ hacer en el periodo pos-Sadam
Europa empez¨® a resquebrajarse internamente hace dos a?os y medio por su incapacidad para pactar su transformaci¨®n antes de acoger a 10 nuevos Estados
"Hay un resentimiento ante el predominio estadounidense. Lo s¨¦. Pero la forma para gestionar eso no es la rivalidad, sino la asociaci¨®n", dice Tony Blair
"Europa ha demostrado como nunca que es un gigante econ¨®mico, pero a la vez un enano pol¨ªtico", acusa uno de los directores generales con mayor prestigio en la Comisi¨®n, cuyo presidente, Romano Prodi, repite una y otra vez sentirse "muy triste" por el espect¨¢culo ofrecido por Europa. Horas despu¨¦s de lanzada la guerra, los l¨ªderes europeos segu¨ªan exhibiendo el jueves sus discrepancias poco antes de sentarse en Bruselas en torno a la misma mesa. El presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, lamentaba que el ataque se hubiera producido "sin el aval de la ONU".
Pero el eco de las bombas y los misiles puso en marcha inmediatamente algunos resortes para salvar los muebles, al menos en la posguerra. La consigna est¨¢ lanzada: "Dejemos de hablar de lo que nos divide", ha suplicado Yorgos Papandreu, el ministro de Exteriores de Grecia, el pa¨ªs al que le ha correspondido presidir la UE en este complicado semestre de su historia. "Hay que encontrar un territorio com¨²n sobre el que podamos trabajar", insiste el secretario general del Consejo, Javier Solana. Y lo que los l¨ªderes interpretan que puede unirles algo es qu¨¦ hacer en el periodo pos-Sadam. De inmediato, c¨®mo participar en los programas de ayuda humanitaria en Irak (22 millones de euros ya prometidos, a los que pueden sumarse otros 100), el papel tradicional y secundario reservado a Europa en estos casos. Y adem¨¢s tratar de recuperar el perdido protagonismo de la ONU tanto en el futuro inmediato de Irak como en la reanudaci¨®n del proceso de paz en Oriente Pr¨®ximo.
Ya m¨¢s adelante, recomponer las deterioradas relaciones con Washington en torno a esa lucha contra el terrorismo y las armas de destrucci¨®n masiva, convertidos en el principal objetivo de la pol¨ªtica exterior y de seguridad de Estados Unidos. En paralelo, recuperar en la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa un esp¨ªritu constructivo que materialice la necesaria refundaci¨®n de la UE. "Volveremos a estar en la foto en cuanto acabe la guerra", conf¨ªa un alto diplom¨¢tico del Consejo de la Uni¨®n, "pero necesitamos tiempo para reconstruir la familia".
"S¨®lo puede haber una eficaz posici¨®n europea en el mundo si Francia, el Reino Unido y Alemania, pero sobre todo Francia y el Reino Unido , trabajan juntos", advirti¨® Tony Blair el martes pasado. La aparente invitaci¨®n al acercamiento con Francia fue acompa?ada, como reflejo de la tensi¨®n existente, de la acusaci¨®n a Par¨ªs de practicar una pol¨ªtica exterior "profundamente peligrosa" basada en su enfrentamiento a Washington. El comentario del primer ministro brit¨¢nico es quiz¨¢ el que mejor refleja la doble tarea a la que Europa se enfrenta: recomponer su relaci¨®n con EE UU y definir un nuevo reparto de poder tras la ampliaci¨®n de la UE.
Comienzo de la crisis
Europa, mantienen fuentes del Consejo y de la Comisi¨®n, empez¨® a resquebrajarse internamente hace dos a?os y medio por su incapacidad para pactar su transformaci¨®n antes de acoger, dentro de un a?o, a 10 nuevos Estados en el club (Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Rep¨²blica Checa, Hungr¨ªa, Eslovaquia, Eslovenia, Chipre y Malta), pero las diferencias m¨¢s graves se fraguaron tras el discurso de George W. Bush en enero de 2002, cuando el presidente estadounidense explic¨® su teor¨ªa del eje del mal (Irak, Corea del Norte e Ir¨¢n) y afirm¨®: "Am¨¦rica har¨¢ todo lo necesario para garantizar su seguridad".
A partir de ese discurso, y con otras discrepancias que debilitaban el cierre de filas con EE UU tras el 11-S -como el rechazo estadounidense a un Tribunal Penal Internacional nacido bajo el paraguas europeo-, Bush lanz¨® la primera advertencia a los pa¨ªses de la UE: "La historia nos ha dado una oportunidad de defender la libertad y combatir la tiran¨ªa, y es exactamente lo que vamos a hacer. No bajaremos la guardia hasta terminar. Algunos se relajar¨¢n, otros se cansar¨¢n, pero no ser¨¢ mi caso, ni el del Gobierno de EE UU, ni el de mi pa¨ªs".
