Nada ser¨¢ como antes
El alcalde Joan Clos afronta el nuevo mandato con menos fuerzas y adversarios m¨¢s crecidos
![Milagros P¨¦rez Oliva](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fs3.amazonaws.com%2Farc-authors%2Fprisa%2F97a0c94b-ac81-47d8-9bfb-3446e6cd7b4f.png?auth=5dc3de42d2bc819f90a3b4d0577320f27f1bc02bffdb8dd14dbc977a9970ff03&width=100&height=100&smart=true)
Nada ser¨¢ como antes en el Ayuntamiento de Barcelona. Tras el susto de la noche electoral, la realidad. Joan Clos ha comenzado a comprobar ya, en los contactos previos para formalizar los pactos de gobierno, que el mandato que tiene por delante va a ser pol¨ªticamente mucho m¨¢s duro que el anterior. Y no s¨®lo porque ha perdido una cuarta parte de la representaci¨®n electoral que ten¨ªa y eso le sit¨²a en una posici¨®n mucho menos dominante que cuando s¨®lo le faltaba un edil para la mayor¨ªa absoluta. Tambi¨¦n porque en las filas de la oposici¨®n se han producido cambios relevantes que sin duda a?adir¨¢n dificultades a su gesti¨®n.
En 1999 Clos ten¨ªa dos aliados posibles y s¨®lo necesitaba uno. Eso reforzaba su posici¨®n negociadora y debilitaba la de los otros dos. Ni ERC ni ICV eran imprescindibles si el otro acced¨ªa al pacto. Por sinton¨ªa y trayectoria previa, el pacto con ICV ten¨ªa prioridad, pero ¨¦sta llegaba a la negociaci¨®n disminuida por el hecho de que los socialistas tuvieran en Portabella una alternativa. Las negociaciones fueron elegantes y nunca llegaron a plantearse en estos t¨¦rminos, pero todos sab¨ªan cu¨¢l era la realidad subyacente.
Esta vez los socios de gobierno pueden exigir mayores parcelas de responsabilidad
El PSC hab¨ªa salido, adem¨¢s, de las urnas notablemente fortalecido. Clos hab¨ªa obtenido cuatro concejales m¨¢s que Pasqual Maragall en las municipales de 1995 pese a haber logrado 33.000 votos menos debido a que la participaci¨®n cay¨® hasta el 51,6%. Por el contrario, tanto ICV como ERC hab¨ªan pasado por las urnas a¨²n tambaleantes por traum¨¢ticos procesos de escisi¨®n, la de los anguitistas en el caso de la candidatura de Imma Mayol y la de los independentistas del PI, que lideraba Pilar Rahola, en el caso de la de Portabella, con quienes tuvieron que competir por el espacio electoral.
ERC sali¨® mejor parada del envite y obtuvo tres concejales. ICV, dos. En total, cinco. Frente a 20 de los socialistas. Ahora los socialistas tienen 15 y sus aliados 10. Ahora los dos son mucho mayores que hace cuatro a?os y los dos son imprescindibles, lo que en este caso debilita la posici¨®n de quien los necesita. Ahora los dos est¨¢n en condiciones de exigir m¨¢s. Y ya han anunciado que lo van a hacer.
La estructura de gobierno del anterior mandato que sali¨® de las negociaciones garantizaba al PSC pr¨¢cticamente el control absoluto de todas las ¨¢reas de gesti¨®n. No s¨®lo aplic¨® una reforma del organigrama que puso al frente de los 10 distritos de la ciudad a 10 concejales socialistas con funci¨®n ejecutiva, sino que en las ¨¢reas donde se cedi¨® capacidad de gesti¨®n a los aliados -como el Instituto Municipal de la Vivienda y Parques y Jardines en el caso de ICV, y el Patronato de Turismo, Proeixample y el zoo en el caso de Portabella- se establecieron mecanismos que garantizaban el control superior por parte de la mayor¨ªa socialista.
Esta vez, sin embargo, los socios de gobierno van a exigir mayores parcelas de responsabilidad. Jordi Portabella ya apunt¨® en la negociaci¨®n de 1999 su inter¨¦s por el ¨¢rea de Urbanismo. Ahora insiste, y aunque el PSC ya se ha encargado de hacer saber que nunca ceder¨¢ el control de este estrat¨¦gico ¨¢mbito de decisi¨®n, del que depende no s¨®lo el dise?o futuro de la ciudad, sino tambi¨¦n la bonanza econ¨®mica de las arcas municipales, no cabe duda de que la posici¨®n negociadora de Portabella es ahora mucho m¨¢s s¨®lida. Algo tendr¨¢n que ceder a cambio. Y algo sustancial.
Lo mismo ocurrir¨¢ en el reparto de las concejal¨ªas de distrito. Los dos socios aspiran a poner al frente de los peque?os ayuntamientos que constituyen los distritos a representantes suyos. Y pueden exigir la proporci¨®n que les corresponde: seis para los socialistas, dos para ICV y dos para ERC.
Pero con los acuerdos de gobierno no terminar¨¢n las dificultades del alcalde en este nuevo mandato. Su grupo municipal ha quedado muy mermado y el mandato que se avecina tendr¨¢ un car¨¢cter mucho m¨¢s pol¨ªtico, como ya lo ha tenido la fase final del que ahora termina. Con dos importantes contiendas electorales a la vuelta de la esquina, en las que se dirimir¨¢ nada menos que el cambio pol¨ªtico en la Administraci¨®n catalana y la estatal, es dif¨ªcil que la vida municipal quede al margen de las controversias que se generen y es previsible que los socios de gobierno tengan necesidad de hacer visibles sus diferencias.
Tambi¨¦n en los bancos de la oposici¨®n se han producido cambios que someter¨¢n a Clos a un mayor marcaje pol¨ªtico. Hasta ahora, la labor opositora de CiU no ha inquietado mucho a la c¨²pula socialista. Jordi Pujol siempre ha enviado a la batalla de Barcelona a sus mejores capitanes, pero ¨¦stos siempre han dejado el Ayuntamiento tras la derrota. En 1999, despu¨¦s de una agresiva campa?a, Joaquim Molins no s¨®lo abandon¨® la nave, sino que tras su estrepitoso fracaso, que redujo el grupo de CiU a 10 concejales -cuando antes hab¨ªa tenido 13 y 16-, dej¨® el grupo municipal noqueado por m¨²ltiples fracturas. Trabajo tuvo el eficiente Joan Puigdollers para recomponer la situaci¨®n.
Ahora llega Xavier Trias y no s¨®lo le disputa al alcalde su pedigr¨ª socialdem¨®crata, sino que anuncia que piensa quedarse por lo menos 12 a?os. Cuando alguien con la experiencia pol¨ªtica y de gesti¨®n que puede exhibir Trias anuncia que va a concentrarse en las tareas de oposici¨®n municipal, es mejor no ignorarlo. Trias ha dado ya los pasos para cohesionar un equipo que har¨¢ de termita y piensa seguir disputando a Clos la enorme franja electoral de clase media que se considera cosmopolita y avanzada en lo social. El voto de centro.
Tambi¨¦n Alberto Fern¨¢ndez D¨ªaz -que vuelve a sus or¨ªgenes bregado en la batalla municipal- acude al Ayuntamiento crecido por el aumento de votos que ha cosechado en la campa?a m¨¢s adversa que ha lidiado, en la que tal vez el acoso a que ha sido sometido le ha valido un mayor apoyo en las urnas.
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