El prisionero es libre
Esta antolog¨ªa asume que la poes¨ªa de Francisco Pino (Valladolid, 1910-2002) es como el cauce de un r¨ªo. Aqu¨ª encontraremos fondeaderos para recorrer las etapas y recodos del curso de sus poemas: el tiempo original donde nace, la indecisa tensi¨®n donde se estanca, el torrente del ¨¢nimo, el indeterminable caudal de la fantas¨ªa, su esperanzada desembocadura. Un r¨ªo movido por la pasi¨®n, que discurre por las redes del deseo y se remansa en poemas que son, como el alma, todas las cosas.
La mirada es objeto de su propio mirar. En la densidad de un tapiz que recobra la imagen del mismo vivir, su obra es espejo de una vida que se contempla a s¨ª misma, que se encarna en el poema, y all¨ª anida. El poema y el poeta objetos de s¨ª mismos, a la par, sujeto y objeto de una realidad que se hace presente y se construye en el aire y en el ser de la corporeidad del poema. La mirada y su reflejo son componentes esenciales de la escritura de Pino, de una imagen proyectada en un espejo de agua: "y as¨ª habr¨¢s de gozar, cual goza el r¨ªo, / cambiando lo que ves en un reflejo, / dando a tu realidad un quieto olvido". Un espejo l¨ªquido que transcurre en un presente puro, y m¨¢s all¨¢ de la est¨¢tica percepci¨®n de los ojos, un r¨ªo que refleja la dif¨ªcil y arriesgada existencia vivida. El emblem¨¢tico poema P¨¢jaro equivocado, as¨ª lo dice: "Vuelva a nadar el pez; de otra manera, / el que se quiso si invisible f¨²lgido, / vuelva a nadar, mas esta vez en agua / propia, sencilla, de inaudible m¨²sica; / siempre y nunca".La paradoja que ofrece la relatividad de ese siempre y ese nunca, muestra la unidad que da sentido al simb¨®lico equilibrio de toda su escritura. ?se es el principio y el fin de los m¨¢s de sesenta libros de una obra que miramos como quien mira al cielo y descubre el orden del universo. Esta antolog¨ªa es una irreprochable muestra de una veintena de esos libros, desde sus primeros poemas a la abierta desembocadura de sus ¨²ltimos versos. Siempre y nunca estaba en prensa cuando el pasado octubre falleci¨® Francisco Pino, por lo que es, como aclara Esperanza Ortega, "la antolog¨ªa de un poeta vivo, presente, actual", de quien hizo del olvido de s¨ª mismo una marca vital y despleg¨® su generosidad en una escritura abierta a cumplir as¨ª el sentido final de ese canto et¨ªope con el que inicia Antisalmos: "El fr¨ªo abajo, la luz arriba / el hombre ha muerto, el prisionero es libre".
SIEMPRE Y NUNCA
Francisco Pino
Edici¨®n de Esperanza Ortega
C¨¢tedra. Madrid, 2002
303 p¨¢ginas. 9 euros
Esperanza Ortega es quiz¨¢ quien mejor conoce la vida y la obra de Pino, forma parte de ellas. Desde una autonom¨ªa integrada en el coherente y circular avance de su vuelo, establece el relato de su destino po¨¦tico. Su imprescindible estudio introductorio da cuenta del hilv¨¢n que urde el devenir de una escritura esencialmente de vida, y se sirve no s¨®lo de la mudanza del curso de un r¨ªo, tambi¨¦n de la imagen que identifica su obra "con un caleidoscopio, en cuya ventana se suceden distintas figuras, compuestas siempre por las mismas piezas", nunca las mismas y siempre diferentes en la mirada. Salvada la irreductibilidad sin traicionarla, presta a la obra de Pino un contexto que incita al deseo. Aqu¨ª est¨¢n sus mejores poemas, y desde ellos alcanzamos a ver el orbe desde un mismo y distinto punto. Un libro hermoso y merecido, decisivo en su radical y plural unidad, lectura obligatoria para saber de la vida a pesar de la muerte: "?te morir¨¦! ?me vivir¨¢s?". Un sue?o sincero, y al fin, una deuda saldada.
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