Las inmediatas acusaciones de "simplismo" y "unilateralismo" lanzadas desde Europa, y especialmente desde Par¨ªs, fueron tambi¨¦n respondidas primero por el secretario de Estado, Colin Powell , y meses m¨¢s tarde por el jefe del Pent¨¢gono, Donald Rumsfeld, al referirse a la "vieja Europa" representada por Alemania y Francia.
Hasta febrero del a?o pasado, la Uni¨®n Europea hab¨ªa mantenido oficialmente que la operaci¨®n militar en Afganist¨¢n no pod¨ªa verse seguida por otra en Irak porque supondr¨ªa una preocupante ampliaci¨®n internacional del conflicto y un debilitamiento de la coalici¨®n formada tras el 11-S para luchar contra el terrorismo y las armas de destrucci¨®n masiva. Pero ese mes, cuando la UE estaba presidida por Espa?a, todo empez¨® a cambiar, y ya entonces se dibuj¨® la posici¨®n que el Gobierno espa?ol ha mantenido hasta el final.
En una intervenci¨®n ante la Euroc¨¢mara, el entonces ministro espa?ol de Exteriores, Josep Piqu¨¦, anunci¨® por sorpresa que, de producirse un ataque norteamericano a Irak, "que no deseamos", "ya se ver¨¢" cu¨¢l ser¨¢ la posici¨®n europea, que depender¨¢ "de las circunstancias y condiciones". Y anticip¨¢ndose a lo que luego ha ocurrido, Piqu¨¦ a?adi¨®: "Soy un gran defensor del discurso propio de la UE, pero para la seguridad europea es absolutamente indispensable no debilitar esa relaci¨®n. Nadie con sentido com¨²n puede pedirle a la UE que debilite o rompa las relaciones con EE UU. Que nadie espere de la presidencia espa?ola que tenga un discurso que nos aleje de la necesaria colaboraci¨®n con EE UU".
A partir de ese momento, y puesta en marcha la estrategia norteamericana en el terreno militar y en el diplom¨¢tico en el Consejo de Seguridad, los pa¨ªses europeos han ido aline¨¢ndose a favor de Estados Unidos (Reino Unido, Espa?a, Portugal, Italia, Dinamarca y Holanda) o en contra (Francia, Alemania, B¨¦lgica, Finlandia, Grecia, Irlanda, Austria y Luxemburgo). Lo que ha sido calificado como una gran "frustraci¨®n" por Javier Solana, alto representante para la Pol¨ªtica Exterior de la Uni¨®n, o como "el mayor fracaso de la pol¨ªtica exterior y de seguridad" de la UE, en palabras del comisario de Exteriores, el brit¨¢nico Chris Patten.
El m¨ªnimo consenso logrado en la cumbre extraordinaria en Bruselas del pasado 17 de febrero ("la guerra no es inevitable", "nos comprometemos a que la ONU siga siendo el centro del orden internacional" y "debe darse tiempo" a los inspectores) s¨®lo fue un parche para paliar los efectos de la difusi¨®n de dos cartas abiertas. Primero fue la del Club de los Ocho (Reino Unido, Espa?a, Portugal, Italia, Dinamarca, Polonia, Hungr¨ªa y Rep¨²blica Checa) y luego la de los Diez del Grupo de Vilnius (Bulgaria, Rumania, Estonia, Lituania, Letonia, Eslovaquia, Eslovenia, Albania, Croacia y Macedonia), que cerraban filas con las tesis norteamericanas.
Pero, previamente, en Par¨ªs y Berl¨ªn, el presidente franc¨¦s, Jacques Chirac, y el canciller alem¨¢n, Gerhard Schr?der, hab¨ªan suscrito un pacto antib¨¦lico que, en contra de todos los augurios, han mantenido hasta el ¨²ltimo momento. Las graves discrepancias en la OTAN, con la consiguiente "crisis de credibilidad" de la que habl¨® su secretario general, George Robertson, fue s¨®lo un reflejo m¨¢s de lo que estaba ocurriendo.
Dos frentes
En paralelo, la Convenci¨®n sobre el Futuro de Europa, presidida por el franc¨¦s Giscard d'Estaing, ha reflejado, desde que ech¨® a andar en marzo pasado, los dos mismos frentes existentes en la Uni¨®n. Mientras Chirac y Schr?der han presentado por su cuenta propuestas conjuntas sobre asuntos b¨¢sicos como la reforma de las instituciones europeas o la pol¨ªtica exterior y de seguridad com¨²n, Blair y Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar han planteado tambi¨¦n a d¨²o las suyas.
