El Athletic femenino conquista la Superliga ante unos 35.000 espectadores
35.000 personas celebran en San Mam¨¦s el t¨ªtulo en una fiesta de la igualdad
Queda la duda, filos¨®fica, de si las mujeres del Athletic, que ayer obtuvieron el t¨ªtulo de la Superliga (tras golear 5-0 al Hispalis), congregaron a unas 35.000 personas en San Mam¨¦s por amor a un f¨²tbol nuevo, distinto, razonable, deportivo, aficionado, o si por el contrario, esos animosos, educados y festivos espectadores saciaban las ganas de ganar algo, fam¨¦licas desde 1984. Queda la duda y conviene no apresurarse en el juicio, a juzgar por la amalgama de personas distintas: futboleras y no, habituales y no, generalistas y propias del equipo femenino a juzgar por las camisetas que muchos luc¨ªan con el nombre de sus preferidas o familiares (Gaztelu, Iraia, Eva y compa?¨ªa) y por el conocimiento de sus habilidades deportivas.
Las chicas del Hispalis, -un equipo muy joven y buen cultivador de la escuela andaluza de f¨²tbol (pase corto, taconazo y juego de puntera)- ven¨ªan avisadas del ambiente impensable que les esperaba. Por eso, las suplentes del equipo cogieron su c¨¢mara de v¨ªdeo y, mientras las titulares calentaban, se dedicaron a filmar a la Tribuna Principal, que les devolvi¨® una salva de aplausos. Aquello deb¨ªa quedar grabado: 35.000 personas casi abarrotaban San Mam¨¦s y probablemente tardar¨¢n en vivir una situaci¨®n similar. Hab¨ªa que grabarlo, porque de lo contrario nadie les creer¨ªa a su regreso.
Al p¨²blico no le costaba aplaudir. Hab¨ªa un masoquismo sano que consist¨ªa en el deseo de tener dolor de manos por aplaudir y dolor de garganta por gritar. Por vez primera en mucho tiempo, las 35.000 gargantas cantaron el himno del Athletic (bien es verdad que la mitad, porque la segunda estrofa no se la sabe casi nadie), por vez primera se o¨ªan irrintzis en directo, no grabados, coreados por el p¨²blico; por vez primera se hac¨ªa la ola, una costumbre no muy celebrada en San Mam¨¦s. La batalla de las cifras qued¨® a la par. Los hombres congregaron el s¨¢bado a tantas personas como las mujeres el domingo. Incluso funcion¨® la reventa (triplicando el precio) como en los grandes acontecimientos.
Y hubo mensajes continuos. Las chicas del Athletic no se olvidaron de su capitana, Nerea Onaind¨ªa (lesionada en la rodilla y en espera de operaci¨®n) y le dedicaron una camiseta conmemorativa con el lema "Aurrera Nere". A la espalda, algo m¨¢s global: "Eskerrik asko denoei" [Gracias a todos, en euskera].
Pero hab¨ªa m¨¢s. Hab¨ªa, por ejemplo, ansiedad por lograr el primer gol, que se demor¨® 30 minutos, todo un calvario para una afici¨®n que ven¨ªa de fiesta, que so?aba a gol por minuto -vista la diferencia entre ambos equipos-. As¨ª que cuando Tzibi cabece¨® un saque de esquina de Ibarra en el segundo palo, La Catedral se puso de rodillas y acarici¨® la gloria. En aquel momento, una pancarta colgada en una balconada de San Mam¨¦s cobraba todo su sentido: "Con esta garra, sacamos la gabarra". No ocurrir¨¢. Ni el club, ni las chicas del Athletic femenino quieren tama?a celebraci¨®n. Cuesti¨®n de humildad, cuesti¨®n de tradici¨®n, aunque algunos consideraron delito que el Athletic celebrara (sin gabarra, pero en cami¨®n y en balconada municipal) un segundo puesto en la Liga, con Luis Fern¨¢ndez en el banquillo.
La felicidad de ganar algo, que era mucho -un porcentaje de conquista en el igualitarismo de g¨¦neros-, tuvo otros rasgos que no conviene olvidar: ni una patada, ni un mal gesto. Incluso una bandera com¨²n del Athletic y de la Real Sociedad. Otro mundo.
Empez¨® en Sondika
El f¨²tbol femenino vizca¨ªno empez¨® en Sondika. Un grupito reducido de mujeres, jugando ante sus familiares y amigos, soportando algunas chanzas de mal gusto y destinos de mal ag¨¹ero, dieron inicio a lo que hoy es una fiesta que colapsa el metro, agota las localidades y rivaliza con los hombres en aceptaci¨®n popular. Aquel Sondika, y algunos otros equipos no menos meritorios, pioneros, acabaron siendo el Leioa y finalmente el Athletic cuando a Javier Ur¨ªa, candidato entonces a la presidencia del Athletic, se le ocurri¨® crear un equipo femenino y acudi¨® al equipo del Txoriherri que hac¨ªa poco hab¨ªa conquistado la m¨¢xima categor¨ªa, la llamada Superliga, sin perder ni un solo partido. ?llas, y tres futbolistas guipuzcoanas, ser¨ªan el Athletic, el equipo encargado de dar la primera alegr¨ªa en un cuarto de siglo a la afici¨®n rojiblanca. Ahora espera la Copa de la Reina. Y Europa.
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