Las franco-alemanas "reflejan m¨¢s un concepto de autonom¨ªa europea", aseguran en la Convenci¨®n, "mientras las hispano-brit¨¢nicas insisten una vez m¨¢s en la conveniencia de mantener el peso de los Gobiernos".
En los dos frentes, en el de la propia UE y en el internacional, Alemania y Francia est¨¢n dispuestas a mantener su arriesgado pacto. En el primer caso, el ministro alem¨¢n de Exteriores, Joschka Fischer, ha sido el encargado de transmitir a varios de sus hom¨®logos, entre otros la espa?ola Ana Palacio y a media docena de los pa¨ªses candidatos, que Par¨ªs y Berl¨ªn pondr¨¢n en marcha la Europa de dos velocidades. Alemania y Francia encabezar¨¢n el grupo de pa¨ªses que deseen avanzar m¨¢s r¨¢pidamente en la construcci¨®n europea. Cuentan entre sus aliados con B¨¦lgica, Holanda y Luxemburgo, y probablemente con Italia. "Francia no se resigna a que Europa quede inacabada", afirm¨® Chirac el jueves, s¨®lo ocho horas despu¨¦s de iniciada la guerra.
En ese terreno, los avances en pol¨ªtica exterior com¨²n y en pol¨ªtica de seguridad y defensa son la clave. En pol¨ªtica exterior, donde Par¨ªs y Berl¨ªn proponen la adopci¨®n de decisiones por mayor¨ªa, "ser¨¢ imposible hacerlo con 25 Gobiernos", aseguran fuentes oficiales francesas, que recuerdan las duras cr¨ªticas de Chirac -"han perdido una buena oportunidad de callarse"- cuando el Grupo de Vilnius se aline¨® con Washington.
En defensa y seguridad, "a¨²n habr¨¢ menos socios dispuestos", a?aden. Pero a nadie le pasa por la cabeza que Alemania y Francia, y especialmente este ¨²ltimo pa¨ªs, no vayan a contar con Londres en el ¨¢rea de la defensa.
"Necesitamos un profundo debate para conseguir una Europa m¨¢s fuerte", ha alertado esta semana pasada en Bruselas Joschka Fischer. De ser as¨ª, los pa¨ªses europeos tendr¨¢n que aumentar sus presupuestos de defensa si Europa quiere dejar de ser "un pigmeo" en asuntos de seguridad, como le gusta repetir a George Robertson. "Europa debe tomar conciencia de la necesidad de expresar su propia visi¨®n de los problemas del mundo y de apoyar esta visi¨®n con una defensa com¨²n cre¨ªble", ha dicho Chirac despu¨¦s de que EE UU lanzara el ataque sobre Irak.
Pero en el terreno internacional es donde la UE tiene el mayor reto. En estos meses, Francia y Alemania, en este caso junto a Rusia, han encabezado la oposici¨®n a lo que Washington entiende por el "nuevo orden mundial". Jacques Chirac ha hecho hincapi¨¦ en la necesidad de "un mundo multipolar". "Estamos a punto de definir la organizaci¨®n del mundo en el que queremos que vivan nuestros hijos", ha advertido el ministro franc¨¦s de Exteriores, Dominique de Villepin.
V¨ªnculo indispensable
En esa l¨ªnea, Fischer explica que no es el v¨ªnculo entre EE UU y Europa el que est¨¢ en juego porque sigue siendo "indispensable" para hacer frente al terrorismo y a las armas de destrucci¨®n masiva, sino la propia relaci¨®n de respeto entre ambos aliados. Para el ministro alem¨¢n, ese v¨ªnculo transatl¨¢ntico necesita una Europa fuerte a ambos lados del Rin, con una pol¨ªtica exterior y de seguridad propias, para que la alianza con Washington sea m¨¢s s¨®lida.
"Hay un resentimiento ante el predominio estadounidense. Lo s¨¦. Pero la forma para gestionar eso no es la rivalidad, sino la asociaci¨®n", comenta Tony Blair. En tono bien distinto, De Villepin lanz¨® en Bruselas el pasado martes el siguiente comentario: "Hay que hablar seriamente con EE UU y dejar claro que apostamos por el multilateralismo, y no por f¨®rmulas como los ataques preventivos al margen de la ONU".
Pero antes de intentar recomponer los nexos con Washington, Europa se apresta a poner su casa en orden. En sus ¨²ltimos contactos, los jefes de Estado y de Gobierno, aseguran en el Consejo, han hablado ya de poner en marcha un t¨¢cito "pacto de no agresi¨®n en la familia". Es el primer paso para poder "estar otra vez en la foto".
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